La Luna de Emily

No hay tiempo de tener miedo

— Lo siento he mojado tu camisa.

Veo su hombro totalmente empapado por mis lágrimas.

— Tranquila, está bien.

Me regala una bonita sonrisa combinada con esa mirada tierna que me hace sentir como una chica normal. Se escuchan dos golpes en la puerta, anunciando que se ha acabado el tiempo. Él mira su reloj y confirma que ha pasado una hora. Eso es extraño porque él suele pagar la noche completa, desde que Jakob tiene esa promoción en el club.

— Ve a vestirte, necesito que entres al baño cierres la puerta y no la abras hasta que yo te diga ¿tienes el celular?

Corro al closet y busco mi caja de zapatos, tomo el celular y observo las otras cosas que tengo guardadas ahí.

— Podrías llevarte esto, no me gustaría perderlas

Él se queda pensando un momento, toma su chamarra y envuelve mis recuerdos con ella. Yo quito mi collar de luna de mi cuello y se lo doy para que la guarde también. Vuelven a tocar la puerta dos veces. Él se acerca a mí y me da un tierno beso.

— Tranquila sí, hoy saldrás de aquí.

Sale de la habitación, yo corro a buscar algo que pueda usar para salir de este lugar, y lo único que encuentro es un blue jean que tome de la habitación de Sheryn hace un tiempo y escojo una de mis camisetas de dormir, también encuentro una sudadera negra, así que decido usarla. Me doy cuenta de que los únicos zapatos que tengo son de tacón alto, así que, no tengo más opción que usar las sandalias que uso durante el día mientras se hace el aseo del club. Entro al cuarto de baño y cierro la puerta, me siento en la taza del baño, pero la desesperación no me deja permanecer quieta un segundo, así que comienzo a caminar por el pequeño espacio del cuarto de baño con el celular en la mano. Después de unos minutos la pantalla se ilumina. Un nuevo mensaje:

*Un hombre entrará en este momento a la habitación, necesito que hagas

todo lo que te pida. Confía en mí.

¿Un Hombre? ¿Por qué no él? Escucho la puerta de la habitación abrirse y luego cerrase. Sus pasos llegan hasta la puerta del cuarto de baño, yo contengo la respiración. Escucho un golpe en la puerta, y una voz con un fuerte acento italiano.

— Principesa, Soy amigo de Sergio, sal no temas.

Yo leo nuevamente el mensaje que Sergio me ha enviado. “Necesito que hagas lo que te pida”. Respiro profundamente y abro con cuidado la puerta. Un hombre alto, cabello castaño y ojos cafés, está sentado en la cama y, sin camisa, tratando de desenrollar un alambre color cobre con sus manos. Tiene una cara muy agradable, si no fuera por las cicatrices hasta se vería guapo. Su sonrisa es increíblemente amplia y sus dientes perfectos. Es de ese tipo de personas que te agradan desde el primer momento.

— Hola, Me llamo Giancarlo, pero los amigos me llaman Gian, y tú puedes llamarme Gian.

No puedo evitar reírme, supongo que es una buena manera para alejar mi miedo acerca de él.

— Hola Gian, Soy Emily, pero me llaman Emm.

— Me gusta Emily.

— A mi igual.

El revisa su celular y ríe a carcajadas.

— Nena, la fiesta ha comenzado. Escóndete debajo de la cama y no salgas hasta que yo te lo diga.

Yo asiento levemente y hago lo que me pide. Me escondo debajo de la cama y flexiono mis piernas, trato de quedar justo en el centro para que no pueda verse nada de mí. Se escuchan detonaciones, cada vez más cerca. Me doy cuenta de que Gian no está armado. Los hombres de Jakob no dejan entrar a nadie armado al club, los revisan a todos antes de entrar. Los amigos de Jakob son los únicos a los que se les permite entrar armados. No tengo idea cual es plan, pero debo confiar. Es la única opción que me queda. Veo una solo bota café de Gian en el suelo, parece estar sentado en el sofá con la otra pierna sobre su rodilla. Se escucha un golpe fuerte, parece que han abierto la puerta de una patada. Un hombre con zapatos negros entra a la habitación y preguntando por mi

— ¿Dónde está la chica?

Gian se levanta del sofá y con una voz algo asustada responde:

— No lo sé, dijo que la esperara aquí y salió.

El hombre de los zapatos negros camina hacia el cuarto de baño a revisar.

— Sal de aquí

Le escupe a Gian.

— ¿Qué está pasando? yo he pagado una hora con esa chica.

— Dije, fuera.

— Está bien, está bien, ya me voy.

Imagino que el hombre de zapatos negros ha apuntado a la cabeza de Gian por esa razón a accedido a salir, mientras se queja del mal servicio del club.

Veo los zapatos cafés caminar hacia la puerta seguido de los zapatos negros, cuando de repente los zapatos cafés están detrás de los zapatos negros, y el cuerpo de este cae en la alfombra roja con un alambre de cobre alrededor de su cuello. Veo las manos de Gian recoger el arma del hombre de Jakob del suelo y caminar hacia la puerta.

— Hora de irnos Principesa.

Salgo de la cama y veo a Gian abotonándose su camisa. Sergio está en la puerta, con un chaleco antibalas con las letras FBI en el centro, le da uno igual a Gian, y se acerca a mí para colocarme uno, saca una pequeña arma de la parte de atrás de su pantalón, la prepara y la pone en mis manos.

— Yo no sé cómo usar una.

— Esta lista, solo debes apretar el gatillo, no te preocupes, es en caso de emergencia. Solo camina cerca de nosotros y has todo lo que te pida y no tendrás que usarla.

Gian está en la puerta asegurándose que todo este despejado. Hace una señal con la cabeza que indica que podemos avanzar. Sergio avanza primero, yo camino atrás y Gian cuida nuestra espalda. Salimos al pasillo y miro alrededor hacia las demás habitaciones. Todas tienen la puerta abierta.

— Ninguna esta con vida Principesa.

Como si Gian leyera mi mente, me da la respuesta y es lo que esperaba escuchar. Bajamos las gradas y Sergio se detiene en la puerta que va hacia al club.



#48943 en Novela romántica
#32318 en Otros
#4641 en Acción

En el texto hay: accion, amor, explotacion sexual

Editado: 25.10.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.