Christopher.
No puedo dejar de maldecir en mis adentros por el momento que se me ha arrebatado. ¡Estaba a punto de hacerlo! Iba a suceder, estaba tan cerca... pero parece que la mala suerte ha decidido burlarse cruelmente de mí el día de hoy.
Mi mirada viaja forzosamente hacia mi amigo, quien sigue congelado en su lugar. No luce arrepentido o avergonzado por la intrusión, pero hay algo más en sus ojos, y si no me equivoco... es temor lo que se delata en ellos ahora. Está de pie junto a las escaleras, sin dejar de mirarnos con una gran impresión en su rostro que solo lo hace lucir más extraño.
No entiendo lo que le pasa, luce como si hubiera visto a un fantasma.
—Tu primo está buscándote por todos lados... —dice, y su mirada viaja en un movimiento fugaz hacia Constans y después regresa a mí.
Mis ojos se devuelven a ella y noto que también lo está observando, con el ceño fruncido, y después lo barre de pies a cabeza con los ojos. Una nueva tensión se siente instalar entre los tres, pero no la entiendo. Tampoco la mirada fija que los conecta ahora a ellos.
Mis ojos regresan a Marcus e intento buscar algo qué responder para cortar este extraño silencio, pero él se adelanta: —Tengo que irme, amigo. Lo siento.
—Oye, espera... —intento detenerlo, pero él se gira y se va por las escaleras de inmediato. Quedo perplejo, mirando la dirección que ha tomado, pero vuelvo al aquí cuando me percato de que Josh viene subiendo.
Suspira cuando me ve.
—¡¿En dónde carajos estabas, Chris?! ¡Maldición! Me han dicho que te busca el maldito director, será mejor que... —dice, pero Constans lo interrumpe detrás de mí.
—Todo ya se resolvió con Christopher. No hay de qué preocuparse —dice, llamando sorpresivamente la atención de Josh. Él luce algo confundido y sorprendido cuando la mira, creo que apenas se había dado cuenta de ella.
Imito su acción para encontrarla, y solo asiente cuando cruzamos mirada.
—Solo está suspendido por una semana —aclara Constans, cuando regresa su mirada a Josh.
Él suelta un suspiro después.
—¡Uff! Al menos. Ya te hacía en la cárcel armando pleitos, hermano —dice, acercándose a mí y colocando su codo encima de mi hombro. Hace una negativa con la cabeza—. Pero... ¡ni siquiera tocaste al tipo! ¿Cómo diablos lo...? —
—No sé qué pasó, en serio. Yo... no sé lo que pasó —digo, y Constans me interrumpe de nuevo.
—¿Cómo se encuentra el bastardo? —pregunta, mirando a Josh con tal seriedad que me sorprende. Agradezco que me haya detenido porque no tengo nada concreto para decirle a mi primo en estos momentos.
No sé cómo explicar lo que pasó y no quiero asustarlo más. Aun no puedo sacar ninguna conclusión coherente de lo que pasó hace un rato en la cafetería, y es lo que ahora mismo me está matando.
Mi temor por ello y por todo lo acontecido últimamente aumenta hasta el punto de hacerme dudar de la realidad en la que estoy. No es como lo que sucedía antes, no. Esta vez siento que hay algo más, y que algo en realidad está pasando conmigo.
Los miedos y los nervios no dejan de atacarme constantemente. Cada día conservo menos paciencia, menos cordura y menos valor que el anterior. Cada día me preocupa toparme con una sorpresa como la que ocurrió hoy en la cafetería.
No quiero atraparme en la costumbre, pero mis corazonadas, desgraciadamente, no fallan, pues todo parece empeorar. Ya estoy desesperado. La ansiedad que siento por no saber lo que pasa no termina de comerme por dentro, parece que prefiere hacerlo lentamente para torturarme. Ya no lo soporto.
¿Qué carajos sigue ocurriendo?
No lo soporto, no creo soportarlo más. Temo que ocurran más cosas extrañas y temo que vengan con estas consecuencias fatídicas como las que ocurrieron hoy con Roy. Tengo que descubrir de qué se trata esto porque ya no quiero arriesgar a otra persona.
—Pues... tiene una fractura en la columna y varios golpes leves en los brazos, pero eso se explicó por el impacto que tuvo contra esas mesas. Aún así, me he asegurado de explicarle todo a su familia y comprendieron lo que pasó, descuida. Ellos saben que Roy se ha estado buscando problemas con todos últimamente y piden una disculpa en su nombre a... —Josh se detiene y observa a Constans por unos segundos antes de continuar—. Bueno... a ti, chica.
Constans arquea una ceja, sin dejar de mirarlo con cierta cautela, y él solo asiente, despreocupada. Yo, en cambio, no puedo evitar sentirme horrorizado por lo que ha dicho al respecto de Roy. Aún no puedo reaccionar, solo soy capaz de percibir cómo varios escalofríos recorren mi espina dorsal.
No puedo creer que yo le hice eso, no puedo creer que volví a enviar a alguien al hospital... —Maldición... no... yo no... —digo, sintiendo la culpa y la preocupación.
—Tranquilo, hermano. Yo les he explicado todo. No creo que tengas problemas con ellos —trata de tranquilizarme Josh, pero no puedo evitar sentirme culpable y preocupado por ciertos daños.
—¿Qué les explicaste si ni yo mismo me lo he podido explicar aún? —suelto desesperado, mientras siento cómo mi corazón se altera. De pronto, Josh luce preocupado.
—Chris, ¡lo resolveremos! Solo les dije que Roy empezó a agredirlos y que... —
—¿Resolver? ¡Ni siquiera sé qué carajos ocurre! Te he dicho que algo anda muy mal en mí, Josh. ¡¿Ahora me crees?! ¡Mira lo que hice otra vez! —digo, sintiéndome más nervioso y alterado.
De pronto, Constans me toma del brazo y me gira hacia ella. Mi mirada la busca entonces, pero ella misma es quien me obliga a observarla, cuando con su suave y cálida mano me toma por el mentón para hacerme mirarla a los ojos.
—Solo tranquilízate, ¿bien? Te juro que te ayudaré a resolverlo, lo que sea que sea —dice con una voz calmada y dulce, que logra causar un extraño alivio dentro de mí.
La claridad de sus ojos logra atraparme por completo hasta hacerme sentir menos tenso, menos angustiado. Tomo una respiración profunda para tratar de volver al aquí y para intentar calmar a la revolución que se ha despertado dentro de mí.
Editado: 31.05.2025