La luz de Lamia

Capitulo 45

CHRISTOPHER.

He llegado hasta la última página del gran y brillante álbum de pasta azul que ahora tengo entre las manos. Un suspiro se escapa de mis labios, una sonrisa débil se dibuja en mi rostro, y mis ojos se detienen unos segundos más para observar con detenimiento la fotografía final. En ella estamos los cuatro: mis padres, Nathan y yo. Era época navideña... creo que fue la última Navidad que pasé con ellos. Lo recuerdo por los familiares adornos que nos rodean. Estábamos en casa de mi tío Ben. Ese año la celebramos con él y le ayudamos a decorar.

Exhalo el aire que no sabía que contenía y luego cierro el álbum, manteniéndolo sobre mi regazo. No puedo creer que esta vez haya logrado terminar de verlo. De alguna manera... esto me demuestra que aún me queda algo de fuerza. Claro que derramé algunas lágrimas, pero el dolor no me envolvió como antes. Esta vez, los recuerdos no me golpearon con la misma brutalidad que la última vez, cuando estuve a punto de hacer estallar la casa. No tengo idea de lo que hizo Koran para recuperar el álbum completo, pero le estoy sinceramente agradecido por habérmelo devuelto como si nunca le hubiese pasado nada.

Me tallo el rostro con una mano y luego guardo el álbum en una de las mochilas que llevaré mañana a Arizona. Los nervios me están devorando. Pensé que jamás volvería a mi antiguo hogar... ese lugar donde pasé los primeros siete años de mi vida. Fueron los únicos y más felices que tuve, pero después de eso... todo se fue al diablo.

Era feliz, sí... pero lo era estando con mi familia. No es por menospreciar a mi abuela ni a Josh, pero no es lo mismo. Todavía necesito a mis padres. Daría lo que fuera por tenerlos de nuevo conmigo. Éramos tan unidos... Nathan y yo nunca fuimos los típicos hermanos rivales o celosos. Al contrario, éramos cómplices en todo. Vinimos al mundo al mismo tiempo, aunque no éramos gemelos. Él era rubio, de ojos marrones, y yo, castaño de ojos claros.

Mis padres se amaban. Tenían un gran sentido del humor y siempre se mostraban alegres. Eran luz. Por eso me impactó tanto el cambio que tuvieron después de la muerte de mi hermano.

Se podría decir... que se convirtieron en otras personas.

Estoy solo ahora. O al menos eso creo. No he tenido noticias de Constans, Koran ni de los demás chicos Anónimos en un buen rato. Josh y Jess se fueron a descansar a la habitación de huéspedes hace horas. Constans y el chico rubio dijeron que no se alejarían de la casa, así que no me preocupo por eso, aunque me parece muy extraño percibir tanta calma en estos momentos.

Salgo de mi habitación, bajo las escaleras y me dirijo a la cocina. Me sorprende encontrarla impecable. Estaba seguro de que todo había quedado hecho un desastre después de la cena que tuvimos los chicos y yo. Planeaba limpiar un poco para distraerme y ver si así podía calmar los nervios... pero veo que Jess se me adelantó. Le dije que no lo hiciera.

Suelto un suspiro y luego me dejo caer de espaldas en el sofá frente a la chimenea. Miro a mi alrededor. Todo está en silencio. Eso no me inquieta... pero tampoco me reconforta. Echo un vistazo hacia el televisor encima del mueble blanco y lo enciendo. Necesito ocupar mi mente con otra cosa que no sea el caos del Vengador. Necesito dejar de pensar en todo lo que ha pasado, lo que sigue ocurriendo... y lo que seguramente ocurrirá. Me siento abrumado, así que no me importa si tengo que distraerme con una serie ochentera o con un documental de una hora sobre la vida de los castores.

Empiezo a recorrer los canales, y justo cuando paso uno, un noticiero llama mi atención. Me detengo. El conductor -de cabello canoso y traje negro- comenta sobre un asesinato ocurrido cerca de la Plaza Norton, en la calle 116 de UniónLincoln.

Mi corazón se detiene en seco.

Eso es cerca de donde viven Edward y Beca.

Me inclino hacia adelante y subo el volumen. La imagen cambia a una reportera de tez morena entrevistando a un hombre mayor:

"—Los gritos despertaron a todos los vecinos. Cuando salí a ver qué ocurría, noté que el escándalo provenía del edificio de enfrente. Había varias camionetas blindadas. Pensé que eran policías. Luego vi cómo varios hombres encapuchados salían del lugar con bolsas de plástico negro en las manos. No pudimos hacer nada... eran demasiados, y todos estaban armados.

—¿Conocía a las víctimas?

—Sí, desde hace años. Era una familia muy tranquila. No entiendo esto. No le hacían mal a nadie.

—¿Entonces descarta que hayan tenido problemas con alguien?

—Por supuesto. Eran buenas personas."

Mi mundo se detiene. Todo se desvanece. La sangre se me va a los pies al ver que se trata del edificio RealMoon.

Edward...

No, no, no... ¡no!

Empiezo a respirar con dificultad. El terror me desgarra por dentro. Subo aún más el volumen, con las manos temblorosas.

Esto no puede estar pasando... por favor...

"—Como han escuchado, este terrible episodio se repite ahora en la calle 116 de UniónLincoln. La policía continúa investigando el lugar del crimen en busca de pistas, pero hasta el momento no se han revelado detalles. Ningún agente ha querido dar declaraciones a la prensa. Algunos testigos creen que este caso está relacionado con la tragedia ocurrida días atrás en Búfalo y el norte de Nueva York. Otros piensan que se trata de una serie de amenazas terroristas. Por ahora, no se han confirmado las identidades de las víctimas. Sin embargo, uno de los vecinos del edificio ha declarado que se trataba de dos adolescentes de diecisiete años, una mujer mayor y un joven de veinte."

Niego frenéticamente con la cabeza. El aire se me escapa y el nerviosismo me consume. Me siento asfixiado.

"—El ataque ocurrió esta noche, entre las 9:30 y las 11:00. Es lo que informan los vecinos. Varios de ellos siguen siendo interrogados por la estación de policía de Dutchess. La alerta roja y el toque de queda permanecerán activos hasta dar con los responsables. Los investigadores de Albany siguen desconcertados. Esperamos que pronto logren atraparlos y frenar estas atrocidades."



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En el texto hay: misterio, demonios, amor

Editado: 31.05.2025

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