-¡Noa!-Gritó alguien detrás mío pero yo no podía dejar de mirar lo que estaba pasando.- ¡Noa!- Volvió a repetir Laura cuando ya estuvo al lado mío.
Pero lo dijo tan alto que la persona a la que llevaba mirando fijamente por unos segundos se girase, y me mirase asustado.
-¿Ese no es...?-Empezó a decir pero no la deje terminar.
-Sí.-
-Y esta...-
-Eso parece.-
-¿¡Y no deberías estar ahí gritándole!?-Me gritó.-Es el novio de tu hermana, y se está morreando con otra.-
Vi como el chico se fue apresurado.
-¡Le has dejado escapar!-
-Vamos tengo que hablar con Lisa.-
-Joder tía, si que estas cabreada.-
Noté como alguien me sacudía.
Cuando abrí los ojos me escocían debido al cansancio acumulado, Hugo había vomitado por la noche, supongo que para expulsar lo que sea que se hubiese metido y yo después de eso no había podido conciliar el sueño, así que acabe viendo películas.
Hasta que vi que ya no estaba como un peso muerto si no que se acomodaba en el sillón abrazando al cojín, hasta se le caía la baba de lo profundamente dormido que estaba.
Solo después de eso me relajé y supongo que una vez dejé de estar tensa y alerta me dormí.
Así que cuando abrí los ojos me encontré con la expresión cansada de Hugo, unas grandes bolsas oscuras se encontraban bajo sus ojos y no parecía haberse levantado de buen humor.
-Toma.-Dijo dándome un café.
-Gracias.-Contesté incorporándome y cogiendo el café, tenía la sensación de que había pasado bastante tiempo desde que me dormí, lo que calculo que fue por las siete de la mañana.-¿Qué hora es?-Pregunté.
-Las doce.-Contestó sentándose a mi lado. Yo dirigí en ese momento la mirada al sillón donde hace unas horas descansaba cuestionándome si debería preguntar que si estaba bien, pero en vez de eso dije.
-¿Por qué me has despertado? Tenía sueño.-Dije y me sentí estúpida al hacer esa pregunta cuando se podían hacer miles mucho más importantes en este momento.
-Necesitaba hablar contigo.-
-¿Del motivo por el que anoche terminaste así?-
-No.-
-¿Del motivo por el que Diego y tu os odiáis?-
-No.-Suspiré pensando en otra cosa.
-¿El motivo por el que Enzo apareció preguntando por ti cuando me dio mi coche y cuando llegué a la cafetería donde había quedado contigo me encontré a Gloria llorando?-
-Tampoco.-Resoplé cansada por su actitud.
-Entonces no merecía la pena que me despertases.-Contesté frustrada, dejando el café en la mesita y volviéndome a tumbar enrollada en mi manta y totalmente encogida porque Hugo estaba sentado en el mismo sofá en el que yo me encontraba tumbada.
-Estás enfadada.-Afirmó.
-¿Tú crees?-Pregunté girándome para mirarle fijamente.-Tú, ¿cómo estarías en mi lugar?-
-Tienes razón.-
-Gracias, ya lo sabía, pero siempre está bien que te lo recuerden.-Dije echándome la manta por encima de la cabeza decidida a ignorarle.
-Lo siento.-Yo alcé una ceja.-Lo siento mucho.-En ese momento volví a echar para abajo la manta dejando mi cabeza al descubierto.
-Me preocupaste. ¿Algún motivo por el que me avisaste a mí y no a Enzo o a Sara?-
-Siento haberte preocupado, pero me hubiesen echado la bronca como a un niño pequeño.-
-Tienes que pensar las cosas antes de hacerlas, sino hubiese sido por Diego...-Pero me interrumpió.
-Joder..., tenía la esperanza de que hubiese sido una alucinación.-
-Pues no, no lo fue. Diego me llamo para decirme dónde estabas exactamente porque tu no habías dicho nada claro.-Contesté frustrada recordando todos los sucesos de anoche.
- A ver tampoco es para tanto.-Dijo.
-¿Que no ha sido para tanto?-Prácticamente grité.
- A ver ha estado mal pero...-
-Pero nada.-Suspiré.- ¿Eres adicto?-
-¿Qué?-Gritó esta vez él.-Claro que no.-
-Me lo tendrás que demostrar si no se lo diré a Enzo.-
-De acuerdo de acuerdo, no tendrás que hacerlo.-
-Eso espero.-
-De todas formas solo te he despertado porque me tengo que ir y te quería dar las gracias.-
-Vale.-Le acompañé hasta la puerta y cuando la abrí me sorprendí al ver a Enzo a punto de llamar.
-Le llamé para que me viniese a buscar.-Aclaró Hugo. Yo asentí.-Descansa, siento que tuviese que estar cuidando de mi.-
-No hay problema.-Iba a cerrar la puerta pero antes se giro de nuevo a mi dándome un abrazo y susurrando gracias de nuevo.
No paso mucho tiempo desde que se fueron cuando se escucho como metían la llave en la cerradura y la puerta se abrió.
-¡Ya estoy aquí!-Gritó Blanca desde la entrada.
-Hola.-Dije poniendo en pausa la película.- ¿Y todas esas bolsas?-Pregunté al darme cuenta de la cantidad de bolsas de ropa que llevaba en las manos.
Mi madre quiso hacer una tarde madre e hija, y fuimos de compras.-Dijo posando las bolsas llenas de ropa encima de la mesa de la cocina.
-Venga enséñame lo que has comprado.-dije.
Ella empezó a probarse ropa, y la verdad es que no me gustaba prácticamente nada, ella vestía cosas que yo me pondría en la vida. En ese sentido éramos muy diferentes.
Hasta que después de estar veinte minutos probándose ropa se probó un vestido azul precioso que me encantaba sin embargo a ella parecía odiarlo.
-Me encanta.-Comenté sin poder evitarlo, cuando llevaba veinte minutos diciendo que le quedaba muy bien pero que no era mi estilo
-Si quieres te lo regalo, yo no me lo voy a poner.-Dijo y la miré con una mezcla de horror y sorpresa porque no entendía como no la podía gustar ese vestido.
-¿Qué dices? ¿Cuánto cuesta ese vestido? Estaría todo el rato pensando que lo voy a romper.-
-No seas exagerada, venga pruébatelo.-Dijo dándomelo, con una gran sonrisa mostrándome que de verdad estaba feliz de dármelo.