La luz de la venganza

26.- Amigo incondicional

Aurora

Algunas gotas de la lluvia se adherian a la ventana y retrovisor del coche, la ráfaga de viento provocaba que los árboles se mecieran de un lado a otro y los coches y personas iban con mayor velocidad tratando de llegar lo antes posible a sus hogares.

Detrás de mi coche venían Olivia y Andrew dormidos en la cajuela de la camioneta polarizada, todas sus extremidades estaban amarradas por su hacían el intento de querer escapar.

En el primer momento que me vieron frente a sus ojos sus rostros palidecieron, intentaron cerrarme la puerta en la cara pero Steven fue más rápido en entrar y disparar un tranquilizante que al instante los hizo dormir.

Mis hombres los sacaron de la casa y metieron sus cuerpos en la parte trasera de la cajuela intentando que nadie los viera.

Mi corazón sentía una gran presión en el pecho, no podía siquiera mirarlos sin sentir rabia y ganas de estrellar mi puño en sus rostros.

Los haré sufrir tanto que ellos serán los que me supliquen por su muerte.

Cuando llegamos a las bodegas los bajaron y llevaron a una habitación, los pusieron sobre sillas y los amarraron con varias sogas y cintas.

Me quedé mirando aquellas puerta de madera pensando en que les diría, como comenzaría todo, tendría que aguantarme todas las lágrimas para que me vieran fuerte como un roble.

Mi celular comenzo a vibrar y en la pantalla principal pude ver el nombre de Sebastián.

–¿Qué es lo que quieres?– mi voz salió cortante.

Aún seguía enojada con él y su comportamiento de niño pequeño.

–¿Dónde estás?– sonaba preocupado.

–Despues te digo– estuvo a punto de seguir hablando pero lo interrumpí colgando la llamada.

Tengo cosas más importantes que estar soportando sus cambios de humor constantes. Debería medicarse y dejar de comer tantas paletas que ya le están haciendo daño.

Entre en la habitación cerrando la puerta detrás de mi, sus rostros fueron lo primero que mi vista pudo captar.

–No nos hagas daño por favor– suplico Olivia con lágrimas en todo el rostro.

–¡Deja de verte patética!– le reprendió Andrew.

De verdad que me causaban lástima, ver cómo a pesar de los años y saber que se quedaron solos siguen sin cambiar aunque sea un poco de su personalidad para tratar de recuperar a su única hija. Charlotte.

–¿Cómo dañaria a las personas que me hicieron vivir un infierno durante más de una década?– ladee la cabeza.

«Se fuerte Aurora, no demuestres debilidad ante ellos»

–¿Por qué nos trajiste aquí?– pregunto Olivia.

–Quiero pedirles un favor– me cruce de brazos– ya sea porque se arrepienten de la forma en que me trataron o porque me tuvieron algo de cariño. Necesito que me den respuestas.

Nunca lo quise aceptar pero, sigo siendo aquella adolescente que acaba de cumplir la mayoría de edad que le sigue teniendo miedo a las personas que creyó por años que eran sus verdaderos padres.

Sigo siendo tan vulnerable que cualquier cosa puede derrumbarme, y que en realidad para sobre llevar este negocio se necesita de una fortaleza que no tengo.

–Si me dicen todo lo que quiero saber los dejaré en libertad, les conseguiré una vida nueva y si quieren también les daré dinero– solté un suspiro.

Si para que me digan la verdad tengo que dejarlos vivos así lo haré, no tengo otra alternativa.

–¿Qué es lo que quieres saber?– pregunto Andrew en tono frío y con aquella seriedad que tanto recordaba.

–¿Quién está detrás de mi secuestro? Porque ustedes no tienen los recursos y mucho menos una sola razón para separarme de mis verdaderos padres.

–¿Por qué piensas que no tendría algún motivo para separarte de Eleanor y Stefano?– ladeó la cabeza con una sonrisa que me hizo sentir un escalofrío.

–¿Cómo...?– me interrumpió.

¿Cómo él sabía los nombres de mis padres?

–Si piensas que te diremos fácilmente lo que quieres saber estás muy equivocada– me recorrió con la mirada lleno de desprecio– alguien como tú merece todo el daño que ha recibido.

»Merecias que ese policía te tocará, merecías ser comparada con Charlotte cada día porque nunca llegarás a ser tan buena como ella a pesar de que Charlotte se haya ido de nuestro lado, merecías que tú mejor amiga se haya muerto y tú no pudieras hacer nada– lo último que dijo hizo que me saliera de mis casillas.

Avance hasta donde él estaba para darle una bofetada que le hizo girar el rostro, después le di otra en la mejilla posterior. Pero eso solo hizo que él sonriera con suficiencia.

Siempre había sabido las cosas que me dañaban para usarlas en mi contra y hacerme ver vulnerable.

–¡Yo no merecía nada de eso!– estrelle mi puño contra su nariz ocasionando que la sangre comenzará a correr– eres un hijo de puta que no conoce el sufrimiento, pero créeme que yo te lo haré conocer.

¿Cómo es que una persona podía ser tan cruel?

–Tarde o temprano me dirán todo lo que quiero saber– estampe mi rodilla contra su mandíbula haciendo que soltara un fuerte grito de dolor.

Gire sobre mis zapatos saliendo de la habitación, apreté los puños con ganas de regresar y matarlo con mis propias manos.

Steven llegó hasta mi lado corriendo y pasando una mano por su cabello lleno de frustración.

Había malas noticias.

–¿Que sucede?– pregunté cuando lo vi titubear.

–Han atacado la mansión– murmuró en pausas– el jodido infiltrado dio la ubicación.

–No se lo que hagas, pero necesito el nombre de ese gilipollas y que lo pongas frente a mi– ordene– llévame a la mansión.

–No podemos ir, la policía está allí. Todos tus hombres ahora están en la casa cerca de la playa.

–¡Joder!

¿Por qué nada me estaba saliendo como yo quería?¿Por qué tenía que haber un maldito infiltrado entre mi gente que me estuviera jodiendo todo lo que estaba planeando?

–¿Quieres que te lleve?– asentí.

–Quiero llegar a dormir y nunca más despertar.



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En el texto hay: mafia, trianglo amoroso, amor

Editado: 23.08.2024

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