La Luna Perdida

Lo que ella dejó

Gina

Han pasado seis meses desde la graduación, la cual a pesar de ser un dia feliz lloramos mucho por la ausencia de Emily. Esa promoción fue dedicada en su nombre y aunque para los demás solo fue un minuto de silencio, para Sam y para mi ha sido un silencio eterno.
Ahora soy la nueva directora creativa de Grupo MCC. ¿Como pasó eso? Bueno...
Soy la única lo suficientemente involucrada con la verdadera historia de el dueño de este lugar, por otra parte fui la única becada sin influencias familiares o políticas asi, que no habían tantas opciones de trabajo para mi. 
O eso es lo que me digo para hacerme sentir bien por el hecho de que a pesar de de que la compañia sea un medio para justificar entradas y salidas de dineros de otros negocios no tan legales es una muy buena oportunidad de crecimiento. Le realidad es que Nicolás se encargó de darle una entrada a nuestras marcas en el mercado, en un nivel alto siendo así los más esperados en pasarela. Y ahora que llevo esta gran responsabilidad me doy cuenta de que ser una directora creativa, es mucho más que solo diseñar. Y eso lo pienso mientras observo el vestido Crisalidas de Oro exhibido como un trofeo en una sección del segundo piso del edificio. Protegido por un cristal y con una placa de reconocimiento con el nombre de Emily Carter. 
Al ver lo que ella dejó, me doy cuenta que superar este diseño el siguiente año será sin duda el reto más dificil de todos.

La parte buena es que no estoy sola, Sam me ayuda desde Paris, cuando me quedo atascada habla conmigo y me da ideas. ¡Es Genial! el chico con quién salia resultó ser hijo de un político importante y se fueron juntos a Francia, ahora Sam estudia una maestria, mientras hace pasantias en casas parisinas reconocidas. Por mi parte definitivamente no queria quedarme en Houston aunque mis padres me lo pidieron en más de una ocasión luego del funeral de Emily. Y por eso, el ofrecimiento de Nicolás llegó en el momento justo para ayudarme a continuar en esta cuidad.

La última vez que lo vi fue el dia del funeral, me citó en un café para hacerme el ofrecimiento de trabajo y después de eso partió a Italia. En estos seis meses no ha puesto un pie en el país pero se ha encargado de ser el jefe más fastidioso que he tenido.

— No crees que es muy temprano para que comiences con tu llamada del mes.

—¡Buenos dias para ti también Gina!

— Buenos dias...

— Necesito que evacues temprano el edificio hoy, inventate algo de mantenimiento, también que lances una coleccion nueva, algo juvenil tal vez, encargate de todo y duplica el valor del presupuesto, hay bastante dinero que necesita ser justificado. Comunicate con la universidad para la selección de nuevos pasantes para las dos areas.

Esta es la segunda llamada en este mes. Siempre instrucciones claras, consisas, y precisas.

— ¿Motivo en especifico por el cual debo aprobar una salida temprano hoy?

— Ninguno que te interese, hazlo y ya.

Suspiro un poco pero aunque no lo diga tengo una idea de cual es el motivo, esta es la tercera vez que me pide eso, sé que vienen camionetas que permanecen un tiempo en el estacionamiento subterráneo, estacionamiento exclusivo para Nicolás. 
Pero lo que es más curioso es que en esos específicos dias, en diferentes puntos de la cuidad se registran atentados con resultados parecidos siempre. 
Edificios quemados, y muchos muertos, en su mayoria; rusos.

Pero lo dejo estar porque Nicolás fue muy claro en su ofrecimiento, la regla más importante: No hacer preguntas.

— Bueno... Entre otras cosas, estaba revisando en el taller y me encontré la carpeta de Emily. Tiene toda una colección de diseños para caminar en una pasarela completa. Quiero tu permiso para confeccionar esos diseños y lanzarlo como nueva coleccion.

Escucho silenco al otro lado de linea, siempre es esi cuando su nombre es mencionado. Mientras yo lloro cada vez que hablo de ella, él simplemente calla. Logro percibir su respiración solamente, y decidido intervenir porque sé que para Nicolás todo lo que tiene ver con Emily es complicado.

— Si te parece podria enviarte la carpeta y escoges los que más te gusten.

Finalmente rompe el silencio.

— No necesitas enviarme nada, tienes mi permiso para lanzar esos diseños.

Sonrio por la emoción, porque desde que encontré esa carpeta formé ideas de como podría ser ese nuevo lanzamiento.

— ¡Genial! Hoy comienzo a trabajar en ello.

— Listo.

La llamada se termina, sin más como siempre. Yo corro hacia las escaleras que dirigen al tercer piso para entrar a mi oficina, la que antes pertenecia a Jerry. Obviamente la redecoré, no queria nada que me recordara a ese imbecil. No sé como fui tan tonta, aunque para ser honesta logró engañar a un mafioso y a un ex agente del FBI, yo debí ser un completo juguete para él. 
Descarto esos pensamientos porque terminaré llorando nuevamente, de la furia, del sentimiento de sentirse traicionada e idiota, no sé no tengo idea pero mi relación con quien sea la persona que se hacia llamar Jerry me dejó sumamente jodida. 
Me enfrasco a trabajar para concentrarme en otra cosa, hasta que hecho un vistazo al reloj que está en la pared de mi oficina y este anuncia las 6:45 pm. Camino hacia afuera y todo el lugar está oscuro y en silencio. No supe a que horas se fueron todos. Decido caminar de regreso a mi oficina para tomar mis cosas pero cuando estoy a punto de entrar escucho un fuerte sonido en la parte de abajo. Recuerdo la llamada de Nicolás por la mañana y maldigo en mi cabeza, lo olvidé completamente, le dije a todo el mundo que se fueran a casa temprano, y yo decidí terminar algo olvidandome completamente de la hora. 
Yo no deberia seguir aquí. 
Busco mis cosas apago luces y bajo rápidamente al segundo piso para tomar el ascensor, una vez ahí noto el boton con la letra S antes del número 1, me siento tentada a presionarlo pero sé que no es muy inteligente, quienes sean que estén abajo escucharan el ascensor llegar. Me lo pienso por un momento y decido tomar las escaleras de emergencia. Bajo silenciosamente y cuando diviso la puerta que conduce al primer piso me lo pienso nuevamente, pero la curiosidad me gana y continuo bajando hacia el subterraneo. Me paro frente a la puerta y la abro lo mas cuidadosamente posible. 
Las luces de todo el estacionamiento están encendidas, logro contar cinco camionetas completamente negras acomodadas una junto a la otra. 
Verifico que no haya nadie para decidir escabullirme lo más silenciosa posible hacia una puerta abierta que da a una especie de bodega, una vez que llego adentro decido que está mal, yo no debo estar aquí pero cuando intento regresar un hombre del doble de mi estatura bloquea la puerta.
¡Mierda!
Este no dice una sola palabra solamente toma mi brazo y me empuja hacia adentro de la bodega nuevamente, donde un muy enfadado Gian se encuentra hablando por telefono, casi gritando de hecho en italiano, bajo la mirada de otros hombres fuertemente armados.
Gian camina hacia a mi con su mirada de furia y me extiende el telefono.




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