La Luna Perdida

New York

Sergio

Llevo un año y meses trabajando en New york en los negocios familiares, jamás imaginé que fueran tantos pero de alguna manera se debe justificar el dinero de la mafia. A pesar de que logré salir lo menos involucrado con ambas partes estoy en deuda con Paolo, no sólo por proteger a Harry y a mi padre, también el que Emily siga con vida. ¡Era lo menos que podía hacer por ella! No sé porque siempre pienso en ella, especialmente después de tener sexo con alguna chica. Miro a la pelinegra desnuda que duerme profundamente y pienso en que no está funcionando. ¡Nathalie no logra sacarla de mi mente!

Luego de que puse en orden mi vida en New York había trabajado sin parar, todos los días, cuando logré adaptarme y poner todo en orden fui a visitar el departamento del FBI de la cuidad, solo para asegurarme de que Michael había cumplido con el trato, ya que por los problemas entre los Jakob y los Manccini, me será algo complicado que los negocios ilegales pasen desapercibidos, pero eso es algo que Michael me garantiza, y yo a Paolo. Ese es mi pago. Después de mi reunión con el director, como Sergio Manccini, justo cuando salía del ascensor en el primer piso, me encontré con la blanca pelinegra con ojos redondos y espesas pestañas, al principio tenia su ceño fruncido como siempre pero al reconocerme me brindó una hermosa sonrisa.

.— Creí que ya no pertenecías al departamento, de hecho te hacia muy lejos de aquí.

Ella amplió más su sonrisa.

—Vine a visitar a un amigo. ¿Y tú?

—Michael me envió hace unas semanas, estaré un par de meses en entrenamiento, resulta que después de tu salida, me ascendieron a tu antiguo puesto.

— No me sorprende, Michael tiene buen ojo, ¡Felicidades!

La verdad no, no me sorprende, ella es una de las mejores agentes, pero en mi condición actual podría convertirse en un problema.

— Deberíamos ir a cenar hoy, si tienes tiempo, ya que eres la única persona que conozco por más de unas semanas en la cuidad.

— ¿Aún no has hecho amigos?

— Creo que tú mas que nadie sabe que no se me da bien.

— Es que tienes que relajarte y dejar de odiar a todos. Debo irme, envíame tu dirección.

— Mira quien lo dice, el que nunca sonríe. 

Ella se rie un poco y ambos seguimos nuestro camino, cuando apenas estoy llegando al estacionamiento un mensaje con su dirección llega a mi celular, le respondo con un breve : "paso por ti a las 8 " y enciendo el auto. No estoy tan animado de cenar con ella pero pienso que quizás fui un poco frio aquel día en el estacionamiento en la agencia de Washington, y no es mala idea, al final de todo puede servir como distracción.

De esa primera salida han pasado un par de meses y se nos hizo costumbre quedar para cenar.  Normalmente siempre hablamos de trabajo durante la cena y terminamos teniendo sexo en su apartamento, prefiero que sea en el de ella porqué así me evito el hecho de que quiera quedarse a dormir en el mio. Usualmente yo solo me quedo un rato después del sexo, hablamos un poco de cosas triviales, y luego le digo que debo irme. O hay noches como esta, que se queda dormida y yo salgo con el mayor cuidado.

Ambos sabemos que es temporal, a ella solo le quedan tres meses más de entrenamiento y tendrá que volver a Washington para ocupar su nuevo puesto y yo estoy a la disposición del llamado de Paolo, si él quiere que viaje a el agujero mas lejano del mundo debo hacerlo.

" Disfrutémoslo mientras dure“ eso fue lo que me dijo cuando empezamos, y aun que si lo disfruto mucho, cuando regreso a casa me siento vacío, como si algo faltara en mi vida.

Miro hacia el gran ventanal de la sala de mi apartamento y con la vista del Empire State a todo su esplendor pienso en si a Emily le gustaría, y me respondo a mi mismo que no, ella es de caminos de piedra, lagunas y cabañas. Recordé su expresión tan tranquila cuando me habló sobre aquel pequeño pueblo en Honduras; Santa Lucia aun recuerdo el nombre, recuerdo haber buscado información en el internet. Tal vez, sería igual de feliz caminado por un pueblo de la Toscana. Quizás si la llevara a casa en Montefioralle, y estoy definitivamente seguro que se enamoraría de Pienza. Eso me hace recordar la imagen en mi cabeza de ella caminando por el viñedo al atardecer, con la tenue luz del sol resaltando su cabello y haciendo brillar sus ojos color miel. No sé como he creado esa escena en mi cabeza, pero mi mente la reproduce como si fuera real, como si fuera algún recuerdo, pero no es así, solo es producto de mi imaginación.

Después de tomar una ducha decido dormir un poco pero sin éxito, tomo mi celular de la mesa de noche y decido buscar algo que ver mientras el sueño aparece, pero en su lugar he entrado al directorio y me detengo en el contacto con el nombre; Emily Carter, estoy así unos segundos hasta que decido no llamar. Antes de mi salida de Houston volví a reunirme con Cam y le pedí que me mantuviera informado acerca de Emily, no soy de dar muchas explicaciones solo le dije que era importante para mi, y desde eso cada mes recibo un informe de los pasos que Emily da en su vida. Aún recuerdo sus ojos aquel día, confundidos, sorprendidos, aún no sé como fui capaz de ignorarla pero era realmente necesario, yo soy parte de su pasado en ese club, ella debe de avanzar sin fantasmas. Es por eso que me gusta leer los informes que Cam me envía, me gusta darme cuenta que esta construyendo su vida, y su carrera como diseñadora. Me gusta ver sus fotos y las fotos de sus diseño. Lo unico que no me gusta es leer los informes terapeuticos; Estres post traumatico, ataques de panico, pensamientos suicidas entre otras cosas. Semanas que avanza y luego retrocede. Pero no deja de asistir y eso me calma, tambien tiene amigos, y es una luchadora. Con ese ultimo pensamiento concilio el sueño. 

El sol de la gran manzana entra por el gran ventanal y me despierta, no recuerdo a que hora finalmente me quedé dormido. Entro a la ducha y luego me visto, reviso mi celular y tengo un texto de Nathalie, quiere que quedemos para desayunar pero la verdad es que no me apetece así que escribo una disculpa rápida con la usual excusa "tengo mucho trabajo" la cuál no es del todo mentira. Una vez en el estacionamiento del edificio subo a mi auto y me dirijo al edificio del Grupo MCC, después de dejar mi auto en el estacionamiento subterráneo, tomo el elevador y llego al piso donde está mi oficina.




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