La Loca Esa (novela Cristiana)

44. Encuentranos.

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Cuatro años antes.

— Por favor, ¡Quiero ir! — rogó Laia, al borde del llanto.

— Hija, no puedes — intercedió Finley, intentando calmar a la pequeña que no dejaba de sollozar, terminando de trenzarle el cabello a su hija más joven, Laia hizo un puchero mientras Finley le colocaba una flor de plástico rosada en una de sus trenzas —, sabes muy bien que este viaje es para que tus hermanos mayores pasen tiempo de calidad con Patrick — Finley hizo una mueca de disgusto al recordar que lamentablemente la sangre que corría por las venas de sus hijos mayores no era la misma que corría por las suyas —...su padre biológico. 

— Padre es el que cría, papá — dijo Dafne, sentada en un sofá individual, terminando de arreglarse para el encuentro con Patrick —, no el que engendra y tu — Dafne se puso de pie y abrazó a su padre por la espalda, aunque tan solo tuviera trece años Dafne tenía la misma estatura de Finley, en un par de años más ya sería más alta que su padre — ¡Eres el mejor papá del mundo! — Dafne dio un giro feliz, doblando una camisa y colocándola en el interior de su maleta — ¡Aun así quiero ver a bio-papá! Lo extraño.

Finley acarició el cabello de su hija y le dio un beso en la mejilla.

— Gracias, mi amor.

Laia observó atenta la escena, antes de abrazar a Finley de la misma forma que lo hizo Dafne minutos antes.

— Te amo, papá — Finley sonrió. 

— También te amo, pero eso no significa que te dejaré ir con tus hermanos — al instante Laia se separó de su padre.

— ¡Esto es opresión! — grito la pequeña niña exaltada.

— Llámalo como quieras, pero no te dejaré ir con tus hermanos, ellos necesitan este tiempo a solas con Patrick, apenas ha hablado con los niños en sus últimos años, por eso es muy importante que tus hermanos hablen y pasen el tiempo con él a solas — Finley se cruzó de brazos, puede que Genevieve fuera más alta e imponente, incluso más salvaje que su marido, pero con su elegancia y firmeza Finley le hizo saber a su hija que no podría ir.

— ¡Pero papá...!

— No, Laia, ya no más, por esa puerta no vas a salir — informo Joshua, mirando con una sonrisa torcida a su hermanita, la cual después de un rato haciendo pucheros imitó la sonrisa de su hermano mayor.

— Bien, no por la puerta, ¡Pero sí por la ventana! ¡Iré! ¡Quieras o no! — Laia abrió la ventana de la sala y salió por ella, bajo la mirada confusa de todos, ¿Enserio esa niña de diez años creía que no podían atraparla? Y la confusión de todos fue aún mayor cuando Laia volvió a entrar por la ventana, con un rostro derrotado —. Ya no hay respeto en esta casa — bufo Laia, subiendo las escaleras —, si esto sigue así me veré obligada a vender a Joshua como esclavo y fugarme del país. 

— ¿A dónde y con permiso de quien iba esta señorita saliendo por la ventana? — preguntó Genevieve, entrando en la casa por la ventana.

Finley negó divertido, pensando en qué clase de cosas habría pensado su hija como para creer que la dejarían salirse con la suya.

— Quiere ir con Dafne y Joshua a ver a Patrick.

Genevieve termino de entrar en la casa y deposito un cariñoso beso en la mejilla de su marido, para después dejarse caer en el sofa.

— Heredó mi testarudez, sin duda tiene mi mal carácter — Finley camino hasta su esposa y algo alterado señaló sus botas militares.

— Genevieve, ¡Llenaste de tierra mi alfombra favorita! — Genevieve se puso de pie de un salto y miró alterada las huellas de tierra que iban desde la ventana hasta la costosa alfombra de flores carmín. 

— Uy...perdon mí amor, ¡Pero mira! ¡Laia también manchó la alfombra! — Finley miró a su esposa con una ceja levantada.

— ¿Enserio acabas de echarle la culpa a tu hija? — Genevieve se encogió de hombros.

— ¿Quizás...?

Finley suspiro.

— Te calentare la cena, luego lavaré la alfombra. 

Genevieve se quitó las botas rápidamente y corrió descalza tras su esposo.

— Perdón, mi amor, ¡Yo mañana la limpio! Esa alfombra es demasiado pesada cuando esta mojada, demasiado pesada para ti — Finley miró molesto a Genevieve.

— No es solo la alfombra, solo que...— Finley dejó caer un plato en la mesa frustrado — ¡Paso todo el día limpiando la casa, cuidando de tus hijos y más...encima tengo que soportar que vengas a hacer desorden! — Genevieve puso los ojos en blanco y abrazó a su esposo, el cual inevitablemente empezó a sollozar.

— Amor, no estas asi solo por la alfombra, ¿Verdad? — Finley negó, recostado aun en el pecho de Genevieve.




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