La Luna Perdida

Vladimir Jakob

Gina no ha parado de llorar desde que vio el collar de Emily. Comenzó a hacer muchas preguntas y a buscar soluciones absurdas. Cuando finalmente se calló se quedó como en trance, mirando fijamente hacia un punto inexistente en la pared de mi sala. Las puertas del ascensor se abren y Gian aparece con cara de preocupación. Le extiendo la pequeña nota que venía con el collar. Él voltea hacia Gina y yo le hago un gesto para que no se preocupe, y hable tranquilo. Total ella ya sabe más de lo que debería.

—Explícame ¿Cómo es que gente de Jakob lograron entrar al edificio y a mi apartamento con un elevador privado del cual solo tú y yo tenemos código de acceso?

— La única manera es que hayan infiltrado a alguien.

— Claro, había un guardia que no había visto antes por la mañana, pero la pregunta es; ¿Cómo es que en tus narices metieron a alguien?

Estoy bastante molesto, creo que me estoy sacando mi furia con Gian

— Será porque me tuve que quedar fuera por más de dos semanas por culpa de tus asuntos de faldas.

— No sabía que no podías manejar el trabajo a control remoto, pensé que eras más de este siglo.

Ahora estoy más furioso, lo culpo por el rapto de Emily, se supone que él estaba a cargo de mi seguridad y de los asuntos ilegales y resulta que todo se le ha salido de las manos.

— Los rusos están por todas partes y no están solos, justamente por eso vine, debemos arreglar unos asuntos en la ciudad y viajar a Italia.

— No pienso ir a Italia.

— ¡No me jodas Sergio! Debemos proteger nuestro territorio, los negocios en las demás ciudades son importantes si, pero no podemos permitir que nos insulten en nuestra tierra.

Yo lo miro con el ceño fruncido esperando mas explicación. 

— Hay gente de Jakob en Roma, ellos están desesperados por todas las bajas que han tenido así que se unieron, con los Sabinni.

— Los Sabinnin y los Manccini han sido aliados.

Gian se pasa las manos por la cabeza en forma de desesperación.

— Lo éramos, pero Harry...

Mierda. Si esto involucra a Harry todo es un completo desastre.

— ¿Harry que?

— Violó a la hija menor de Camiliano Sabinni.

Siento que la furia ha terminado de inundar mi cuerpo, subió tan rápido como la marca de un termómetro al exponerse a altas temperaturas. Dios sabe cuanto he querido a mi hermano, pero desde hace un tiempo no he pensado más que es solo un problema, desde que se hizo adulto ha sido un problema. Gian sienta en uno de los bancos con la espalda hacia la barra que divide la cocina y la sala.

— Paolo está hecho una furia.

Me dice eso tratando de darme a entender que no puedo quedarme y desobedecer en este momento.

— No iré a Italia hasta que encuentre a Emily.

Gian se levanta quedando frente a mí, me pone el papel con el mensaje en la cara y me mira profundamente a los ojos.

— Emily, ya está muerta, te pregunté antes, que tan importante era ella para ti, y no dijiste nada. Te dije que debías llevarla a Sicilia, nadie la tocaría ahí y seguiste sin decir nada. ¿A qué crees que juegas Sergio? ¿Al empresario enamorado de su empleada? Eso no funciona así para nosotros, si te importa alguien le compras una puta casa en el puto pueblo y te la llevas donde la puedes proteger. 

Me he quedado sin que decirle porque sus palabras son muy acertadas. No dije nada, por mucho tiempo me negué a aceptar que ella era demasiado importante para mí, me negué a creer que la unica forma de protegerla seria encerrandola yo mismo. Y ahora se la han llevado. Noto la mirada de Gian y se ha suavizado un poco.

— Escucha, sé que la vida que tienes ahora no es la vida en la que te criaste a pesar de ser un Manccini, pero ahora lo sabes y debes dejar el pasado atrás. En este camino los errores tienen consecuencias mortales, pero esos errores también nos hace ser los mejores.

— Llama a Paolo y dile que luego de solucionar y salvaguardar los negocios aquí viajaremos.

Gian levanta las manos rendidas, pues le hablé seriamente y sabe que no cambiaré de opinión, al llamar a Paolo me da un par de días para encontrar a Emily, y está vez la llevaré conmigo. 

Tomo mi celular y hago un par de llamadas para después salir del apartamento, no sin antes decirle a Gina que puede dormir en mi habitación. Gian coordina con los guardias la vigilancia y duplica la seguridad. Después de las conversaciones que he tenido con las personas necesarias, estos me dan la información que buscaba pero todo me lleva a Nathalie. ¡Mierda! Marco el número y después de varios tonos finalmente escucho la voz de la chica adormilada.

— ¿Qué quieres? Estas no son horas...

— Abre la puerta.

Escucho solo silencio al otro lado de la línea, luego se desconecta la llamada y al segundo escucho los muchos cerrojos de la puerta del apartamento de Nathalie abrirse. Ella aparece en pijama apuntándome con su arma, yo simplemente la ignoro y camino hacia adentro empujándola hacia un lado, la puerta se cierra.

— Vete, no te quiero aquí.

— ¿Ahora si me tienes miedo?

¿Por qué será? Por la última amenaza que le di mirándola fríamente a los ojos o porque descubrió algo en su interminable investigación. Noto que tiene archivos en la mesa de centro de su sala, lo que indica que se ha quedado hasta tarde estudiándolos. En una de las hojas logro visualizar la foto de Elena.

— Ya baja eso, si quisiera hacerte daño ya lo habría hecho.

— No lo haré, habla.

Suspiro, se me olvidaba quien es la mujer que tengo enfrente.

— Necesito que me des acceso a la cárcel donde está Vladímir Jakob.

Ella se sorprende y noto que su nerviosismo va en disminución.

— No puedes, y yo tampoco.

— Si puedes, di que es referente a la investigación que llevas, Michael ya ha autorizado la entrada para ti, yo entraré sin ser visto.

Su rostro se endurece.




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