La Luna Perdida

Prólogo

Dayan Van-Deerwood

12 de Octubre del 2020
8 meses antes

Hoy es nuestro aniversario número treinta y como todos los años, lo celebramos haciendo un viaje fuera de la cuidad.
Desde hace mucho tiempo hemos sido solo Patrick y yo.
Este año decidimos visitar el bosque de Catskill, mi esposo es amante de la pesca y yo de los bosques.

— He escuchado que este es el bosque mas antiguo del mundo.

Yo le sonrío, alagada de que haya encontrado el tiempo para leer el artículo que le comenté sobre este bosque.
Mientras caminamos decido decirle algo muy importante que he estado posponiendo.

— Patrick, ¿recuerdas la compañia Italiana a la que envié unas propuestas para el diseño paisajista de su edificio?

— Si, llevas hablando sobre eso mucho tiempo.

— Llamaron hace unos dias quieren que me haga cargo del proyecto desde Roma.

Patrick se detienen por un momento y me observa fijamente.

— ¿Y tú quieres tomarlo? Es decir... ¿Es importante para ti?

— Me gustaria hacerlo, sería un excelente proyecto para culminar mi carrera como aquitecta paisajista.

— Entonces, nos vamos a Roma.

Eso me sorprende y mucho.

— Pero... ¿ Y la firma?.

— Seguirá funcionando cariño, pero ya es momento de mi retiro y la verdad es que sé que nunca has tomado proyectos fuera del país por cuidar a nuestra familia. Lo menos que puedo hacer por toda tu dedicación es apoyarte esta vez, para que te retires con tu proyecto soñado.

Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos, porqué si es verdad que nunca quise tomar proyectos que me llevaran lejos de mi esposo y de mi hija, pero es algo que haria de nuevo. Siempre pondría a mi familia primero, aunque ahora solo seamos dos.

Mi hija Rachel sufria de Leucemia. Lo detectamos cuando tenia diez años. En ese momento dejé mi carrera de lado para cuidarla a tiempo completo y Patrick debió trabajar aún mas duro para cubrir los gastos. 
Al poco tiempo se hizo socio de una importante firma de abogados, la cuál ahora dirije y lleva su nombre. 
Pero ni todo dinero que él podia ganar fue suficiente para salvar la vida de nuestra pequeña. 
Murió cuando tenia dieciocho años. 
Cansada de luchar, de siempre estar en una cama de hospital recibiendo tratamientos. Un dia me pidió que la dejase ir. 
Después de eso retomé mi trabajo como distracción pero nunca consideré trabajos fuera del país porque no quería dejar a Patrick solo, ambos sufrimos una pérdida de la cual fuimos y debimos ser al apoyo de ambos. 
Patrick me da un beso en el cabello y toma mi mano para que sigamos por un sendero un poco salvaje, lleno de árboles y plantas autoctonas de la zona.

— Cariño este sendero se ve muy peligroso creo que debemos regresar.

— Es un atajo para llegar mas rápido al rio, debemos aprovechar el dia al maximo, porque por la tarde lloverá.

Yo asiento y camino detras de él sosteniendome de su espalda. 
Admiro los espesos árboles con diferentes tonos de verdes y me doy cuenta de que no importa cuantos jardines muy bien cuidados y estratégicamente trasplantados estén, nada se compara con la belleza de la naturaleza.

— No se tú, pero creo que ya no estamos tan jóvenes para estos tipos de atajos.

Patrick se rie fuertemente y asiente mientras continua descendiendo conmigo sostenida de su espalda.

— Tienes razón, no fue una buena idea. Pero ya casi llegamos el rio se escucha bastante cerca.

Continuamos cuidando cada paso donde colocamos nuestros pies para no resbalar y caer. 
Cuando finalmente llegamos al río, Patrick camina buscando el mejor punto donde colcarse para pescar, entonces algo que no es usual llama mi atención. 
Debajo de una especie de peñazco yace el cuerpo de una mujer desnuda.

— Patrick... ¡Dios mio! Mira...

Mi esposo sigue con su mirada hacia donde mi dedo apunta y sin pensarlo corre hacia donde está el cuerpo. 
A mi se me dificulta un poco llegar hasta allá pero cuando finalmente lo hago Patrick ya la ha revisado e intenta buscar señal con su celular.

— Aún respira, ayudame a sacarla de aquí, llevemosla a tierra firme.

Hago lo que me pide y entre los dos la cargamos para llevarla a la parte mas firme y segura. 
Patrick intenta llamar con su teléfono mientras se quita la chaqueta y la pone sobre el cuerpo lastimado y amoratado de la joven. 
Yo me acerco más a ella con el corazón hecho un nudo, por los golpes no logro encontrar rasgos definidos en su cara, pero siento ese sentimiento de salvarla. Tiene sangre en la cara proveniente de su cabeza al parecer. 
Un frio viento nos envuelve haciendo que la joven se retuerza y se queje levemente.

— Sergio...

Escucho ese nombre salir de su boca en apenas un susurro Inaudible.

— Tranquila niña, te hemos encontrado, resiste. ¿Como te llamas?

— E... mi... ly

Dice con un hilo de voz hasta que termina de perder toda su conciencia.

 

Gracias a todas las que han seguido la historia de Emily hasta aquí. Está semana comenzaré a subir la tercera parte. Si les ha gustado por favor recomiendenla y síganme en Instagram : @a.merlo12

 

 


 




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