La luz de la venganza

30.- Nunca me perdones

N/A: Les recomiendo leer este capítulo con Yo no merezco volver- Morat

Aurora

A veces la conciencia nos carcome el alma y nos exige por al menos una vez en nuestras vidas hacer algo bien, asi al menos podremos tener la mente en paz y nuestro corazón dejara de doler tanto.

Una semana había pasado desde que había secuestrado a Olivia y Andrew, desde aquel día no había vuelto a verlos porque no sabía que decirle para que me dijeran la verdad. Los había puesto en habitación separadas para que no pudieran hablar entre si y pudieran ocultarme cosas.

Y creo que aquello había funcionado porque está semana Olivia había pedido que fuera a verla.

Así que aquí estaba yo, frente a la puerta de su habitación esperando a que aquel nerviosismo desapareciera de mi cuerpo y dejara de temblar con el simple hecho de respirar.

Gire el pomo de la puerta adentrandome en la habitación y cerrarla detrás de mi, ella estaba sentada en la silla de madera con las manos y pies libres de cualquier atadura, solo la dejaban caminar cuando comiera o tuviera que ir al sanitario.

Su mirada se elevó encontrándome con aquellos ojos que no mostraban un apice de vida, me senté en la silla que mis hombres me habían dejado frente a ella.

Les había ordenado que le quitarán todas esas sogas para poder hablar mejor con ella.

–Que bueno que has venido– asintió varias veces son la cabeza baja– antes de que te diga cualquier cosa solo prométeme algo.

–¿Quieres que te deje vivir?– negó.

–El día en que vayas a matar a ese hombre primero ven aquí y mátame a mi– sus lágrimas comenzaban a empapar sus mejillas– prometelo.

–¿Por qué quieres que te mate?– ladé la cabeza.

–Es lo menos que te mereces por todo el daño que te hicimos sufrir por años cuando solo eras una niña– paso el torso de su brazo por sus mejillas secando las lágrimas.

–Bien, te lo prometo– asentí– Dime todo lo que sepas.

Elevó la mirada para poder mirarme a los ojos, sorbió su nariz a la vez que soltaba un suspiro dejando salir todo el aire que sus pulmones retenían, sus manos acunaron las mías y pude sentir su piel helada.

–Ethan, ese es el nombre de ese hombre, es sobrino de Andrew. Nunca supe la razon exacta para que te secuestraran y te entregarán a nosotros– las lágrimas corrían una tras otra a través de sus mejillas– cuando Andrew me contó esto me negué, pero no tenía alternativa, el padre de Ethan que en ese momento era quien estaba cargo de esto me tenía de manos atadas diciendo que si no lo hacía matarían a mi familia. ¿Crees que he estado al lado de Andrew porque lo amo?

»Solo he estado a su lado porque no tengo otra alternativa– un sollozo escapó de sus labios y pude ver la faceta más débil de Olivia– mis padres me entregaron a la familia de Andrew por una deuda que tenían a su hermano quien es el que se encargaba de todo.

–¿Qué paso con su hermano?– la voz comenzaba a temblarme de los nervios y a la vez porque no podía procesar todo lo que ella me estaba diciendo.

–Tu padre lo mato– susurro en voz baja– a partir de su muerte todo empeoró, Andrew se enfureció con tu padre y es cuando empezamos a tratarte de esa manera, casualmente fue cuando Charlotte nació y él aprovecho para hacerte sentir apartada, tal vez no me creas pero yo nunca quise tratarte de esa manera, solo lo hacía porque Andrew me obligaba, te lo juro.

No sé en qué momento mis mejillas se comenzaron a llenar de lágrimas, los ojos me comenzaron a arder hasta que cayeron las primeras gotas, un nudo se había formado en mi garganta y el temblor en mis manos que creí que se había calmado volvió con más intensidad.

–¿Cuál es el nombre del hermano de Andrew?– mi voz salió temblorosa.

–James– su tono era de odio a aquel hombre– el hombre que me destruyó la vida y me entrego a su hermano porque él se obsesionó conmigo.

Nunca sabes cuán destrozada se encuentra una persona hasta que la ves romperse frente a tus ojos. Viendo como las lágrimas caen una tras otra y su respiración se vuelve anormal.

Sentí lástima por Olivia, porque quizás ella también había sufrido igual o más de lo que yo ya había sufrido. Teniendo una vida junto a un hombre que no amaba y solo la entregaron como si fuera un objeto que estuviera pagando una deuda que ella no tenía.

–¿Sabes dónde vive o donde podría estar?– negó limpiando su rostro de las lágrimas.

–Andrew nunca me dijo o me llevo a ese lugar, solo se que no está aquí en Toronto. Eso es todo lo que se.

–¿Por qué decidiste decirme todo esto?– la tomé del menton elevando su rostro para que sus ojos conectarán con los míos.

Unos ojos de los que nunca me percate que desde el principio nunca tuvieron vida en ellos, solo una gran oscuridad y tristeza.

–Quiero que hagas justicia por ti y un poco por mi– asintió varias veces– no pienses que lo hice porque quisiera que me perdonarás, se que nada me justificara pero al menos eso hará que mi conciencia este un poco mejor.

Me levanté de la silla, la vi una última vez antes de girar sobre mis zapatos para poder salir de la habitación, pero antes de que pudiera salir la voz de Olivia me detuvo.

–Aurora– voltee el rostro para poder verla– nunca me perdones por favor– una pequeña sonrisa se asomo en la comisura de sus labios.

–De eso que no te quede duda.

Salí de la habitación cerrando la puerta detrás de mi y dejando que mi espalda se recargara por varios segundos en ella, deje escapar un largo suspiro de mi garganta dejando que todo el aire que estaba reteniendo saliera y que el corazón dejara de dolerme.

Steven se quedó parado frente a mi, su expresión era neutra y traía los brazos cruzados.

–Sebastian quiere hablar contigo– informo soltando un suspiro lleno de exasperación.

Hace dos días que no hablaba con él, temia que volviera a salirse de sus cabales y terminara por hacerme daño nuevamente.



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En el texto hay: mafia, trianglo amoroso, amor

Editado: 23.08.2024

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