La Luna de mi manada

Capítulo Especial -Retratos del pasado-

Narra Azazel

Finalmente, después de un viaje de 3 largos meses por negocios habia llegado a casa, deje mis cosas en el vestíbulo para que las llevaran a mi habitación y yo fui a la sala a descansar mientras leía un libro y tomaba un té rojo, al pasar a lado del retrato familiar me detengo un segundo para apreciar el enorme cuadro con bordes dorados, se siente como si observara, las miradas de las personas ahí dibujadas son frías y mezquinas, pero la mirada que hace que un incómodo frio recorra toda mi espalda es la de mi padre, el antiguo rey del clan vampíro, era conocido por ser despiadado con sus enemigos y duro con su clan, si alguien tenía la osadía de desafiarlo ese alguien era destinado a morir en el bosque de la niebla eterna, hogar de criaturas voraces que jamás se llenaban y que no dejaban ni siquiera los huesos, los que eran condenados a ir a morir allí eran lanzados frente a estas criaturas y mi padre se deleitaba ante el horror y el sufrimiento del pobre infeliz, yo en cambio odiaba tener que acompañarlo, mi madre me obligaba a mirar con atención cada detalle de como esas criaturas despedazaban cada parte del cuerpo, era una escena traumante para un niño de apenas 11 años (esa era mi edad corporal en realidad tendrìa 110 años). Crecer en medio de ese ambiente violento y ser criado para gobernar con mano dura me llevaron a ser igual o peor que mi padre, incluso fui yo quien inicio el ataque a la manada de Elian sin razon alguna, hubo muertos en ambos bandos y entre aquellos se incluian a mis padres, despues de su muerte el bosque de la niebla eterna quedo desprotegido por lo que aquellas criaturas tuvieron libertad para vagar y causar estragos en mi clan, con algo de suerte logramos capturarlos y con ayuda de una hechicera albina creamos una barrera que los mantuviera encerrados por décadas.

Haber accedido al trono era aburrido para un chico de 18 años por lo que  solia pasar mas tiempo en el bosque neutral que en mi palacio, fue en aquel bosque que conoci a mi alma gemela, su cuerpo fragil y blanco brillaba bajo la palida luz lunar, y aquel cabello negro caia delicadamente por sus pequeños hombros, estaba de espaldas hacia mi pero cuando volteo pude ver su inocente y dulce carita, sus bellos ojos azules se posaron en los mios y lejos de ver miedo una sonrisa se dibujo unicamente para mi.

-No...me tienes miedo?- Pregunte curioso ante la falta de miedo de aquella misteriosa chica.

-Por que deberia temerte? 

-Soy...un vampiro, tu enemigo natural- Podia sentir que ella era  una loba pura aunque el aroma de su sangre era ligero y dulce no me llamaba la atencion querer atacarla, para mi sorpresa ella se levanto con un ramo de flores y se puso frente a mi con una sonrisa amable.

-Y también eres mi mate...no tengo porque tenerte miedo...-Ella puso en mis manos aquel ramo y se fue corriendo al llamado de un hombre, era Elian quien me miraba con cara de querer matarme, simplemente tomó de la mano a aquella hermosa criatura y se la llevó lejos de mí, al dia siguiente, regresé con la esperanza de encontrarla y llevaba conmigo un racimo de gardenias en caso de hacerlo, para mi buena suerte ahí estaba corriendo tras una mariposa, al verme sonrió y se acercó a mi como ayer, yo sonreí de igual forma.

Así pasaron 10 meses, nos veiamos en cada invierno, verano, otoño y primavera que pasaba. La estación favorita de mi pequeña Danae era la primavera ya que podía usar sus vestidos favoritos y le encantaban las coronas de flores, en uno de esos días yo mismo le hice una la cual hizo brillar aquellos zafíros que tenía por ojos, lucía los pendientes de rubíes que le había regalado cuando regresé de un viaje que hice por negocios familiares.

-Azazel, te extrañe demasiado, me hiciste mucha falta.

-Y tu a mí, desearía llevarte conmigo- Acuné sus rosadas mejillas en mis manos acunando su rostro y besando su frente, pasar mi inmortalidad a su lado parecía un sueño...Un sueño que jamás llegó a cumplirse.

Aquella noche ella agonizaba en mis brazos mientras le imploraba que no se fuera de mi lado, fue una tortura ver como sus ojitos poco a poco perdían el brillo de la vida mientras gotas de agua resbalaban por sus mejillas, hasta que finalmente con un beso en los labios ella selló nuestro amor y murió en medio de mis gritos de dolor, hubiera dado lo que sea por mantenerla a mi lado incluso hubiera cedido mi inmortalidad por una vida a su lado, guardé su imagen pura en mi mente para nunca dejarla ir, al menos ella en mis sueños seguía viva, amándome y yo amándola, suspiré mientras tomaba una copa de vino tras otra sosteniendo en mis manos la corona de flores con la que ella falleció. 

Ella fue una estrella brillante en la oscuridad de mi vida...Ella lo fue todo...




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