La Loca Esa (novela Cristiana)

50. Atrapada.

Kevin


Günther.

Como odiaba ese nombre.

Aunque ya hubiera pasado una semana no había más forma de explicarlo que odió, odió por aquel tipo que había asesinado a su hermana, odió por el hombre que había dañado a su hermano, golpeado a su madre y posiblemente traumado a Ada, el mismo hombre que le había provocado un bloqueó psicológico tan grave que la hizo olvidar al perpetrador de tal masacre.

Tantas vidas arruinadas.

Tanto dolor y sufrimiento.

¿Y para qué? ¿Sólo por querer intimidar a la chica que amaba? No, Günther no sabía que era amar, ni siquiera lo hizo por Katherina, todo lo que hizo fue debido a su asqueroso deseo con Aidan, todo eso con tal de poder violar a un niño. A Haza no le gustaba pensar que hubiera pasado si la policía no hubiera llegado cinco minutos después de que Katherina cayó muerta, quizás Günther se habría llevado a Aidan y hubieran matado al resto, si no fuera porque un miembro del personal del hotel logró llamar a la policía antes de ser asesinado todo podrían haber terminado diferente y todas esas posibilidades eran igual de aterradoras, ojala Harper no hubiera dicho nada, ojala no hubiera hablado, pero no se podía cambiar el pasado, aunque ciertamente el suicidio de Harper fue un evento desafortunado Haza no pudo sentir nada al respecto, no sintió nada cuando vio el cuerpo de Harper colgando de la ventana en la carretera, nadie de su familia lo hizo, nadie, ni siquiera Ada lloró, Aidan estaba dormido, cortesía de los calmantes que le dieron y lo cierto es que se sintieron casi decepcionados de que ella hubiera escogido ese camino, querían que pagara, querían verla en la cárcel, no muerta.

Haza había pasado casi dos años culpandose por la muerte de su hermana, su prima y la violación de Aidan, dos años en los que todos en la ciudad la culparon, dos años en los que Imogen la trato como la mayor escoria del mundo, Harper lo supo desde el principio, pero decidió guardar silencio todo ese tiempo y dejarla cargar con la culpa en silencio. Haza aun se sentía un poco culpable, pero al menos ya no tanto, después de todo Haza los había incitado a volver a estar juntos, recordaba a la perfección el día en que los presentó, Katherina con su mirada curiosa y tranquila, y él, completamente encantado con aquella sencilla y dulce joven. Al principio su relación era como un cuento de hadas: perfecta, él la consentía, le daba tantos regalos y tantas muestras de afecto que Haza llegó a sentir celos por Katherina, ella quería eso, sentirse amada, deseada, pero después de descubrirlo todo no pudo evitar sentir asco por ser tan ciega y no ver el monstruo que era en realidad. Haza no iba a mentir, sentía cierto resentimiento hacía Harper por dejarla creer que era su culpa la muerte de todas esas personas, pero ahora que estaba muerta...no valía la pena guardar dichos sentimientos.

A Haza ya no le sorprendía despertar y tenerlo a su lado, la primera vez había entrado en pánico al pensar que había abusado de ella, pero al encontrarse vestida y sin una sola señal inusual en su cuerpo se tranquilizó un poco, claro que aún desconfiaba, aunque para intentar ganar su confianza Günther le había dado acceso a las cámaras de seguridad para verificar que lo único que había hecho era acostarse a su lado y dormir.

A Haza todavía le sorprendía como Günther había logrado hacerse pasar por otra persona y como se aprovecho de la situación, ahora entendía la razón por la cual desaparecía cuando Evangeline o algún otro miembro de su familia estaba cerca, todo con tal de evitar que lo reconocieran y arruinaran su plan. Haza se odio a sí misma por no recordarlo, por dejarlo acercarse a ella, ese día en el río había sido casi mágico para ella...se sentía feliz, se sentía amada, querida, deseada...lo único que recordaba después de eso fue caminar descalza y empapada por la calle, cuando una camioneta negra la jalo en su interior, sentir un pinchazo en su brazo y todo se volvió negro.

Pero allí, acostada, con el asesino de su hermana y violador de su hermano empezó a hacer memoria, temerosa de haber olvidado algo que Günther pudiera usar en su contra.

El detonante de la relación entre Katherina y Günther fue simple: un golpe.

Los abusos verbales ya eran algo común, Kevin/Günther jamás lo hacía con algún adulto cerca y si lo hacía en presencia de Haza o Aidan siempre lo hacía parecer un juego, haciendo que ambos acabarán de su lado, siempre hacía parecer a Katherina como la mala: diciendo cosas como que aludían a un comportamiento malo; iba desde decir que su vestimenta era reveladora, que había mentido, que la había visto en una actitud muy coqueta con otro hombre, luego pasó a cosas más graves; robaba cosas de la casa y las dejaba en lugares en donde Katherina era la culpable evidente; el dinero del diezmo bajo la almohada, unos aretes escondidos en la ropa, cigarrillos en los calcetines y droga en los libros de geometría.
Lo increíble era que Katherina siempre lo admitía, tanto que hasta ella empezó a creerlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.