— ¿En qué has estado pensando entonces, Christopher?— pregunta mi abuela.
Levanto la mirada al escuchar su voz y la veo dirigiéndose al comedor donde estoy trabajando en una tarea de historia.
— ¿De qué estás hablando, Annie?
— De volver a ver al Dr. Carter—, responde.
La mera mención del psicólogo que me trataba antes, hace que mi estómago se sienta pesado y la ansiedad comienza a apoderarse de mí.
— Bueno, es solo que... no tengo nada de qué preocuparme ahora. Lo que pasó la última vez no ha vuelto...— miento, disfrazando mal mi nerviosismo.
No puedo admitir que las pesadillas no han cesado desde el último ataque, así que me quedo callado.
La abuela no parece convencida por mi respuesta. Nunca he podido engañarla.
— No lo sé, cariño. Te he visto muy nervioso últimamente y me preocupa que empeore— , dice, su tono de preocupación apretando mi corazón.
Me reprendo por preocuparla y por mentir.
— Es solo la escuela, Annie. Hemos tenido muchos proyectos últimamente y me siento abrumado por ello —trato de sonar casual. Sin embargo, su ceño fruncido me dice que no me cree.
— Sé que no es eso, cariño. Eres bueno en la escuela; siempre te ha venido fácil. Ambos sabemos que eso no es el problema. Además, te conozco lo suficiente como para reconocer cuándo estás mintiendo— , dice, cruzando los brazos y estudiándome con la mirada.
Me siento como si quisiera lanzarme por la ventana, destrozado por la vergüenza y el arrepentimiento. No por haber sido descubierto, sino por haber mentido a la persona que ha estado conmigo todo este tiempo.
— No, no es nada importante— trato de sonar relajado, pero mi susurro nervioso me delata.
Ella me mira con sospecha y su renuencia a hablar me hace sentir aún más nervioso.
—Josh me dijo algo que dijiste, algo que te asustó. ¿Es verdad?
Me quedo sin palabras, y con un nudo formándose en mi estómago.
"¡Ese hijo de...!"
Esto me la pagarás, Josh.
— ¿Qué estás ocultando ahora, Chris? Quiero la verdad.
Lo niego, sin saber qué decir. Me siento traicionado por Josh y preocupado por la reacción de Annie.
—Chris, siempre has sido honesto conmigo sobre estas cosas. Teníamos un trato. ¿Recuerdas? ¿Por qué me lo estás ocultando ahora? —pregunta, con tristeza en sus ojos.
Me enfrento a ella después;—Han regresado—, digo finalmente—. Las pesadillas sobre Nathan... La fiesta.
Annie se mueve incómodamente, y su reacción me llena de arrepentimiento.
— No quiero que me ocultes algo así de nuevo—, dice, tomándome la mano—. Es exactamente lo que temía.
Trato de mantenerme firme, pero el nudo en mi garganta se tensa.
— No puedes decir que no es importante cuando ambos sabemos cómo todavía te afecta. Necesitas seguir adelante, pero no puedes hacerlo solo. Entiendo lo que estás sintiendo; ambos lo experimentamos. Podemos reducir el dolor si avanzamos, enfocándonos en el presente. Sólo debemos seguir intentándolo, Chris. No es saludable seguir aferrándote a esto, cariño. Sabes que no estás solo.
Mi mirada cae, sus palabras me han quitado la valentía para enfrentarla.
Es cierto, todo lo que ella piensa es cierto.
—Lo que pasó con Nathan siempre será lamentable, pero necesitas darte cuenta de que solo te estás haciendo daño a ti mismo al enfocarte en algo que ya no tiene solución—, dice, acariciando mi mejilla—. Y ocultarte de todos nosotros nunca te permitirá cargar con esto solo.
Trato de digerir cada palabra, que cae como bloques de hielo en mi estómago, aumentando el peso del remordimiento.
Ella está desesperada, también sufrió mucho durante ese tiempo en que casi me convertí en un asesino. Siempre arruino las cosas, siempre es mi culpa. Todo porque no puedo evitar ser este idiota reservado que prefiere ahogarse en su propia miseria, hiriendo y preocupando a otros con esa fachada fría e insensible.
— Por favor, Annie, ahora soy yo quien no quiere verte así. Por favor, confía en mí.
Necesito seguir haciendo esto, necesito evitar más problemas como estos, no importa si me vuelve más loco en el proceso.
— Lo que le dije a Josh fue solo para explicar lo que habías mencionado sobre ese ataque que sufrí. Te aseguro que estoy mejor. No puedo seguir viendo al Dr. Cárter, estoy cansado de que me haga hablar de las mismas cosas.
Cierro los ojos, tratando de respirar profundamente para evitar que recuerdos dolorosos resurjan, pero el dolor que viene con ellos es inevitable.
— No puedo ni siquiera soportar hablar de esto... y es claro que si veo a un psicólogo, me hará hablar de todo de nuevo. Me hará recordar todo, y lo único que logrará es lanzarme de nuevo a ese agujero del que apenas he logrado escapar. Por favor, entiéndeme esta vez. Por favor...
Sueno y, seguramente, parezco un cobarde patético, pero no me importa. Me aferro a la esperanza de obtener su comprensión y reducir la angustia que revela su mirada. La dulce y amable mujer con la que he vivido desde los siete años, por la que tomaría mil balas.
En verdad espero que descarte la idea de que un psicólogo es la solución para mí; ambos sabemos que no lo es. La solución soy yo. Estoy claro de que esto no depende únicamente de un médico, sino también del paciente.
He intentado durante años, pero siempre acabo volviendo al punto de partida. A veces creo que me he quedado sin opciones. Últimamente, me he sentido desesperado; estos sentimientos que surgen de la nada me preocupan. La ira y el miedo han regresado, y no entiendo por qué.
"¿Por qué me siento así a veces? ¿Qué me está pasando?"
Sigo tratando de entenderlo, pero es extraño cómo esa inquietud me persigue todos los días. Cuando salgo de la casa, solo pienso en un ataque de cualquier tipo. Ya no puedo evitarlo. Tal vez pueda controlarlo, pero es imposible sentirme completamente seguro. Me temo a mí mismo, en lo que podría hacer.
Hace dos años, casi maté a un tipo debido a mi falta de control. Sí, había razones para enfrentarlo, David, pero no eran suficientes para justificar casi matarlo. No sé qué me pasó; sentí que quería matarlo.
Editado: 31.05.2025