Emm
Se ha convertido en mi esperanza. Todas las noches me visto y bajo al club esperando verlo, y la verdad es que aún no tengo la información que me ha pedido, siento que él me sacará de este lugar. Es que Sergio tiene algo que me hace sentir tan segura. Cuando estoy en sus brazos siento que todo estará bien y cuando me ve, su mirada, es tan hermosa que incomoda.
Me hace sentir extraña.
Todo en mi se paraliza solo con su mirada y lo único que puedo hacer es reír nerviosa y preguntar por qué me ve, o pedirle que deje de hacerlo porque no sé exactamente qué debo hacer cuando paraliza mi mundo con su mirada. Y como es costumbre, cada vez que el viene a mi mente me es imposible no recordar sus manos sobre mi piel. La manera en la que me hace sentir cosas que nunca pensé que podrían sentirse y la forma en la que mi cuerpo reacciona a sus caricias, como si se conocieran de antes y se encontraran de nuevo. Nuestros movimientos, y los latidos de nuestros corazones al unísono, todo forma una hermosa pieza que encaja perfectamente.
Hoy decido usar el vestido azul marino con escote profundo que usé el día que lo conocí, es su color favorito, y le gusta como se ve la separación de mis pechos que yo siempre me he considerado poco femenino, pero a él, ya lo he descubierto con la mirada clavada en ese punto. También sé que me observa cuando camino por la habitación desnuda después de hacer el amor. No sé si en realidad es hacer el amor, pero no se siente como el sexo normal así que eso debe de ser.
¡Y si no lo es, no me importa!
Hoy es un día en el que ando inusualmente feliz, tanto que no me interesa lo que los demás digan. No me interesa Sheryn y su mal humor, Jakob y sus gritos, Karenna y su forma de dar órdenes que nadie sigue, o si la chica Taiwanesa ya dice palabras en alemán, definitivamente no me interesa que el club este lleno y que Jason necesita ayuda con el bar. Y todo eso deja de interesarme aún menos cuando frente a mi están esos ojos azules observándome detenidamente con esa media sonrisa, que lo hace ver dulce y sexi a la vez.
El mundo se detiene , simplemente todo pasa a segundo plano una vez que nuestras miradas se observan, mientras brillan al finalmente haber encontrado lo que buscaban. Siento esa sensación en el pecho como plenitud y orgullo, quizás, al percibir su expresión feliz al verme nuevamente, casi como si me hubiese extrañado. Y ahí está, mi corazón va tan rápido que parece que colapsará. Y yo no sé cómo calmarlo.
Otra vez su mirada me desarma y no sé qué hacer, hasta que el extiende su brazo pidiéndome tomar su mano, cosa que yo hago, la tomo sin pensarlo dos veces. Me guía hacia la puerta de al lado de la barra que conduce a las habitaciones. Justo después de cerrarla me guía hacia las escaleras y a la mitad de ellas me empuja suavemente hacia la pared y me acorrala con su cuerpo pegado al mío. Me besa de una manera como si quisiera comerse mis labios, y me acaricia como si fuera a desaparecer.
Ansioso y desesperado.
Seguimos así entre besos, caricias, sosteniéndonos en todas las paredes hasta que logramos llegar a la habitación, y acorralándome de nuevo sube mi vestido y toca mis mulos tan suave y dulcemente mientras va bajando mi ropa interior dejando en mi piel incesantes caricias, tan placenteras que hace que mis piernas tengan vida propia al punto que cuando él las coloca alrededor de su cintura estas simplemente obedece al contacto de sus manos. Y así quedamos unidos piel con piel, labios con labios, comenzando con besos, continuando con el melodioso sonido de nuestros jadeos juntos, que terminan en la boca del otro y con una pared que sirve de soporte entre cada estocada que lleva a nuestros cuerpos a la completa perdición.
Igual que el sofá, las mesas de noche y la cama.
— Hola
Digo con una voz agitada, recordando que estábamos tan ocupados sintiéndonos por toda la habitación, que olvidamos saludarnos.
— Hola
Dice con una sonrisa mientras me besa dulcemente. Y esta vez la sensación es diferente, es suave, cálida, y le da a mi corazón calma. De repente este deja de correr y simplemente flota, como cuando dejas que el agua te lleve hacia donde ella desee, mientras yo solo veo el cielo, azul en sus ojos.
— ¿Dónde habías estado?
— Tuve que viajar por unos asuntos. ¿Tu cómo vas?
— Aún nada.
El suspira, pero no hace más preguntas simplemente continúa besándome, y nos perdemos nuevamente, unimos nuestros cuerpos completamente y con nuestras manos entrelazadas disfrutamos de esa sensación extraña. Pero esta vez puedo asegurar que si es amor.
Abro los ojos lo y busco a mi lado, y no está, siempre se va mientras estoy dormida. Quisiera poder despertar un día y encontrarlo a mi lado. Despertarlo con besos y hacer nuevamente el amor, mientras los primeros rayos del sol nos observan desde la ventana, usar solo su camisa mientras cocinamos el desayuno, y nos desayunamos en la mesa de la cocina también. Quizás solo sentarnos en un sofá a ver películas, o solo caminar de su mano hacia cualquier lugar.
Me permito soñar por un momento hasta que veo a mi alrededor y me doy cuenta de que esta habitación no tiene ventana, que esta no es una casa, que Sergio solo es un cliente y que yo no soy una mujer que podrá tener ese tipo de vida. Probablemente pido demasiado, sueño demasiado, pero no puedo evitarlo,
No puedo evitar enamorarme de la idea del amor, aunque solo exista en mi cabeza. Y es que; él es lo más parecido al amor que he conocido en toda mi vida después de la muerte de mis padre, ya que luego de ese fatídico día, nada volvió a ser lo mismo, y el amor dejó de ser parte de mis momento.