Jakob se está poniendo más insoportable de lo normal, ya tiene el reemplazo de las dos chicas que han muerto en este mes, y, aun así, seguimos atendiendo un cliente por hora, parece que el negocio no va tan bien. Ya parece un club de la zona viva de Berlín y no un exclusivo como eran sus planes. Si es humillante y cansado atender un solo cliente, uno por hora todas las noches es indescriptible.
— Es horrible me duele todo.
Exclama Erika mientras intenta sentarse
— Es temporada baja, siempre pasa eso.
Explica Sheryn que lleva más tiempo aquí que el resto
— Aun así, es mejor que 30 min por 15 € que es lo que hacen en otros clubes.
Agrega y yo no puedo creer lo que está diciendo.
— ¡¿Pero qué dices?! Nosotras no vemos ni un centavo de eso, da igual si es una hora, media o una noche por el precio que sea. No recibimos nada.
— Pero tienen donde vivir, comida y están vivas.
No es posible, definitivamente no doy crédito.
— ¿Comida? ¿A esto le puedes llamar comida? ¿Te parece que Anne se suicidó porque esto es vida?
Lois está tan molesta que parece que llorará. Creo que todas estamos llegando al límite.
— Pues no, pero esto es lo que tienen, o lo hacen o las matan, o... hacen lo que hizo Anne, son las opciones que tienen.
Sheryn se va molesta, igual todas nosotras estamos molestas con ella. Cada vez se parece más a Jakob, lo trata como si fuera el salvador del mundo porque cree que la rescató de la calle, pero no la rescató solo la movió a otro lugar para seguirse aprovechando de ella. Respiro profundamente para no tener que pelear con ella. Las chicas nuevas no entienden el idioma así que no se dan cuenta de nada, aparte de que aún siguen procesando lo que su nueva vida es. La latina siempre está llorando, Erika que también es latina, trata de calmarla y le ayuda a adaptarse. Sin embargo, la chica taiwanesa siempre está callada, nadie puede comunicarse con ella, tratamos de hacerlo señalando las cosas. Imagino lo difícil que es para ella querer expresarse y no poder.
Todas subimos a nuestras habitaciones para tratar de descansar un poco antes de comenzar de nuevo. Con solo pensarlo comienza a dolerme el pecho horrible, la desesperación me invade por completo. Camino de un lado a otro, siento que me asfixio, mi pecho duele cada vez más y es insoportable. Trato de respirar, pero no está funcionando, no quiero llorar, pero las lágrimas salen solas, me tiro a la cama y ahogo los gritos en la almohada. Debo salir de aquí, necesito salir de aquí, pero no puedo. Debo encontrar la manera. Trato de distraerme y no pensar en eso, y lo primero que veo en mi mente son los ojos azules de Sergio, y sus manos sobre mi piel, no puedo evitar sonreír cuando eso pasa. El dolor del pecho va disminuyendo un poco, quiero volver a verlo. Me levanto de la cama y camino hacia el baño para darme una ducha, busco un vestido hermoso, me maquillo y peino. Bajo las escaleras con la esperanza de que quizá hoy si venga. El club aún está cerrado, las chicas aún están arriba y Jason prepara todo para hacer sus cócteles.
— ¡Pero que resplandecientes luces hoy!
No puedo evitar sonreír, el siempre es muy dulce y me da ánimos,
— Y tienes una espectacular sonrisa. Eso no se ve todos los días.
Yo sé que no, pero últimamente tengo desbalances emocionales donde aparecen sonrisas de vez en cuando. Es bastante extraño.
— Gracias
— Sheryn aparece en la barra y me ve sorprendida. Parece que aún sigue molesta.
— ¡Vaya! ¿Tu aquí temprano sin necesidad de rogarte para bajes a trabajar?
Como siempre con sus comentarios sarcásticos juzgando cualquier tipo de conducta diferente que uno pueda tener.
— ¿Qué? ¿no pueden existir los milagros?
— Espero que es ese milagro no tenga nombre.
— ¡Por Dios Sheryn! deja ya el drama.
Definitivamente no soporto sus cosas. Odio que crea saberlo todo, aunque tenga un poco de razón, pero ella no entiende porque ella no siente el dolor en el pecho que siento yo. No siente esa opresión asfixiante que casi me mata. ¿Qué de malo tienen que yo haya encontrado una forma de calmarlo? ¿Por qué no quiere verme bien? O al menos tratando de sobrevivir en este mundo tan horrible. La odio cuando se pone en ese plan tan absurdo.
Las puertas finalmente se abren, ya es hora. Los clientes comienzan a entrar al cabo de unos minutos y a ocupar las mesas. Piden sus bebidas y se las llevamos mientras nos tocan el trasero, se supone que debemos sonreír. Yo sigo viendo a la puerta de entrada cada que puedo. Sigo repartiendo bebidas, los clientes van cada vez más borrachos. y pronto empezarán a pagar por estar con nosotras una hora. Una de las chicas nuevas, se tropieza y derrama una bebida en la camisa de un cliente, este se levanta muy molesto alzando su mano para golpearla, pero un hombre alto con un cuerpo muy definido se interpone entre el cliente y ella. El cliente grita algo que no logro escuchar por lo alto de la música y este le responde, al cabo de un rato el cliente regresa a su lugar en la mesa aún molesto, y el hombre escolta a la chica a la barra donde estoy yo esperando por los tragos que serviré. Se acercan y ella se sienta en un taburete pone sus manos en su cara y comienza a llorar, yo quiero decirle que se calme, porque si Jakob la ve así le dará los golpes que el cliente no le ha dado. pero no sé tanto español y ella no entiende nada de inglés, y mucho menos de alemán. Yo aún apenas lo manejo.Trato de buscar a Erika, pero es tarde, Jakob viene hacia nosotros, saluda a Sergio y ve a Clara, luego me ve a mí, observándome con una ceja levantada queriendo saber que ha pasado. Dirijo mi mirada hacia Sergio tratando de darle a entender que no diga nada.
— Iba caminando y se calló, aún no se acostumbra a las sandalias de tacón alto.
A Jakob eso no lo interesa, así que no le tomará importancia y no la golpearla por eso. A menos que el cliente se queje por lo del trago, ahí si no la salva nadie.