Todo ha cambiado, la confirmación de que Elena no se suicidó le da un giro a mis planes grandemente, veo mi celular y tengo varias llamadas perdidas, mi equipo ya está en Berlín esperándome en el hotel, para repasar la operación de mañana, ignoro esas llamadas y mensajes, y desde un teléfono de emergencia marco el número de mi plan b.
— ¿Quién habla?
— Sergio Manccini, necesito hablar con Paolo Manccini
— Espere un momento.
Se escucha solo silencio por algunos segundos, una voz áspera llega a mis oídos por medio del auricular del celular, de hablar pausado y en un perfecto italiano.
— ¿A qué se debe este gran milagro?
— Me gustaría conocer a la familia de mi padre.
— ¿Y tu padre está de acuerdo?
— No se lo he preguntado.
— Bien... se lo comentas luego. Enviare un mensaje a este número para darte instrucciones
Cuelga la llamada y tomo mi otro celular, escribo un mensaje rápido, a Michael explicando que debo arreglar asuntos con mi padre, y que estaré en el hotel mañana por la tarde. Recibo una respuesta rápida, un simple "ten cuidado con lo que haces". Y claro que lo sé, y sé que debo tomar precauciones para evadir al FBI porque también están sobre mí, Michael ha vigilado todos mis pasos desde que estoy en Berlín, pero Emily ha sido una gran distracción para todos. He invertido el suficiente tiempo en ella, mientras hago otras cosas, para despistar. Todos creen que no sé saben lo que hago porque perdí la cabeza por una "puta".
Todos creen que estoy buscando la manera de salvarla, y por eso me vigilan sin mucho ímpetu, pero, aunque si quisiera hacerlo no estoy seguro si deba quizás si deba considerarla como daño colateral. Aún estoy manejando cuando el mensaje con las instrucciones llega. Me especifica que maneje a un centro comercial, estacione el vehículo y actué como un comprador normal, Yo lo hago y camino como si fuera específicamente a buscar algo y no como si esperara a alguien. Entro a una tienda de electrónica y busco unos audífonos, los míos los he perdido. Estoy un rato tratando de escoger cuales llevar, pero nada pasa. Finalmente me decido por unos, los pago y salgo de la tienda, sigo caminado y recuerdo que no he comido nada así que veo un Subway y escojo el sub del día, me siento en una mesa a comerlo mientras finjo ver mi celular. Algo llama mi atención.
Una librería.
Siento ganas de ir a ver que podría de encontrar que a Emily le pudiese gustar. Después de terminar mi sándwich, tiro las envolturas en un basurero y camino hacia la librería, entro en ella y camino entre los estantes, buscando un título interesante. No sé porque razón, pero me gusta regalarle libros. Me gusta observarla acostada en la cama leyendo. Se ve increíblemente sexi, y es encantador ver sus gestos mientras va avanzando en la historia. A veces pasa de curiosidad a indignación y en ocasiones suele suspirar y pegar su libro en el pecho, como si ella sintiera cada una de las emociones de los personajes. Recuerdo verla así mientras leía ¨la secreta vida de las abejas¨ Sigo caminado entre estantes cuando un título llama mi atención. "El temor de un hombre sabio" de Patrick Rothfuss. Reconocí el autor porque ella muy emocionada me contó la historia de Kvothe y como después de leer "El nombre del viento", se había quedado queriendo saber que continua, en la vida del increíble pelirrojo. Examino el libro por un momento y decido que tal vez sea bueno regalarle algo que aun no haya leído y quiere leer, aunque me gustaría regalarle los libros que le han ayudado a sobrevivir todo este tiempo.
Pero quizás sea mejor que sepa que pasó con Kvothe
camino hacia la caja para pagar el libro, y justo en ese momento mi celular vibra en mi bolsillo izquierdo, lo tomo normalmente y leo un nuevo mensaje con nuevas instrucciones. Dejo el celular en el bolsillo nuevamente y camino hacia el estacionamiento trasero del centro comercial y busco una camioneta gris con una mano saliéndose de la ventana del copiloto. Cuando me acerco la mano comienza a mover sus dedos como si confirmara que es la correcta. Actuando normalmente tomo la manija de la puerta trasera y subo, un hombre está sentado ahí, se acomoda un poco para darme espacio. El conductor de la camioneta hace salir el auto del estacionamiento lentamente y él y el copiloto observa cuidadosamente que no haya nada extraño. El que está a mi lado, revisa mis bolsillos y toma mis tres celulares, los apaga y los coloca en una bolsa junto con mi arma, y mi identificación y placa de agente del FBI, también toma los nuevos auriculares y el libro de Emily.
Descubre mi camisa y revisa si no llevo micrófonos u algo extraño y después de asegurarse que estoy limpio me coloca una capucha en la cara y unas esposas en las manos. Siento que la camioneta comienza a moverse más rápido. Perdí la noción del tiempo y no tengo ni idea cuanto estuvimos en el auto solo sé que la camioneta se paró un par de veces. Nuevamente hemos parado y escucho el sonido de un portón abriéndose, avanzamos y la camioneta se apaga. El hombre de al lado me ayuda a bajar y me conduce hacia alguna habitación ya que escucho puertas abrirse y cerrase. Me sienta en una silla abre mis esposas y retira mi capucha. La luz es cegadora, pero cuando me acostumbro veo que me encuentro en una bodega, hay filas de sacos apilados, No tengo ni idea de que contendrán. Frente a mi tengo una mesa con una botella de whiskey y dos vasos, y en el otro extremo un hombre, de unos cincuenta y tantos años con el pelo entre cano y su barba hace un candado. También entrecanas. Va elegantemente vestido. Si no fuera por la barba juraría que es mi padre.