La Loca Esa (novela Cristiana)

53. El que habita bajo el abrigo del Altisimo...

"El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente."

Salmo 91-1

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Ocho años antes.

Aidan recordaba las cálidas tardes de primavera, recordaba estar saltando de arriba y abajo sobre el verde, y suave césped, Haza también saltaba, riéndose, Dan intentaba dispararles con pistolas de agua, pero casi bailando los mellizos esquivaban las balas de agua, también recordaba haber visto con curiosidad un camión de mudanza y una fila entera de autos, de allí bajaron cientos de personas, todas tomaron las cosas del camión y las entraron en la casa, aquella enorme casa con piscina al final de la calle.
El chico recordaba a Katherina colocándose los zapatos y preguntándole si quería ir a su trabajo, en la tienda de helados de la ciudad, por la mente infantil de Aidan desfilaron cientos de imágenes de deliciosos y frescos helados, Dan aprovechó el descuido de Aidan y terminó por rociarlo con su pistola de agua, mojando por completo su camisa, aun así eso no le importo.

Se despidió de su mejor amiga y de su confidente de matriz, para luego sentarse en la parte trasera de la bicicleta de Katherina, Aidan pasó el resto del viaje ignorando las quejas de Katherina porque Aidan había mojado su espalda con su camisa húmeda, estaba demasiado concentrado pensando en los cubos de gelatina de fruta que podría comer en la heladería.

Aidan daba saltitos impaciente a que Katherina abriera la tienda, su boca se hacía agua de tan solo pensar en los cubitos de gelatina, ya casi podía sentir el sabor a piña, mandarina y limón en su boca.

— ¡Rápido que me voy a desmayar! — suplico Aidan, alentando a Katherina que abriera la tienda.

— Ya, ya, ya, ¡Deja de ser tan goloso! El mes pasado me descontaron el 30% de mi sueldo por todos los helados, los cubos de gelatina y las gomitas que comiste.

— ¡Alimentame! ¡Soy un niño en crecimiento! ¡Mi cuerpo es 70% agua y 30% azúcar! — Aidan se sujeto de la mano de su hermana, fingiendo que estaba mareado —. Se...me esta nublando la vista.

Katherina rodo los ojos y abrió la heladería, al instante Aidan se puso de pie y corrió directamente hacía el congelador, sacando una enorme bolsa de cubitos de gelatina.

— Eres el rey del drama — Katherina se coloco el delantal y se puso detrás del mostrador —, tan chiquito y tan manipulador, ¿No te da vergüenza, Aidan?

Pero el niño estaba concentrado en comerse los cubitos de gelatina.

Aquella tarde fue bastante tranquila, hasta el momento ningún cliente había llegado y Aidan estaba en un pequeño banquito, al lado del mostrador, pegando algunas pegatinas de gel en su cuaderno, todo era tan tranquilo, hasta que...

— ¡Hola! ¡Soy Aidan! ¡Bienvenido a la heladería Arcoiris de Sabores! ¿En qué te puedo servir? — Katherina bufo, apartando a su hermanito del mostrador para atender al cliente.

— Aidan, por favor, quédate quieto y déjame trabajar.

— ¡Pero te estoy ayudando! — dijo el niño al borde del llanto.

Katherina sonrío, ignorando a su hermano, al ver hacía el frente quedo completamente en silencio al ver un chico bastante atractivo de su edad, quien tenía la mirada fija en Aidan, que seguía con su sonrisa de servicio al cliente. Katherina reaccionó cuando Aidan la jaló de la mano, indicándole que el cliente aun no estaba siendo atendido.

— Si quieres yo lo atiendo.

— ¡No! ¡Eres muy pequeño! ¡La última vez que intentaste ayudarme te caiste con un barril de helado de vainilla! ¡Tenías vainilla hasta en la conciencia! — Katherina sonrío, mirando como su guapo cliente se sonrojaba, al instante su corazón se estremeció de alegría al pensar que un chico tan guapo como él podría fijarse en ella —. Hola, soy Katherina, bienvenido a la heladería Arcoiris de Sabores, ¿En qué te puedo servir?

El chico permaneció en silencio unos segundos, mirando fijamente a Aidan.

— ¡Oh! ¡Disculpa! ¡Es mi hermanito! No le prestes atención, lamento que te incomode — el chico sonrío, su sonrisa era la más hermosa que Katherina hubiera visto en su vida.

— No me molesta, es tierno — por fin los ojos del chico dejaron de mirar a Aidan, pero Katherina ni siquiera noto a donde miraba el chico, estaba tan embobada con su belleza que no prestó atención a los pequeños detalles —. Soy Günther y me gustaría un helado de vainilla, por favor. 

Actualidad

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Cuando eres violado es muy difícil dejar de pensar en eso.

Cuando Aidan fue violado por primera vez fue tanto el trauma que su mente bloqueo el recuerdo, haciendo que olvidara aquel fatídico acontecimiento, permitiendo así que Aidan siquiera con su vida como si nada hubiera pasado...confiando en Günther como si fuera su amigo...su cuñado, eso le permitió a Günther abusar de Aidan miles de veces más y todas esas veces las olvido...al menos hasta que fue violado frente a sus hermanas y madre.

Era muy difícil dejar de pensar en ello.




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