La luz de la venganza

3.- Mi cumpleaños

Aurora

Las personas corren buscando algún refugio para pasar la lluvia que amenaza con sus gotas mojar todo lo que esté a su alcance. Algunos llevan paraguas mientras que otras personas se cubren con sus abrigos o lo que tengan a la mano para cubrirse.

Me quedé parada en la orilla de un local cubriéndome con la sombrilla esperando a que el autobús llegará para así poder irme a casa.

Había sido una mala idea querer salir a dar una caminata como inicio de mi cumpleaños, se nota que ni siquiera el clima quiere que festeje un año más de vida.

Mi celular comenzó a vibrar y en la pantalla principal pude ver el nombre de Violeta junto a un emoji de corazón con vendas. Conteste la llamada llevándome el celular a la oreja.

–¡Feliz cumpleaños a la mejor amiga del mundo!– su grito casi me deja sin tímpano, pero aún así sonreí porque al menos alguien si se acordaba de mi cumpleaños– ¿Quieres ir a festejar a alguna parte?

–Mejor vamos mañana– sonreí de lado– este año presiento que mis padres si se acordarán de mi cumpleaños, en la mañana vi como metieron un pastel al refrigerador.

Después de tantos años ellos se habían acordado de mi cumpleaños, después de casi más de una década ellos festejarian mi cumpleaños.

Por un día dejarían de compararme con Charlotte, me cantarían las mañanitas mientras yo soplo la vela pidiendo mi deseo.

–¿Segura? Tal vez esto suene cruel pero desde que te conozco ellos no han festejado tu cumpleaños– podía notar su tono de delicadeza.

Ella había sido la única que durante todos estos años había festejado mis cumpleaños, ella y su familia que me recibía como una hija más.

La familia de Violeta era la que me celebraba mis triunfos y me daba una mano cuando me caía y necesitaba de ayuda para volver a levantarme. Ellos han estado para mí cuando el mundo se me venía encima.

–Mira, se que ellos nunca se acuerdan de mi cumpleaños, pero es porque están muy ocupados con Charlotte– justifique su falta de atención hacia mi.

El autobús se estacionó y fue cuando me adentre en él para dejar de mojarme bajo las gotas de la lluvia que caían con más frecuencia que antes.

–¡Joder Aurora!– retire un poco el celular de mi oído para evitar quedarme sorda– no se si eres la persona más buena que he conocido o la más estúpida. Solo quiero decirte que si tus padres siguen muy ocupados con tu hermana puedes venir a mi casa, sabes que todos te estaremos esperando para celebrar por muy noche que sea.

–Lo tendré en cuenta– asentí, mire por la ventana como las pequeñas gotas se quedaban aderidas a la ventana del autobús.

–Tengo que colgar, mi padre quiere que le ayude en algo, te quiero.

–Yo igual.

Colgue la llamada guardando mi celular en la pequeña bolsa que llevaba conmigo al igual que la sombrilla que llevaba conmigo.

Este año si celebraré mi cumpleaños con mi familia.

___

Sus manos rozaban mis muslos al igual que pasaban por mis mejillas, su voz comenzaba a susurra cerca de mi oído lo mucho que lo ponía duro y jugaríamos a algo que me gustaría.

Mis gritos de ayuda se quedaban atascados en mi garganta, fuera de la habitación se escuchaban las voces de personas a las cuales yo les pedía y suplicaba porque me ayudarán.

El monstruo se introdujo en mi cuántas veces se le dió en gana, llenando mi interior de su asqueroso orgasmo, sus embestidas me lastimaban. Las lágrimas brotaban como mares por mis mejillas.

Cuando entro una mujer en la habitación vi una pequeña luz de que alguien me salvara, de que terminarán con mi tormento, pero ella solo me dedico una mirada de odio mientras dejaba unos papeles sobre el escritorio para después volver a irse.

Las voces de mis padres comenzaron a resonar en mi cabeza repitiendo lo mismo de siempre, te hicieron eso porque te lo merecías, tu provocaste a ese hombre, fue tu karma por ser una mala hija.

El monstruo se sentó junto a mi cuando terminó y sacio su cuerpo, murmuró algunas palabras que no logré entender.

Al abrir los ojos todo el cuerpo me sudaba, las lágrimas brotaban de mis mejillas sin siquiera pedir permiso.

Solo había sido una pesadilla, una que diariamente se repetía en mi cabeza cada vez que dormía.

Prendí la pantalla de mi celular para poder ver la hora, marcaba casi las diez de la noche, apague el televisor donde había estado viendo una película.

Me di un baño rápido y cuando vi mi cuerpo desnudo frente al espejo sentí una gran repulsión. Por más que me bañara siempre estaría sucia.

Porque aquel hombre me había dejado sucia para toda la vida, me destruyó la vida cuando yo solo era una niña y nadie me salvó de él.

Me puse un Pans junto a una playera ajustada, me quedé sentada en la orilla de mi cama mirando un punto inespecífico tratando de que aquella imagen de aquel día se fuera de mi mente.

Sus risas fueron lo que me trajeron de nuevo al mundo, el motor del coche de mis padres se detuvo y sus risas se intensificaron.

Mire por el rabillo de la ventana para así tener en mi campo de visión a mis padres abriendo un sombrilla para protegerse de la lluvia.

Charlotte llevaba consigo un gran ramo de flores y su traje que utilizaba cuando iba a una presentación de valet.

–Mi niña lo hizo muy bien– papá planto un delicado beso sobre su coronilla.

Se adentraron en la casa para así dejar de mojarse por la fuerte lluvia que seguía.

Las lágrimas volvieron a brotar con más frecuencia mientras en mi cabeza se repetían las mismas frases de siempre.

¿Porque no estudias más como Charlotte?
¿Porque no haces algo productivo como Charlotte?
¿Un nueve? Yo esperaba un diez así como lo hizo Charlotte.
Charlotte es por mucho mejor que tú.
Al menos ella no está podrida por dentro como tú.

Salí de mi habitación, fui bajando las escaleras y en mis oídos se fueron escuchando sus risas, una familia feliz a la cual yo nunca pertenecí.



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En el texto hay: mafia, trianglo amoroso, amor

Editado: 23.08.2024

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