La luz de la mañana

Capítulo 4

Emmett:
¡Esa niña pequeña tiene serios problemas!. ¡No dejaba de llorar!. ¡Era tan molesto!. Y por una vez creo que había encontrado algo que rivalizaba con Alice en el departamento molesto.
-Rose, ¿qué le pasa a Renesmee?. -Pregunté, honestamente confundido e inseguro. ¡Los bebés me confundieron!. Siempre necesitaban algo, atención, comida, agua, aire fresco o un cambio de pañal, y no podían decírtelo, ¡solo tenías que adivinar!.
-Bueno, o tiene sed o quiere ver a sus padres. -Explicó, tratando de calmar a nuestra frenética sobrina. Rosalie parecía, si fuera posible, habría comenzado a llorar de frustración.
-No creo que tenga sed, Rosalie. Deberías llevarla al estudio de Carlisle con Bella y Edward. Eso podría calmarla. -Alice hizo una mueca ante las palabras pensar y podría.
-Voy a hacerlo en un segundo. Solo quiero probar algo primero. -Dijo Rose.
Se levantó del sillón reclinable, donde había estado recostada con Renesmee sobre su pecho, y comenzó a caminar hacia afuera. La puerta principal se abrió y luego se cerró y los gritos se calmaron un poco, no mucho pero desaparecieron un poco. Cuando pensé que todo había terminado, Renesmee lanzó un fuerte grito; Dejé caer mi cabeza en derrota con un suspiro.
-¡Llévala arriba!. -Alice cantó victoriosamente hacia la puerta por la que había salido Rosalie.
-Me voy, me voy. -Dijo Rosalie en un tono irritado.
Mi hermosa esposa desapareció hasta el segundo piso de la casa y yo me quedé en la sala con Alice y Jasper.
-Jasper, ¿quieres ir a jugar a la pelota o ir de caza o algo así?. -Pregunté, desesperado por entretenimiento.
-Claro, lo que sea. -Dijo, dejando su libro de la Guerra Civil y levantándose del sofá de dos plazas que había estado compartiendo con su pequeña esposa duende.
Salimos y agarramos una pelota de béisbol del cubo grande que teníamos guardado en el garaje.

Edward:
No me iría de su lado. No hasta que ella estuviera funcionando con el resto de nosotros. Duele demasiado pensar que casi la había perdido. De nuevo. Pero esta vez fue peor, su corazón había dejado de latir y si no fuera por Jacob, estaría muerta. Supongo que le debo algo.
Saqué una hija de eso, sí, pero no hubiera importado a menos que Bella estuviera aquí para disfrutarlo conmigo.
-¡Edward!. -La aguda voz de Rosalie me sacó de mi ensimismamiento. -Tu hija exige tu presencia y atención.
-Tráela. -Le dije. Los gemidos persistentes que salían del pequeño cuerpo de Renesmee eran tan fuertes que incluso un vampiro podría haberse quedado sordo si se hicieran más fuertes.
Rosalie se acercó; sus ahora ojos dorados estaban fijos en la figura inmóvil de mi esposa con curiosidad. Brillaba en sus pensamientos que no sabía por qué Bella estaba tan quieta, y la molestaba, no saber algo.
No estaba pensando en sí misma, por una vez. Los pensamientos de Rosalie eran... agradables, incluso puros. Esperaba que Bella estuviera perfectamente bien.
Estaba demasiado quieta, acostada en la cama, encerrada en un estado casi de parálisis.
Renesmee se quedó callada de repente, mirando todas las cosas nuevas que había en esta nueva habitación. Su pequeña mente estaba abrumada, trabajando duro para tratar de asimilar todo lo que había en la habitación al mismo tiempo.
Me reí de los pensamientos de mi hija. Rosalie también me la entregó antes de salir de la habitación.
Renesmee me miró, la curiosidad brillando en sus ojos. Esos hermosos y familiares ojos marrones. Estaban en la cara equivocada. Me dio alegría saber que esos ojos nunca se perderían en el mundo después de todo. Pero fue triste cuando me di cuenta de que estaban en la cara equivocada. Había algunas similitudes, sí, pero no era la misma cara. Vivirán para siempre.
-¡Edward!. ¡Los sentimientos están un poco por la borda!. -La voz de Jasper flotó desde afuera de la ventana.
-¡Cállate Jasper!. -Llamé de vuelta.
Mirando a Renesmee, le dio una sonrisa llena de dientes y robóticamente aplaudió y pateó sus pequeños pies cubiertos con calcetines. ¿Sin zapatos?. Me pregunto qué hizo para que Alice ignorara los zapatos.
Le devolví la sonrisa y ella chilló de alegría.
El momento se interrumpió cuando un grito de agonía resonó en la casa.
-¿Qué fue eso?. -Le susurré al angelito en mis brazos.
Ella estiró su pequeña mano contra mi mejilla. Me trajeron a un mundo como si estuviera viendo una escena a través de la mente de otra persona. Estaba, era Renesmee, mostrándome la escena que había visto. Había escuchado al resto de la familia hablando de eso antes. Era vagamente como que la forma en que podía leer la mente era lo que pensaba Carlisle.
Vi una cara. Una cara muy familiar. La cara de Angela Weber en realidad. ¿Cómo conocería Renesmee a Angela?. Entonces noté que ella se retorcía en la escena.
-¡¿Alice?!. -Llamé a mi hermana psíquica.
-¿Sí?. ¿Problema mi querido hermano?. -Solo me llamaba así cuando el resto de la familia hacía algo sin que yo lo supiera.
-¿Quién acaba de gritar y por qué Renesmee sabe quién es Angela Weber?. ¡Ella me acaba de mostrar, así que no trates de hacerlo pasar por una imagen!. -Dije, sospecha y leve ira en mi voz.
-Bueno, Angela podría estar pasando por su cambio de vampiro porque a Esme le arrancaron el brazo y se lo volvieron a poner y Angela lo vio. -Dijo Alice, mirando al suelo tratando de evitar el contacto visual.
¡Estaba bloqueando sus pensamientos!. ¡Eso realmente me molestó cuando ella hizo eso!.
Gruñí sin saberlo y Renesmee gimió. Me tomó veinte minutos antes de que pudiera calmarla lo suficiente como para que se durmiera y así poder hacer que Alice me contara toda la historia. Incluso entonces, Alice se mostró reacia a decírmelo, pero la obligué de todos modos, realmente necesitaba saber por qué habría dos recién nacidos en una casa durante un período prolongado de tiempo. ¡Nunca fue algo bueno!.



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En el texto hay: amor

Editado: 29.08.2023

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