La Luna de Emily

Historia de Amor

Sergio

En el reloj dan las cinco de la mañana, me levanto como todos los días, voy al baño lavo mi cara y mis dientes, enciendo el televisor con las noticias y comienzo mi rutina diaria de ejercicios. Corro un poco en la caminadora, algunos ejercicios de peso, nada espectacularmente extenuante solo algo para mantenerme en forma. En las noticias no hay nada especial, solo lo mismo de todos los días. Luego de tomar aire voy a darme una ducha, me visto, preparo mis cosas y bajo a desayunar. Camino hacia la cocina mientras reviso mi celular, está lleno de mensajes de: "Feliz cumpleaños".  En la cocina veo que mi padre está ahí preparando el desayuno.

— Buenos días papá.

— ¡Feliz cumpleaños hijo!

— ¡ Gracias! ¿Qué haces?

— ¡Tu desayuno de cumpleaños! ¿y qué más?

Desde que mamá murió, él ha seguido con la tradición del desayuno de cumpleaños, yo no lo cuestiono, es algo que le gusta hacer y además hace seis años que no tenía uno.

— ¿Cuándo llegaste papá?

— Anoche, la idea era no tener que volver a Berlín pero tu hermano no me da paz.

Eso no me sorprende.

— Solo tú crees que puedes retirarte a la Toscana tranquilo y dejar lo demás a cargo de Harry.

Me parece que está senil, pero no sé lo digo, lo tomará como falta de respeto.

— ¿Y a cargo de quién más? Tú andas jugando a "no me interesa nada de mi vida" en Estados unidos, además, ya es hora de que Harry tenga algo de responsabilidad.

Definitivamente está senil. Escojo no seguir hablando del tema, porque terminara en una fuerte discusión, eso es algo de tratar con más calma. El desayuno está listo y se ve exactamente como los de mi madre, waffles con fruta, crema chantilly y miel encima, dos tiras de tocino y un homelet con jamón ahumado y queso parmesano. Pareciera que ella está aquí.

— ¿Cómo haces para que te queden los waffles igual que los de mamá?

— Años de verla prepararlos, después de intentar e intentar quedaron algo parecidos.

 — Mucho la verdad.

Le digo mientras los saboreo. Él sonríe melancólico, aún la extraña mucho.

— ¿Cómo es posible que has estado tanto tiempo en Estados Unidos y no regresaste con una estadounidense?, Son extraordinariamente maravillosas.

— Qué mamá lo fuera, no significa que todas lo sean papá.

— Si... supongo.

Está algo pensativo, sé lo que pasa por su cabeza; en cómo conoció a mi madre, No me molesta escuchar esa historia otra vez.

Mi madre era una mochilera, rubia, alta, ojos azules, con la sonrisa más hermosa jamás vista. Después del colegio solía tener trabajos de medio tiempo, para su graduación logró ahorrar lo suficiente para tomar una mochila con lo necesario y comprar un pasaje de avión. Comenzó en España y siguió con países al azar, su meta era conocer toda Europa, hasta que llegó a Italia. Mi padre es de Sicilia, pero por ese tiempo estudiaba en Roma. Era solo un joven universitario, sin aspiraciones y con ganas de divertirse, desperdiciaba el tiempo en fiestas y esas cosas que mi hermano hace y que mi padre entiende solo como una etapa de la vida.

— Aún lo recuerdo como si fuera ayer. ›› Llegamos con unos amigos a una cafetería cerca de la "Fontana di Trevi' nos gustaba mucho ir ahí, no solo por los deliciosos "biscotti' y la espectacular "torta di Melle ". También habían hermosas meseras. Ese día después de una larga noche de fiesta, decidimos desayunar ahí. Todo parecía normal, hasta que una mesera nueva nos pidió la orden. Yo la vi y algo nuevo se encendió en mí. No era como las otras chicas no, si me encantaba verlas y coquetear con ellas, pero esta me paralizaba con solo su mirada ¡Para que ver el cielo si ella lo llevaba en sus ojos! Tenía acento extraño y hablaba lo básico del idioma italiano. Uno de mis amigos le preguntó su nombre, ella contestó; Ali. Un bonito nombre para una linda chica, pensé. Mientras desayunábamos la miraba atender a todos los clientes, no me perdía de ninguno de sus movimientos. Cómo movía sus manos al servir los platos, los gestos que hacía cuando se equivocaba al escribir la orden de los clientes, tachaba y seguía escribiendo, la manera en que disimuladamente me buscaba y regresaba su mirada a lo que estaba haciendo al encontrarse con la mía, y la forma en cómo se sonrojaba cuando le sonreía.Toda ella era simplemente hermosa. Eso era algo que mis amigos no entendían cuando trataba de explicárselo de camino a la universidad, no entendían que ella no era normal, y no solo "me gustaba" como otras chicas. Era solo algo que ni yo supe cómo explicar en ese momento. Era simplemente ella.

No pude sacarla el resto del día de mi cabeza, así que decidí que por la noche volvería a la cafetería, y así lo hice, pero antes pasé comprando una rosa, creí que sería un lindo detalle, no se vería demasiado. Al llegar a la cafetería, ella estaba sentada en una de las mesas de afuera, escribía una carta. Por un momento me sentí derrotado, ¿Qué tal y le escribía a su novio?, Bueno... pensé; no lo sabrás si no lo averiguas. Decidí quedarme a una distancia prudente mientras ella terminaba su carta, escribía y tomaba un pedazo de tiramisú con la mano izquierda, y se lo metía a la boca. Cuando empezó a doblar el papel, y a meterlo en un sobre, decidí acercarme.

— ¿Carta para tu novio?

Ella me miraba sorprendida, y curiosa.

— Tal vez.

— Qué afortunado es, igual me encantaría obsequiarte está rosa, por deslumbrar al mundo con tu belleza.

No pudo evitar sonrojarse, y tímidamente tomó la rosa.

— Gracias, es un lindo detalle.

— ¿Me puedo sentar?

Tarda unos segundos en contestar

— Si claro.

Todo fue inmediatamente mágico, comenzamos a hablar a contarnos nuestras vidas, supe que era de un lugar llamado Alexandria en el estado de Virginia, qué su color favorito era el verde y su comida, el rotinni, que le encantaban los desayunos de su país, y lloraba cuando estaba molesta. También me contó que en su viaje a Francia conoció los campos de lavanda y que estuvo casi un día entero contemplándolos, me habló sobre cada uno de los lugares en los que estuvo y me contó que su siguiente destino era la toscana y que planeaba irse con lo que guardaba trabajando en la cafetería. No sé cuánto tiempo estuvimos sentados, pero cuando miramos a nuestro alrededor las calles estaban casi vacías y la cafetería estaba cerrando.



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En el texto hay: accion, amor, explotacion sexual

Editado: 25.10.2023

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