La Luna Roja: Inicios De Una Nueva Era

CAPÍTULO TRES

CAPITULO 3 : ¿Te gusta él?

En la noche en la habitación de Victoria

La música suave contrataba perfectamente con el olor a alcohol de la enorme habitación. Susan y Victoria a pesar de las botellas que había bebido no llegaban a un punto de una gran embriaguez.

— Victoria... Quiero que me cuentes algo... Recuerdas hace tres años, cuando fuimos a Athenas me resultó extraña una cosa.

— Dime... ¿Qué cosa?

— Cuando llegamos te quedaste anonadada mirando al rubio principe de los ángeles… Marco si mal no recuerdo... ¿Te gustaba?

— No obvio que no... ¡Que mierda dices!

— ¿Entonces?... —una sonrisa pícara se dibujó en su rostro.

— Vale, venga que eres mi mejor amiga, no te puedo mentir... me besó —se puso roja de la vergüenza, aunque disimulaba un poco gracias al rojo en sus mejillas producto del alcohol.

— ¿Cómo, cuándo y dónde?—Susan se quedó con la boca abierta— Cuenta y exagera.

— Bueno, recuerdas cuando llegué al palacio, que te conté que una chica me salvó, a él también lo salvó... Este, mmm... Él me propuso acompañarme y yo acepte... Lo que pasó fue que por la mitad del camino de repente ¡Me besó!...Ufff... ¡¡¡Estúpido!!! —pronunció rodeando los fantásticos ojos claros con frustración.

— Wow. No... Me... Lo... Puedo... Creer... ¡Te besaste con el principe de los ángeles!

— Casi dos cariño... En el bosque de Athenas —suspiró— Casi le beso yo... Venga que no te niego que está para comérselo... Es que es como un pequeño niño, un pequeño caramelo muy dulce que se derrite enseguida en tu boca. Es tierno, dulce, atento…

— ¡Creo que alguien se enamoró!

— No digas tonterías... Solo dije que estaba guapo, y que podría provocarle deseo a cualquiera.

— Si, ¿y yo me comprometí con Josepht ayer no?... Venga Victoria, nos conocemos desde pequeñas.

— Bueno ya, no quiero seguir hablando de ello... Bien.

— Vale, vamos a dormir ya, que mañana tenemos mucho que hacer.

— Buenas noches Susy.

— Buenas noches Vicky .

En la mañana en el comedor

— Victoria, la reunión se concertó para las diez y media ahora en la mañana —le recuerda Charles y se queda mirándola fijamente— ... ¿Victoria, y esas gafas?

— No es nada, solo hoy quise usar unas porque le quedan al vestido —hizo un ademán con las manos restándole importancia a lo que el otro notó.

— ¿Bebiste anoche no es así?

— ¿Qué? ¿Cómo dices? No te estoy mintiendo.

— Si lo estás, y estoy seguro de que Susan andaba para la misma fiesta, porque no es normal que también tenga resaca y hoy las gafas se hallan puesto de moda en este palacio.

— Vale, no te puedo mentir me conoces bien, anoche quisimos relajarnos un poco, sabes , por el estrés.

— Tienes suerte, tu tarde está libre, así que aprovecha para descansar alcohólica.

— Respétame Charles soy tu princesa.

— Lo que diga mí señora —dice él burlandose.

— Ja,Ja. Muy gracioso.

— Ah, se me olvidaba. Athenas abre en un mes. Ya informé a tu madre que debe venir a hacerse cargo del reino... Por favor arregla los asuntos pendientes que tengas.

Reino Ángel

— ¿Sigues preparando al ejército?

— Si, lastimosamente —respondió frustrado Ares: el jefe de la guardia real y del Ejército Ángel, el cual había sido criado en el palacio y era como un hermano para Marco— Una pregunta Marco ¿Cuándo piensan buscar un sustituto de jefe de la guardia real?

— Ares, tío. Ya lo están buscando, no te preocupes, ya para cuando empieze la escuela dentro de un mes habrá un suplente que se haga cargo de tu trabajo ¿Bien?

— ¿Qué? —se sobresaltó como que lo que le acababan de decir que se acababa el mundo— ¿Athena empieza dentro de un mes?... ¿Un miserable mes y tú no me lo habías dicho?

— Pensé que ya lo sabías.

— Pues no sepas tanto... ¡Carajo!...¿En serio? ¿Un mes?

— Ay, yá, deja el drama... Aún hay tiempo de sobra.

— ¿Sabías que un mes pasa con la facilidad que se respira?… Solo por inercia... El tiempo pasa sin más delante de nuestras narices...

— ¿Y tu sabías que eres todo un poeta?.. Ya veo porque las mujeres no se te resisten.

— Sabés bien que ninguna mujer se resiste a un buen dulce como yo —respondió con un tono cretino.

— Eres un cretino tío... Todo un mujeriego.

— Número uno, no soy un mujeriego porque no me ando tirando a cualquiera por ahí... Y número dos, no es mi culpa que no cazes nada amigo.

— Sabés bien que no es eso, solo quiero ver pronto a la indicada.

— Unmm... ¿Ver a la indicada?... ¿El corazón de mi amigo ya tiene dueña? —dijo sonriendo pícaramente.

— Muérete Ares —Marco río, se sonrojó y se fue de la sala.

— ¡Oye vuelve y cuentame!... ¡Marco!.... ¡Espera! —este último se perdió en los pasillos del palacio. «Idiota», dijo para sus adentros.


Oficinas de Lake

En Lake se escuchaba la ruidosa discusión que hacía presencia en la oficina de jefe, las paredes retumban debidamente. Los empleados estaban hasta asustados por la fuerte discusión.

— ¡Tonto! Ni esa nimiedad puedes hacer bien —dijo completamente enfadado.

— Pero mi señor, el palacio está totalmente asegurado, tienen guardias en todas partes... Solamente le permiten la entrada a algún invitado o a alguien citado nada más —respondió su sirviente.

— Si te estoy pagando millones por un solo trabajo como es que no puedes hacerlo. No llegas hacer nada de lo que te pida, ni siquiera infiltrarte en un castillo tan inferior como ese ¡¡Largo de aquí, sal de mi oficina en este instante!!




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