La luz de la venganza

35.- Lo que siento por ti

Aurora

Mis pies trazaban los mismos pasos de hace diez minutos, las manos me temblaban y no podía parar de dejar de morderme las uñas para hacer que el nerviosismo se desvaneciera aunque sea un poco, pero al parecer nada lo desaparecia.

Ya era más de media noche y Luca aún no llegaba, ni siquiera me había mandado un mensaje de texto avisándome que llegaría tarde, no respondía a mis llamadas y mi temor porque algo lo alla pasado me estaba matando.

Al menos ese pensamiento me ayudaba a eliminar la otra posibilidad de que él estuviera con otra mujer, porque de solo pensarlo me daban ganas de llorar hasta que fuera año nuevo.

En mis oídos resonó el sonido de la puerta al abrirse, me quedé estática al pie de las escaleras, sintiendo como mi respiración se volvía irregular y a la misma vez como el alma me volvía al cuerpo al ver qué se encontraba bien.

Cerro la puerta detrás de él y camino hasta quedar frente a mi, acuno mi rostro entre sus manos para dejarme un corto beso sobre los labios, claramente un beso que no le correspondí por todo el enojo que emanaba mi cuerpo.

Ahora mismo sentía eso que sienten las mamás cuando sus hijos llegan tarde a casa.

–¿Dónde estabas?– deje caer todo el peso de mi cuerpo sobre uno de mis pies y me cruce de brazos.

–¿Estabas preocupada por mi?– asentí evitando su mirada.

Y es que ante Luca nunca me podría comportar de manera enojada o con algo de indignación porque con solo escuchar su voz terminaría completamente derretida.

–Mi bonita– me tomo del menton haciendo que lo mirara a los ojos– estoy bien.

–¿Por qué llegaste tan tarde?– enarque una ceja.

Sus brazos me rodearon haciendo que mi cabeza se pegará a su pecho donde podía escuchar el sonar de su corazón.

–Tuve un pequeño problema con un cargamento, tenía que resolverlo antes de que todo se volviera peor, porque lamentablemente los negocios no se arreglan solos.

–Estaba muy preocupada por ti– hice un pequeño puchero– pensé que estabas lastimado o que... Podrías estar con otra mujer.

–Mi bonita, ¿cómo podría estar con alguien más teniendote a ti?– tomo mi rostro entre sus manos dejando un cálido beso sobre mis labios– grabaré esto en la mente. No espere casi veinte años de mi vida como para ir con otra mujer cuando por fin estoy junto a ti.

Sus labios se unieron a los míos dejando un beso que me robo el corazón. Y con sus palabras solo me demostró que nunca debería de dudar de Luca, porque él nunca me traicionaría.

Siempre estaría a mi lado hasta que murieramos y aún así, después de nuestra muerte seguiríamos juntos.

–Te amo, Luca– susurré pasando mis brazos alrededor de su torso.

–¿Quién es Luca? Que yo sepa para ti soy mi amor, cariño, mi rey, príncipe, perfección andante o el hombre de mi vida y alma.

–Eres un egocéntrico– solté una pequeña risa.

–Pues a este egocéntrico tendrás que aguantarlo para siempre– dejo un rápido beso sobre mis labios.

–Te amo, mi bonito– enterré mi rostro en su pecho para evitar que viera mi enrrojecimiento.

–¿Cómo?¿Puedes repetirlo? Es que no lo escuché.

–Te amo– murmuré por lo bajo.

–No te escuché.

–Te amo Luca Marconi, aunque a veces te comportes como un bebé. Cómo mi bebé que necesita de mi atención veinticuatro siete.

–Yo también te amo, mi bonita.

___

Nunca sabes cuanta tranquilidad te puede dar el ver el rostro de una persona hasta que ya no sientes miedo en tu interior y sientes que puedes contra el mundo entero.

Los ojos de Luca comenzaron a abrirse de poco en poco, hasta que me dejó ver por completo aquellos dos verdosos ojos. Una pequeña sonrisa apareció en la comisura de sus labios.

Me dejó un corto beso en la mejilla y sus brazos me rodearon la cintura acercándome a él.

–¿Llevas mucho tiempo despierta, mi bonita?

–No tanto– negué varias veces.

Ya llevábamos más de una semana viviendo juntos, él había traído sus cosas hasta la mansión, veíamos películas durante las noches hasta quedarnos dormidos, desayunábamos juntos. Hacíamos todo como si fuéramos un matrimonio.

–¿En qué piensa esa cabecita?– me dejó un casto beso sobre la coronilla.

–En lo mucho que te amo– sus brazos me pegaron hasta su pecho, escuchando el palpitar de su corazón.

–¿Me amas?– asentí varias veces– ¿Mucho?

–Te amo tanto que ni siquiera te podrías imaginar todo lo que siento por ti.



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En el texto hay: mafia, trianglo amoroso, amor

Editado: 23.08.2024

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