"¿Por qué te abates, alma mía, y {por qué} te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez {por} la salvación de su presencia."
Salmos 42:5
Cuando Joshua era pequeño solía pensar erróneamente que su familia era perfecta, porque cuando eres feliz crees que todo está bien.
Su madre, Adelaida era una ama de casa del montón, buena madre, sí, buena esposa, también, buena cristiana, obvio...¿Buena salud? Ahí estaba el problema. Adelaida siempre fue una mujer con una salud muy frágil, tanto que a veces Joshua pensaba que estaba fingiendo, él a veces fingía sentirse mal para no ir al colegio, pero luego el cabello largo de su madre empezó a caerse, su piel era más pálida, tanto que el jugo de uva ya no la ayudaba y cada vez estaba cansada, en todo ese tiempo Patrick había hecho todo lo posible por estar con sus hijos y hacerlos sentir bien, ajenos a la situación, pasaban horas jugando en el parque o yendo a comprar juguetes, dulces y visitando a la tía Genevieve. A veces Patrick desaparecía por varios días para ir al hospital a acompañar a Adelaida, pero siempre compensaba a sus hijos por su ausencia, pero un día Adelaida no volvió del hospital.
¿Alguna vez hiciste algo que no sabías hacer? Usualmente cuando no se sabe cómo hacer alguna cosa se busca ayuda de una persona que si sepa al respecto, Joshua intento hacer aquello, pero por más que perseguía a su padre por toda la casa él simplemente no le prestaba atención,estaba demasiado concentrado en ir a ayudar a reunir dinero para algunos comportores que iban a ir a hacer trabajo misionero en el extranjero, tan ocupado que ni siquiera recordaba que sus dos hijos no habían cenado, mucho menos desayunado. Joshua lo perseguía impacientemente intentando saber cómo preparar unos huevos revueltos, la comida favorita de Dafne, pero por más que el niño le perseguía o lo llamaba él simplemente lo ignoraba.
- Papá...- dijo el niño jalando del saco del traje de su padre - ¿Sabes cómo hacer huevos revueltos? De esos que mamá hacía, Dafne los quiere.
Al no ver ninguna respuesta por parte de su padre, Joshua pensó que quizás la vecina podría ayudarle, por eso espero a que su papá se fuera al trabajo e intento ir a la casa de su vecina, pero al intentar salir se dio cuenta que la puerta estaba cerrada con llave. Joshua ya estaba acostumbrado a ello, pasaba los días jugando y mirando televisión, aunque debía admitir que extrañaba ir a la escuela y a clases de futbol, pero su padre le decía que solo debía esperar un tiempo, mientras la situación económica se volvía más estable, esa respuesta le parecía logica, para su pequeña mente de ocho años solo debía esperar, pero entre más pasaban los días sentía que su padre se alejaba más de ellos, ya ni siquiera les leía la Biblia con dibujos para ir a dormir, como solía hacerlo antes, ahora dedicaba todos sus días al trabajo como pastor de la iglesia, pasando días enteros sin ir a casa.
Las horas pasaban y Dafne empezaba a tener más hambre, además de que la niña no dejaba de llorar con su pañal sucio. Joshua no sabía qué hacer, también tenía hambre, los ositos de goma eran ricos, pero no le quitaron el hambre, además de que no sabía cómo calmar a su hermana, ella solo lloraba y lloraba.
Finalmente, Joshua cansado del llanto de su hermana supo lo que debía hacer: cocinar unos huevos revueltos para ella; su madre tan solo tardaba cinco minutos en hacerlos, ¿Qué tan difícil podría ser? Para un niño que apenas empezaba a acostumbrarse a la ausencia de su madre...muy dificil. Romper los huevos era fácil, lo difícil era hacer que cayeran en el plato, después de algunos pequeños accidentes Joshua fue mejorando, entonces pensó que su padre de seguro tendría hambre al llegar del trabajo, por eso decidió hacer más, la pequeña Dafne parecía haber dejado de llorar y mostrarse interesada en lo que hacía su hermano, por eso poco a poco se acerco, Joshua no entendía porqué los huevos no se veían cómo los de su madre, ya llevaba mucho tiempo revolviéndolos con una cuchara, pero todavía estaban muy líquidos y no sabían nada rico, entonces recordó que su madre usaba una sartén para ello y un líquido especial, busco por toda la cocina el sartén y el aceite, y cuando los encontró los coloco en la estufa, dudo mucho en hacerlo, sus padres siempre le decía que se alejara de allí, pero Dafne tenía hambre, debía hacerlo. Joshua se sorprendió de que al girar una rueda fuego empezara a salir de unos pequeños agujeros en la estufa, pensaba que tendía que encender un cerillo o algo así, al colocarlo todo junto empezó a notar como poco a poco se parecían más a los que hacía su mamá, estaba orgulloso.
Al terminar Joshua se sentó con Dafne en la sala, usualmente no tenían permitido comer frente a la televisión, pero como su padre no estaba y él no le decía nada pensó que estaría bien, los huevos no sabían tan deliciosos como los de su madre, pero estaban ricos, Dafne por fin dejó de llorar y Joshua espero pacientemente a su padre, para sorprenderlo con la cena, pero al llegar fue recibido por gritos, su padre no dejaba de gritarle por el gran desastre que había hecho, además de que había dejado la estufa encendida. Más tarde ese día su padre llamó a su hermana, la tía Genevieve, para que se los llevará porque "No puedo soportarlo más, no los quiero, sin ella no los quiero", Joshua no comprendió lo que pasaba, pero sabía que era algo malo, porque casi al instante que su tía cruzó la puerta empezó a gritarle a su padre, su tía estaba demasiado enfadada, tanto que inevitablemente hizo llorar a su hermano, Joshua se asustó al ver a su padre llorar, pero se asustó aún más cuando su tía Genevieve dijo que tenían que llevar a Dafne al hospital, ya que tenía la piel muy rozada y maltratada por un pañal que no se había cambiado en días.