La Luna Perdida

Un Nuevo Dia

Emily

Desperté nuevamente a las nueve de la mañana, ya se ha hecho costumbre, pero a diferencia de otros días no hay silencio, al parecer James ha decidido quedarse en casa. Camino hacia el baño y decido bañarme ya que lo necesito, tomo una ducha larga, normalmente suelo sentarme en el suelo del baño mientras el agua corre sobre mi junto con mis lagrimas pero hoy decido no llorar más o quizás mis ojos ya están suficientemente cansados, me veo al espejo y pienso que James tiene razón; es suficiente.

Me visto rápidamente y decido bajar a la cocina, sé que James está ahí, escucho el sonido de las ollas y un olor delicioso impregna toda la casa.

—¡Buenos días!

Digo recostada en el marco de la cocina. James me mira y sonríe.

— Bajaste justo a tiempo, el desayuno está listo.

Asiento y camino hacia el pequeño comedor de cuatro personas.

— Huele delicioso.

Digo y veo el increíble homelet de jamón, queso, y hierbas que coloca frente a mi con ensaladas de tomate y aguacate, una tostada con queso crema y un tazón de frutas. Imagino que ha notado que necesito alimentarme bien.

—¿Café, Jugo, o prefieres ambos?

— Café por favor.

Digo sin mas, probando el increíble desayuno que me ha preparado.

— Esto está realmente delicioso James ¿Dónde fue que aprendiste a cocinar así?

Él sacude un libro con su mano y lo reconozco inmediatamente. El recetario de mamá.

—  Tia Marge guardó cosas que pensó que podrían ser importantes para nosotros cuando desalojaron la casa.

— ¿Cómo fue que la recuperaste?

Decido preguntar ahora, porque hace un mes solo me escondí en mi habitación, en la oscuridad.

— El banco la puso en remate y Tia Marge la compró, al parecer tenia unos ahorros por ahí, si la ves diferente es porque la tuvo en alquiler hasta que pudo comunicarse conmigo.

Estoy realmente sorprendida de lo que hizo, James continua hablando al leer en mi rostro lo que quiero preguntar.

— Murió el año pasado, tenia cáncer yo me encargué de su funeral.

Yo asiento algo triste.

—Me gustaría visitar su tumba, cuando tengas tiempo me la muestras. ¿Qué pasó con la casa de Tia Marge?

— Al parecer tenia una sobrina, ella apareció el día del funeral, me dio las gracias y se quedó un tiempo, luego puso la casa en venta. Era de mal gusto sabes. Después de salir de la cárcel, trabajaba en un restaurante lavando platos, un día, después de una noche de bastante trabajo me encontraba inquieto así que tomé el autobús y vine hasta acá, solo quería ver la casa, ver quienes la habitaban pensaba que podría darme tranquilidad, entonces me paré en la entrada del jardín del frente observando, cuando de la casa de al lado salió Tia Marge, tenia su pelo mas canoso y había perdido peso, pero la reconocí de inmediato y ella también lo hizo porque me abrazó inmediatamente, me hizo pasar a su casa y me dio los papeles de la casa. Estuve cuidándola todo el año pasado, nadie de su familia vino a visitarla nunca, o una llamada, solo estuve yo hasta que murió.

Las lágrimas amenazan con salir nuevamente, y siento el nudo apretando mi garganta.

— Me hubiese encantado verla antes. 

— Ella siempre decía que volverías, lo último que me dijo la noche en que murió; es que tu regresarías y que debía tener todo listo para ti.

Así continuamos parte de la mañana en la pequeña mesa del comedor, James me cuenta su vida después de la cárcel y como logró todo lo que siempre quiso pero yo no soy capaz de contarle mi historia, quizás si no lo cuento mas rápido lo olvide, quizás si lo ignoro se convierta en algo que nunca pasó, en solo una pesadilla. Pero hay algo que está tan presente en mi y que no quiero olvidar; y es el recuerdo de un par de ojos azules.

—¿Cómo sabias que yo volvería ese día?

De repente me surge la curiosidad

— Recibí una llamada en la madrugada, supuestamente del FBI donde se me decía la hora de llegada de tu vuelo, fue una llamada poco común porque no se me brindó mas información que esa.

Yo sonrío discretamente porque estoy completamente segura de quien hizo esa llamada y en este momento mi corazón duele un poco al saber que él no solo me sacó del infierno si no que hizo todo para asegurarse de que llegara a casa con James.

¿Será que él piensa en mi como yo lo hago?

Es una pregunta que no me deja dormir por las noches, pero no sé cómo responderla porque todo lo que pasó entre Sergio y yo me confunde, aún los recuerdos son tan vividos y tan hermosos que hace que mi corazón lata más rápido, pero cuando rememoro su rechazo hacia mi, se detienen los latidos y el dolor comienza a invadir, confundiendo totalmente mis pensamiento acerca de mi misma. Pareciese como si todo fue una historia inventada por mi mente. O eso es de lo que me quiero convencer. 

—¿ Quieres conocer el restaurante?

Miro hacia la ventana y el paisaje es bastante soleado, en otro momento diría que se ve muy bonito el día, casi perfecto pero hoy ese paisaje no me atrae, pienso que hay demasiada luz, pero no lo digo porque al final James tiene razón; y ya es tiempo de volver a la vida, de salir afuera y de reconstruir lo que ha quedado de mi. Así que solo asiento y después de terminar de prepárame entro en el pequeño Corolla de James y mientras avanzamos yo no miro hacia todos lados como cuando vas a un lugar por primera vez, y tus ojos no pueden evitar parar de visualizar todo, incluso los grandes edificios se ven geniales. No es una cuidad desconocida pienso; quizás solo la desconocida soy yo. Demasiado desconocida incluso para mi misma, el reflejo en mi espejo me lo recuerda a diario.




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