… Lucy…
El paisaje es hermoso, no podría haber encontrado mejor lugar para vivir. Nos dirigimos a la manada de Amir, y la sensación del beso vuelve a mi mente. Calor, un clic en mi interior, y unas ganas inmensas de sentir más de él, de que nunca será suficiente. Mi conciencia, rompiendo el encantamiento, bajando mis pies a tierra, recordandome cómo se debe comportar una dama y todos los consejos de que Nona me inculcó desde pequeña. Y acá sigo a mis 18 años, solo con los besos que me dejó un noviazgo fugaz de secundaria, hasta que llegó Amir que en un abrir y cerrar de ojos, derrumbó muros, despertando sensaciones que no viví antes, pensando que es correcto, que no lo es, ya que el deseo que sentí ese instante no sé si quiera controlarlo mucho tiempo.
_ Estamos llegando._ aprieta suavemente mi mano, le sonrío y él repite el gesto.
_ Gracias por traerme._ por lo que me contó Sara no suelen traer humanos a la manada, en sí son muy pocos los que saben de su existencia, y es por razones mayores.
_ Gracias por aceptarme tal cual soy, y darme la oportunidad de hacerte feliz._ veo al frente una gran puerta y muros muy altos. Las puertas se abren y nos dan paso hombres de ambos lados quienes agachan la cabeza y bajan la mirada.
_ Iremos a la clínica primero esta bien? Tengo que ver a Pen._
_ Si claro._ respondo.
El lugar es hermoso lleno de espacios verdes, casas bellas y simples, las calles espaciosas pulcras, con niños jugando en los amplios patios. Unas cuadras más adentro de la manada se ven tiendas de todo tipo, como un pequeño centro comercial al aire libre. Gente entrando y saliendo, una hermosa escuela, giramos en una calle y luego de varias cuadras de casas y árboles llegamos a lo que parece ser una clínica. Estaciona el auto y bajo antes de que se acerque a abrirme la puerta. Comienzo a caminar hacia el lugar, Amir sigue mis pasos, mientras él se acerca a recepción para consultar la habitación, yo siento el impulso de subir las escaleras, primer piso, segundo, tercero, pasillo hacia la derecha o izquierda, izquierda son varias puertas que cruzo hasta la número 23, se que es ahí, giro la perilla y entro un hombre de unos 25 años de edad, se encuentra al lado de la cama y una joven de pelo negro de la misma edad está conectada a varios cables y con máscara de oxígeno. Me detengo y la observo, Amir llega segundos después, y lo siento respirar fuerte a mis espaldas. Caigo en la cuenta que corrí hasta aquí, siguiendo no se que clase de instinto. Doy un paso más cerca de ella y el joven que debe ser Pen se para y estira su brazo para detenerme. Amir se acerca y toma el hombro de Pen, quien baja el brazo y me deja acercarme. Observo a la joven, es muy bella, subo mis manos sobre su cuerpo sin tocarla, hasta llegar a la cara interna de su muslo izquierdo donde dejó mi mano derecha y la izquierda en su abdomen en el lado derecho. Cierro los ojos, se que viene ahora, un cosquilleo de mis palmas, la energía que comienza a recorrer mi cuerpo se dirige a mis brazos. Todo se torna oscuro y caigo.
… Amir…
Aún no confío en que sea la mejor decisión traer a Lucy a la manada, pero temo por su seguridad afuera de nuestros muros. Llegamos a la Clínica y Lucy me acompaña, me acerco a informes donde Cristina me otorga los datos de la habitación en la que se encuentra Eva, al girar para avisarle a Lucy que debíamos subir, ella no se encontraba allí, y Cristina me apunta las escaleras, subo rápidamente sin entender porque desapareció. Reviso cada piso hasta llegar al tercero, donde su olor es más intenso y llego hasta la habitación de Eva, con un Pen nervioso que se abalanza contra Lucy, apoyo mí mano sobre su hombro y lo detengo, confío en Lucy con mí vida. La observo acercarse a Eva, y posar sus manos sobre las heridas sin cicatrizar, donde suavemente un tenue resplandor empieza a emanar, cubriendo las heridas de Eva, segundos después el cuerpo frágil de Lucy comienza a caer de espaldas al suelo, llego a tomarla en mis brazos, y una punzada en el pecho me roba el aliento.