La Luna Perdida

Resaca

Emily

La luz que entra por el gran ventanal me despierta, estoy sola en una cama muy grande, me siento para escudriñar la habitación, es bastante moderna y muy varonil. Los recuerdos llegan a mi, los poco que tengo en mi cabeza. Recuerdo lo increíble que se veía el Empire State de noche, y aún se ve hermoso de día, todo lo demás es borroso, o con pequeñas imágenes pero sin sentido. La cabeza me está matando, me levanto y busco el baño, luego de liberar mi vejiga, lavo mi cara, salgo y busco mi celular. Tengo miles de llamadas de Gina, Sam y James. Le escribo un mensaje a James explicándole que trabajé hasta tarde y que estaba dormida, y luego llamo a Gina.

— ¡Niña! ¿Dónde estás? ¿Explícame que pasó?

La voz de Gina suena bastante alarmada. 

— En el apartamento de Sergio, ¿Qué te explique que pasó de qué?

— ¿No sabes? enciende la televisión.

Camino hacia la tv que se encuentra frente a la cama, busco el control remoto el cual encuentro en la mesa de noche, lo enciendo, y está justo en el canal de noticias.  ¡Dios Santo! El club en el que estuve ayer está completamente destruido, ha sido quemado y se reportan varios muertos. En el noticiero hablan de un tiroteo, mencionan la muerte de un Iván Jakob.

¡Jakob!

Escucho las puertas del ascensor abrirse.

— Gina debo colgar, cuando esté en casa hablamos acerca de eso.

Me siento en la cama mensajeando mis sienes, la cabeza me duele aún más con la nueva información que estoy procesando. Sergio entra a la habitación, camina hacia el televisor y lo apaga.

— Buenos días.

Me dice con un tono algo molesto, no entiendo porqué y mi mente no recuerda mucho de lo anoche. Al menos no ahora.

— Buenos días, ¿Tienes algo para el dolor de cabeza?

— Ven sígueme.

Yo hago lo que me pide y lo sigo a su pequeña cocina, me siento en la barra que divide el espacio de esta con la sala y el se va hacia el otro lado, me sirve una taza de café y un par de pastillas, mientras las tomo y hacen efecto Sergio prepara un par de hot cakes con arándanos, fresas, huevos revueltos y bacon. Me sirve y se sirve unos iguales sentándose justo en frente de mi. Yo observo mi desayuno y se ve realmente delicioso.

— Anoche no parabas de hablar y hoy no hablas en lo absoluto.

¡Mierda! ¿Que tanto dije? No sé si deba preguntar.

— Creo que aún no he despertado bien.

— O quizás necesites un par de copas para soltar la lengua.

Eso me ofende un poco, lo miro y no entiendo porqué está tan molesto.

— Oye, no sé que pasó anoche, que dije o que hice pero no entiendo porqué estas molesto.

— ¿No entiendes Emily?

Me congelo cuando sus ojos azules se oscurecen al mirarme, está realmente molesto y es la primera vez que lo veo de esa forma, al menos conmigo. No sé que decir, creo que quiero llorar.

— ¿Cómo crees que debo estar, si te pones en peligro tu misma? Eres prácticamente la única sobreviviente a la organización de los Jakob, y vas y te metes en otro de los club que pertenecen a ellos.

Debí imaginarlo, por eso la exactitud del lugar.

— Yo no tenia ni idea de que el lugar pertenecía a ellos.

— Ese es el problema Emily, no tienes cuidado al andar por ahí, tú más que nadie sabe lo peligroso que es el mundo pero vas y te expones de cualquier forma.

Sube su voz para decir eso y yo no puedo contener más las lagrimas, salen solas pero él continúa.

— Estas siempre en el lugar y el momento equivocado, eres como un imán para estar donde no deberías.

— ¿Quemaste ese club porque yo estaba ahí?

— Lo que pasó en ese club no tiene nada que ver contigo, el mundo no gira alrededor tuyo y yo tampoco, pudiste haber muerto si Gian no te hubiese visto entrar en ese lugar. No puedo correr detrás de ti para salvarte siempre. Debes aprender a ser mas cuidadosa con tu propia vida Emily.

Esas duras palabras han roto algo en mi, y me han dejado sin nada para decir. Me bajo de la silla para buscar mis cosas.

— Emily, termina tu desayuno.

— No tengo hambre, pero estaba muy delicioso Gracias.

Consigo decir con la voz temblorosa mientras camino a la habitación por mis cosas, trato de calmar mi llanto y me visto rápidamente, lavo mi cara, respiro y salgo para poder irme a casa. Camino hacia el ascensor pero Sergio me sigue. Ni siquiera puedo verlo a la cara. Bajamos hasta el estacionamiento, entro al auto mientras él se sienta en el asiento del piloto, pensé en decirle que me iría a casa yo misma pero eso solo haría que se moleste mas. Pasamos todo el camino en silencio y realmente es incómodo, trato de pensar que más pasó anoche las imágenes de nosotros en el sofá vienen a mi, ¡Mierda! Ahora tendré que hacer una pregunta super incómoda.

— ¿Usamos protección anoche?

Espero que diga que sí porqué si no, debemos parar en una farmacia.

— No pasó nada anoche y no volverá a pasar.

Esas palabras entran como dagas en mi, me duelen hasta en lo más profundo. Solamente asiento y no digo nada más. El camino a casa se me hace eterno hasta que finalmente él se estaciona frente al edificio. Estoy a punto de bajar cuando su vos me detiene nuevamente.

— Emily...

Yo me giro reuniendo el valor para verlo, entonces él saca de su bolsillo mi collar de luna y me lo entrega, yo lo recibo en mis manos pero no me siento tan feliz de tenerlo de vuelta.

— Gracias.

Es lo único que consigo decir, así que bajo del auto y camino hacia adentro del edificio sin mirar atrás. El elevador para en mi piso, busco mis llaves en mi pequeño bolso y abro la puerta. Gina está en la pequeña sala viendo una serie de televisión.

— ¡Por fin apareces! Ven siéntate necesito explicaciones.

— Sam...

— Está dormido, prácticamente entró en shock al ver la noticia del club, tuvo un tipo de crisis al enterarse que pudo morir ahí.




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