Ezequiel regresaba a la casa de Biancy y Martha esperaba en la puerta, junto con el abuelo Ramón.
- No hay señales de ella, nadie la ha visto... busque por todas partes y...
En ese instante Martha se abría camino y con el gesto de su mirada interrumpía a Ezequiel. Biancy venía de regreso, justo detrás de Ezequiel.
Ezequiel se volvió para mirar y Martha corría para ir a abrazar a su hija.
- Perdóname mami... perdóname...
- No pasa nada amor... tranquila.. ven... ¿sabes que te amo, verdad?
Biancy asentía con la cabeza y no dejaba de llorar.
- No sé cómo explicar lo que ha pasado, pero, si estamos juntas seremos más fuertes...- agregaba Martha al tiempo que secaba las lágrimas del rostro de Biancy.
Ezequiel se aproximaba a ellas y ayudaba a Martha a colocarse sobre sus pies. Luego le daba un abrazo a Biancy y agregaba
- Mañana iremos a la ciudad, temprano, sería bueno que vayan a dormir temprano.
Ambas miraban a Ezequiel y asentían con la cabeza. Al tiempo que Ezequiel les indicaba para que entren a la casa.
El abuelo abrazó a Biancy una vez le pasó por su lado. y Biancy respondió con mucho amor aquel abrazo.
- ¿Puedo quedarme unos minutos, por favor...? Quiero mirar las estrellas. -decía Biancy-
Martha miraba a Ezequiel y al abuelo, y luego miraba a Biancy y le indicaba que si con la cabeza.
-Unos minutos, luego tienes que descansar... ¿de acuerdo?
-De acuerdo...
Martha y el abuelo entraron a la casa, Ezequiel en ese instante se retiro, y Biancy se sentó a la vera, en la galería de la casa e inclino su mirada hacia las estrellas.