Hoy me levanté sin ganas de hacer nada, me costó demasiado cuando sonó el despertador levantarme de la cama. No creo que haber puesto el nombre de uno de los libros de Lisa en uno de mis trabajos de la universidad fuese una gran idea.
Llegué tarde a la universidad por quedarme en la cama veinte minutos más de lo que debería, cuestionándome mi existencia y el por qué no me quedaba en la cama en vez de ir a estudiar. Diciéndome que en ese momento es lo que en verdad necesitaba.
Pero aun así, aun estando hecha una mierda, como lo he estado muchos días desde su muerte.
Me levanté.
Hace unos meses me sentiría orgullosa de mí misma por este acto, ahora me pregunto, ¿para qué?
Pero finalmente, con el tiempo justo, llegué a la universidad.
Y ahora, aquí estoy sentada esperando a que el profesor diga mi nombre para entregarle el pendrive con el trabajo.
-A los demás os lo iré pidiendo a lo largo de la semana.-Suspiré y empecé a recoger todo lo rápido que podía para salir por la puerta y llegar a casa.
Cuando finalmente ya estaba en la puerta de la universidad una voz me detuvo.
-Noa.-Me giré. Y ahí estaba Blanca, una chica que había conocido esta semana que llevábamos de clases y con la cual compartiría piso. Ella se mudaría a nuestro piso dentro de unos días pero me contactó hace una semana para irnos conociendo.
Blanca es algo más alta que yo. No se puede decir que sea una chica sencilla, se nota que tiene dinero y tampoco es como si lo quisiese esconder, en realidad, parece que va gritándolo por todos lados.
-Hey -Dije mientras ajustaba la mochila que tenía en el hombro izquierdo. Ella frunció el ceño, probablemente pensando porqué sonaba tan desanimada.
-¿Sigue en pie el plan de esta tarde?-preguntó algo tímida.
-Sí, claro- contesté yo sonriendo para aligerar el ambiente, y decidí cambiar de opinión sobre lo de irme a casa directamente. Ir con Blanca a la cafetería me distraería y me hará bien. -Vamos en mi coche ¿Dónde dijiste que estaba?- Ella sonrió. Nos subimos al coche y emprendimos el camino hacia la cafetería. Me distraje al son de la batería que sonaba por la música que habíamos puesto en la radio, alejando los malos recuerdos.
-Te lo acabas de pasar.-Rodé los ojos.-Puedes dar la vuelta en esa rotonda de ahí adelante.
Suspiré y apreté los labios intentando relajarme. Blanca no tenía la culpa de mi mal humor. Así que tome una respiración profunda lo que terminó por relajarme del todo.
Finalmente entramos a la cafetería y me sorprendí por lo acogedora que era. No era muy grande pero estaba bien distribuida, una parte de la barra se encontraba ocupada por un grupo de adolescentes de no más de quince años que, sentados, estaban charlando y riendo. Había bastante gente pero no la suficiente como para que se sintiese excesivamente lleno.
Detrás de la barra estaba una chica de más o menos nuestra edad hablando con una señora que tendría unos cuarenta años.
Tenían mesas repartidas por todo el lugar, y en el fondo había un pequeño escalón haciendo que unas cuantas mesas, que tenían sofás en vez de tener sillas, quedaran a distinta altura que las demás mesas.
Nos sentamos en una de estas, era una mesa bajita con dos sillones uno en frente de otro.
La señora que había visto anteriormente en la barra se acercó a nosotras con una libreta en la mano.
-Hola, ¿Qué tal chicas?-Preguntó antes de llegar completamente a la mesa. Sin embargo al llegar a ésta se paró de golpe, parecía que había visto un fantasma todo esto con la mirada fija en mí.
-¿Está todo bien?-Pregunté algo preocupada por su drástico cambio. En ese momento pareció volver en sí, junto el color de su cara.
-Sí, si tranquila cariño.-Dijo con una gran sonrisa y volviendo a acomodar la libreta en sus manos para pode apuntar cómodamente nuestro pedido.
-Nosotras estamos muy bien, Gloria.-Dijo Blanca respondiendo a lo que había preguntado Gloria de primeras.- ¿Qué tal estás tú?-Esto ya pareció devolver del todo a Gloria a la realidad.
-Genial, ya ves aquí, sobreviviendo, cada vez tenemos más clientela.-Dijo.
- La verdad es que parece que os va muy bien.-Contestó Blanca sonriendo.
- Si la verdad es que sí.-Hizo una pequeña pausa para sacar la tapa del bolígrafo.- ¿Qué vais a querer?-.
Después de pedir ella se marchó y Blanca empezó a barrer disimuladamente la mirada por el local, parecía que estaba buscando a alguien. Yo me quedé mirándola fijamente esperando una explicación, cuando ella al recorrer el local con la mirada se encontró con mi mirada fija pegó un pequeño salto.
- ¿Estás buscando a alguien?-Pregunté, y ella se sonrojó.
-Mmm...-Respondió.
En ese momento se abrió la puerta, y Blanca siguió con la mirada a alguien así que yo me giré.
-¿Es él a quién buscabas?-Pregunté. Ella tardó unos segundos en contestar como si estuviese en otro mundo. Sacudió un poco la cabeza hacia los lados y me miro a mí. Mientras el chico ya se había adentrado del todo en la cafetería y se puso a hablar con la chica que minutos antes hablaba con Gloria.
-No. El es Enzo.-Dijo volviendo a apartar la mirada de mí. Sé que la está poniendo nerviosa por hablar conmigo de esto. Pero esto no parece un simple amorío parece que tuviese toda una historia detrás y eso me causaba mucha curiosidad.
-¿Y quién es Enzo?-
-El mejor amigo de Hugo-
-¿Y quién es Hugo?-Suspiré ya algo cansada.
-El primo de Sara.-Y aunque pareciesen un caos de respuestas que no me llevarían a ninguna parte, todo empezó a encajar en mi mente haciendo que una gran sonrisa apareciese en mi rostro.
-Sara es la chica que está ahí, ¿verdad?-Ella asintió.- ¿Trabajan aquí los tres?-Ella volvió a asentir.-Entonces... La persona que andabas buscando era Hugo verdad.-Su cara empezó a tomar un tono rojizo, pero no un rojo como el de antes que no se notaba prácticamente nada, no. Ahora mismo Blanca tenía la cara como un tomate.