Aurora
Muchos dicen que el mundo es el verdadero infierno, que los verdaderos demonios están en la tierra siendo castigados por todo lo que alguna vez hicieron y solo con la muerte terminan su tormento. O que solo vienen al mundo para pagar por sus antiguos pecados. Se podria decir que es su karma.
El monstruo de ojos cafes caminaba enfrente de su escritorio con una mano en la barbilla pensando, o tal vez esperando a que algo pasará. Quizas una señal del universo o que solo el tiempo pasara para hacer lo que tenia en su oscura mente.
Pero ojala y el tiempo se hubiera detenido o que me teletransportara lejos de aquel monstruo que con solo su mirada me acechaba como si yo fuera un ciervo y él el feroz lobo que esta apunto de atacar y comerce a se presa.
Las lagrimas se habian secado provocando que mis mejillas se volvieran blancas, trate de evitar a toda costa mirarlo, pero el sentir su atencion sobre mi se sintio tan incomodo y abrumador que hasta trate de ni siquiera respirar para que no notara mi presencia.
Todo seguia igual o peor que hace una hora. Uno de los policias me habia encontrado caminando cerca de la Torre Eiffel llorando y claramente noto la ausencia de mis padres. Mamá se habia con aquellos hombres que nos disparaban y ella en su ultimo aliento antes de quedarse dormida ya que una bala la habia alcanzado me pidio correr y alejarme lo mas que pudiera. Aquel policia me trajo hasta este despacho donde ahora estoy con el monstruo.
Pero él, solo me habia observado durante toda esta hora, atento a cualquier movimiento que hiciera. Me miraba de una manera que no logro explicar pero me causa miedo.
El teléfono sobre la mesa comenzó a sonar haciendo que su mirada dejara de estar sobre mi.
–¿Quién habla?– preguntó el monstruo frente a mi volviendo su atemorizante mirada hasta a mí– es como a mí me gustan– se remojo los labios pasando su lengua por ellos.
Como si yo fuera un postre que podria comer todos los dias y a todas horas.
El lugar se llenó de un incómodo silencio, la otra persona al otro lado de la línea le contesto algo que desde donde yo estaba no lograba escuchar.
–¿Está misma noche?– enarco una ceja, espero su respuesta y fue entonces que volvió a hablar– entonces tengo que hacer mi trabajo antes de lo que pensaba. Es una muy linda paga por el trabajo.
Platico unas cosas más con la otra persona y termino con la llamada, paso una mano por su cabello soltando un largo suspiro. Me dedico una retorcida sonrisa, de esa que solo los villanos en las peliculas de las princesas dan cuando piensan que han ganado.
Sus pasos se detuvieron cuando tomo asiento junto a mi.
–¿Mis papis ya vendrán por mi?– ladee la cabeza.
Una de sus manos viajo hasta una de mis piernas elevando un poco mi vestido, trate de alejarme pero su agarre fue tan fuerte que su mano termino marcada en mi muslo, me volvio a acercar a él sentandome sobre una de sus piernas.
–Creo que tardarán un poco– susurro cerca de mi oído– pero mientras, tu y yo, jugaremos a algo que te gustará mucho.
¿Se considera juego a algo que te daño para siempre y algo que no consideraste divertido?
Mis gritos parecian inexistentes para las personas que estaban fuera de esa habitacion, quizas lo ignoraban para no meterse en problemas o porque verdaderamente no les importaba que yo estaba siendo tocada por aquel monstruo.
Trate de huir, de patalear y suplicar hasta el cansancio para que se detuviera, que aquello no me gustaba en lo absoluto, pero el monstruo no me escucho, lo unico que buscaba era satisfacerse conmigo. Una simple niña de cinco años que no podia volver con sus padres.
Supongo que para ninguno de los dos fui tan importante como para venirme a salvar de un monstruo que entro en mi paraiso volviendolo todo una verdadera pesadilla que nunca pude olvidar por mas que quise hacerlo.
El principe que tanto vi en las peliculas nunca llego a rescatar a la princesa de la persona que la estaba dañando.
___
Dos meses después.
Si tanto anhelas tener algo en tu vida deberias de hacer cualquier cosa con tal de obtenerlo o volverlo a tener junto a ti. Una cosa que mis padres no entendieron.
Quizas eso del ataque estaba planeado para de una vez por todas deshacerse de mi. Es la unica explicacion que tengo para que ellos nunca hayan vuelto por mi. Quizas ya estaban cansados de mi y por eso la mejor desicion para ellos fue el abandono.
¿Pero porqué al menos no me salvaron de aquella pesadilla?
El fresco aire del invierno pegaba contra mi rostro mientras mi cuerpo se aferraba a la pequeña muñeca de tela que me habian dado al traerme a esta casa, donde las únicas personas que la habitaban eran una mujer a cargo de la limpieza y un señor que cuidaba que yo no tratara de escapar de este lugar.
Al monstruo no lo habia vuelto a ver desde hace dos meses, las unicas dos personas que veia en mi dia a dia tenian prohibido hablar conmigo y me miraban como si tuvieran una gran ira en contra mia. Como si fuera la causa de sus desgracias.
Pero esa tarde algo cambio, el gran porton abrio sus puertas dejando entrar un coche gris con las ventanas polarizadas, se detuvo al pie de las escaleras a unos pocos pasos de donde yo me encontraba mirando con atencion aquel coche y sobre todo a los dos individuos que descendian del vehiculo.
Dos personas salieron de la parte trasera del coche, una mujer pelinegra y un hombre pelirrojo. Al tenerme en su campo de vision me dedicaron una sonrisa tierna, caminaron hasta que llegaron un escalon por debajo del que yo estaba, se incaron un poco para quedar a mi altura.
La mujer trato de acariciar mi mejilla pero por miedo a que me hiciera lo mismo que el monstruo retrocedi, intentando alejarme de ellos y del daño que podrian causarme. La mujer miro a su pareja sin aquella sonrisa con la que habia aparecido segundos atras.