Aurora
Cuando pienses que nada puede derrumbarte siempre habrá una pequeña cosa que te diga lo contrario.
Porque en ese momento sentirás que el mundo se detiene para después todo venirse abajo, perderás las esperanzas de la vida y mucho más la confianza que le tenías a las personas.
Será como ver un efecto domino y al final entenderás la frase de todo cae por su propio peso.
–Ustedes mienten– negué varias veces volviendo a enfocar mi mirada sobre la pareja– mis padres son Olivia y Andrew, ¿por qué mienten?
No encontraba una lógica para todo esto, ellos estaban locos o me estaban confundiendo con otra persona, porque apesar de que Andrew y Olivia sean los peores padres son los únicos que tengo.
Ellos me criaron, me dieron un techo durante toda mi vida, ellos estuvieron en cada etapa de mi vida, a ellos son los que les digo mamá y papá aunque no se lo merezcan.
–Te decimos la verdad– el hombre tomo las manos de la mujer sobre las suyas– nosotros somos tus verdaderos padres, Andrew y Olivia no lo son.
Un recuerdo fue el que se desbloqueo en mi mente, aquella niña entre los brazos de una mujer con el cabello rubio junto con una enorme sonrisa en los labios, un hombre a los pies de las escaleras saliendo de un coche para después llegar a nuestro lado y darnos un fuerte brazo y un beso en la coronilla.
Fue como ver una corta película en mi mente, donde aquella niña era verdaderamente feliz, que no tenía un solo rastro de dolor en su rostro.
–¡Ustedes mienten!– volví a repetir– ustedes fueron las personas que me apartaron del lado de mis verdaderos padres, ustedes hicieron que yo estuviera sin ellos durante cinco años. No me quieran ver la cara.
–No, cariño– el rostro de la mujer estaba inundado de lágrimas– somos nosotros tus verdaderos padres, ¿por qué no lo quieres creer? Fui yo quien te trajo a este mundo, quien te tuvo entre sus brazos, te amamanto y te arropó cada noche durante cinco años.
–No les creo nada– las lágrimas rodaban por mis mejillas.
–¿Que prueba quieres para que nos creas?¿Alguna prueba de ADN?
–Ellos fueron los que te arrebataron de nuestro lado, aquella tarde donde Eleanor y tú venían del parque de Milán las atacaron.
Aquella tarde donde todo había cambiado, donde el monstruo me había tocado y ellos no estuvieron para mí. Todo este tiempo pensé que había sido mi culpa cuando en realidad había sido de ellos. Porque su única obligación como supuestos padres era protegerme y no pudieron hacer eso.
Porque me dejaron sola cuando más los necesitaba, no me protegieron de aquel maldito policía que abuso de mi cuando solo tenía cinco años.
–¡Entonces fue su culpa!– la voz me salió quebrada y la garganta me dolía por el nudo que se había generado– fue su culpa que aquel hombre... Solo tenía cinco años– decía cosas sin sentido y las frases a medio camino– todo este tiempo pensé que había sido mi culpa cuando en realidad fue ¡suya!
–¿De que hablas?– preguntó el hombre con el ceño fruncido.
–¡Fue su culpa que aquel policía haya abusado de mi aquel día!– jale varios mechones de mi cabello.
Fue en ese momento que me quebré por completo, no sabía cuánto dolía aquella herida hasta que tuve enfrente mío a estas dos personas.
El silencio estuvo en todo momento, lo único que se escuchaba eran mis sollozos junto a los de la mujer, pude sentir como unas manos delicadas se posaban sobre mis hombros tratando de darme un abrazo, pero yo sé lo impedi alejándome de su tacto.
–¡No me toques!– le ordene a la mujer.
–Lo lamento mucho, cariño– se limpio la mejillas.
–Ustedes no saben una mierda de todo lo que he tenido que vivir, ustedes no estuvieron para mi cuando más los necesitaba, nunca llegaron a salvarme de aquel monstruo que no le importo abusar de una niña de cinco años– el simple hecho de respirar me estaba causando un fuerte dolor en el pecho– ¿por qué llegar hasta ahora cuando ya han pasado más de diez años?¿Por qué querer abrir aquella herida que nunca se curo?¿Por qué querer llegar a mi vida y hacer como si todo esto nunca hubiera pasado? ¡Ustedes me abandonaron y nunca volvieron por mi!¡Son ustedes los verdaderos monstruos!
–Cariño, nunca te abandonamos– la mujer negó varias veces.
–¿No?– lade la cabeza, me levanté del sillón para poder estar a la misma altura de los dos– ¿Entonces por qué nunca llegaron a sacarme de aquella comisaría?¿Por qué nunca me sacaron de la casa de Olivia y Andrew donde lo único que recibía eran comparaciones? Quieren llegar a ser los mejores padres cuando ya es demasiado tarde.
–Princesa– el hombre se limpio la lágrima que le había caído por la mejilla– aunque no me lo creas te busque por cielo, mar y tierra.
–Entonces no buscaste bien– negué– porque yo no estaba en ninguno de esos lugares, yo estaba en el infierno.
–No descanse un solo día hasta encontrarte incluso pensé que James te había secuestrado pero cuando lo mate con mis propias manos...– lo interrumpí.
–¿Matar?
–Soy un mafioso muy poderoso en Italia, el lugar donde naciste. Desde el primer momento en que desapareciste te estuve buscando, pero siempre hubo algo que me truncaba en tu búsqueda, tal vez pienses que te quería para seguir con el legado del negocio pero no es cierto, solo te quería encontrar para que volverías a nuestra pequeña familia de tres.
Familia.
Un lugar donde yo nunca había estado, era terreno desconocido y nunca explorado para mí.
Y la verdad es que ya no tenía la misma emoción de cuando tenía siete años en formar una familia, ahora solo quiero ser yo sola. Porque se que yo nunca me dañare o me haré llorar.
–No quiero que seamos familia, ustedes son unos completos desconocidos para mí, y no es por lo que te dediques, sino porque ya no quiero seguir sufriendo, prefiero estar sola y ya no derramar lágrimas.
–Por favor, danos una oportunidad– suplico la mujer juntando sus manos– te prometemos que no te haremos derramar una sola lágrima y si lo llegamos a hacer serás libre de poder irte cuando quieras. Solo danos el derecho de poder estar contigo aunque sea unos momentos.