Aurora
Ocho meses
después...
En la vida siempre tendremos miles de caídas, pero te puedo asegurar que de cada una de esas caídas podrás aprender algo y trataras de no cometer el mismo error dos veces.
En el transcurso de todo esto aprendí algo:
Esta bien reír.
Esta bien llorar.
Esta bien sentirse enojado.
Esta bien sentir nerviosismo.
Esta bien enamorarse y querer soñar con una historia de amor.
Porque todo eso forma parte de la vida del ser humano, en algún punto de nuestro transcurso en este mundo tendremos que experimentar aunque sea una mínima parte de todo.
Pero lo que más me dejó una enseñanza es que por más que te estén haciendo sentir mal, nunca te cuestiones si lo que estás haciendo es algo bueno o correcto, porque realmente lo que haces es excepcional, quizás ante tus ojos lo veas poca cosa, pero ante los ojos de los demás puede ser algo verdaderamente bello.
–Mi hija se ve hermosa– mamá me rodeo entre sus brazos al entrar en la habitación y verme con el vestido puesto.
Sus manos se posaron sobre mis hombros, pude notar como retenía algunas lágrimas mientras una enorme sonrisa irradiaba su rostro.
Hoy era el día, el día en que uniría mi vida al hombre que mas había amado y por el único que había sentido algo real, el que me ayudó a superar algunos de mis miedos y me espero por casi dos décadas.
Hoy me casaría con Luca frente a la playa mientras el atardecer nos acompañaba al igual que las personas que considerábamos importantes para nosotros.
–Mi niña parece una verdadera princesa– papá entro detrás de mamá, sus manos se entrelazaron con las mías y me observo de pies a cabeza– te ves igual de bella que tú madre el día que me case con ella.
–Esta incluso más bella– mamá acaricio mi mejilla.
Luca
Las manos me temblaban y sudaban, ya perdí la cuenta de todas las vueltas que había dado alrededor de la mesa de centro de la habitación.
¡Aún no me lo creo!
En tan solo unas pocas horas mi bonita sería mi esposa.
¡Mi esposa!
Mis jodidos nervios me estaban torturando, quería correr hasta donde ella estaba para poder verla con aquel vestido blanco, quería preguntarle que si estaba segura de unir su vida a un estúpido enamorado como yo. Porque yo estaba más que seguro.
–Ya para hijo que me estás mareando con tantas vueltas que estás dando– mi padre me detuvo tomándome de los hombros.
–¿Estabas igual de nervioso que yo cuando te casaste con mi madre?– asintió– ¿Y como le hiciste para poder calmarte?
–Nada– se encogió de hombros– aquellos nervios se fueron cuando vi a tu madre entrar a la capilla con su vestido blanco y mucho más bella que nunca.
–Yo me tomé un whisky para dejar de estar nerviosa– entro mi madre en la habitación posando sus manos en uno de los hombros de mi padre.
–¿En serio?– volteamos a verla mientras mi padre lo miraba con incredulidad.
–Es mentira– sonrió de medio lado– cuando vi a tu padre al pie del altar todos los nervios desaparecieron.
Los dos compartieron una mirada llena de amor, ¿acaso yo me veía así con mi bonita?
Creo que ella y yo nos veíamos mejor que cualquier otra pareja en el mundo.
–Anda, o se nos hará tarde– papá me dio un pequeño empujón para empezar a caminar.
–Vamos– me sacudi un poco el cuerpo para dejar los nervios de lado.
Solo espero no desmayarme cuando la vea caminar hacia a mi, no quiero que hoy se arruine nada.
Aurora
Mi padre me tendió su mano para poder bajar del coche, mis zapatos hicieron contacto con la arena cuando nos adentrabamos en la playa, me aferre al brazo de papá mientras mi madre tomaba asiento en una de las sillas del frente donde se encontraban todos los invitados.
Todos se pusieron en pie cuando me vieron al final del pasillo principal, apreté el ramo que llevaba sobre mis manos para evitar que todos vieran mi nerviosismo, aunque todo miedo y ansiedad desapareció cuando pude ver sus ojos verdes sobre mi.
Luca estaba esperándome al pie del altar, las lágrimas comenzaban a inundar su rostro al igual que una enorme sonrisa.
Cuando llegue junto a él me tendió su mano la cual acepte.
–¿Por qué lloras?– limpie sus mejillas y sus ojos fueron hasta los míos.
–Es que te ves más hermosa de lo que imaginaba.
Luca
Todo a mi alrededor dejo de ser real, solo pude ver cómo mi bonita caminaba hacia a mi, con aquel vestido blanco y el ramo entre sus manos. Parece una verdadera princesa.
Y cuando sus ojos conectaron con los míos no puedo evitar dejar que las lágrimas comiencen a brotar de mis ojos, y es que se ve tan bella que no parece real.
Le tendi mi mano la cual acepto dejando de tomar el brazo de Stefano, una de sus manos limpia mi mejilla y siento que me voy a morir ante su tacto.
–¿Por qué lloras?– susurro.
–Es que te ves más hermosa de lo que imagine.
Bese los nudillos de su mano para mirar al frente donde el cura nos empezó a decir todo su sermón.
Aurora
Sus manos estaban entrelazadas con la mía y su mirada conectaba a la perfección con la mía.
Él, yo, nosotros, en aquel momento éramos perfectos.
–Aurora Vicari Bianchi, aceptas a Luca Jefferson Marconi para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe– termino de decir el cura.
–Acepto.
Luca
Entrelace sus manos con las mías derritiendome ante su tacto, no sé en qué momento me fundi en aquella azul mirada que me mataba con solo ver sus ojos.
–Luca Jefferson Marconi , aceptas a Aurora Vicari Bianchi para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe.
–Acepto.
Ya señor, por favor salte todo lo que tenga que decir y llegué a la parte donde dice “los declaro marido y mujer’’ para poder besar a mi esposa.