La luz de Lamia

Capitulo 50

Advertencia: Contenido +18.

CONSTANS.

































 

— Ya sal de ahí, Chris. Te resfriarás si sigues bajo el agua. — el sonido del agua cayendo de la regadera es lo único que sigo obteniendo cómo respuesta. Suspiro, ya sintiéndome impaciente. No puedo creer que tenga que estarlo cuidando hasta en el baño. Bueno... Él no me pidió que lo hiciera, pero aún así ya no me fío de dejarlo solo en cualquier lugar.

Me cruzo de brazos y despego mi espalda de la puerta de madera. Ese chico ya lleva una eternidad ahí dentro, ya debe estar más arrugado que una paza. Dijo que sólo tomaría unos minutos para darse una ducha, pero esto ya es el colmo. Jamás pensé que sus duchas fueran tan largas. 

— ¡Chris! ¡¿Ya te ahogaste?! ¡Si no respondes voy a entrar!

— ¡Ya voy!— al fin responde, después el sonido del agua cayendo deja de escucharse—. Amm... ¿Bella?

— ¿Qué quieres ahora? ¿Vas a durar otra hora ahí?

— No, es que...— ruedo los ojos al ver que se queda callado por otro largo momento—. Mi ropa quedó hecha un desastre. No... tengo qué ponerme.

Me encojo de hombros.

— Puedes salir así. No tendrás algo que no haya visto antes.

— ¡Oye!

No puedo evitar soltar una carcajada. No lo estoy mirando en este momento, pero estoy segura de que lo he hecho ruborizar.

Vuelvo a suspirar y después entre abro un poco la puerta para pasar mi mano.

— Encontré algunas prendas en la habitación de tu tío. Seguro te quedarán.

— Gracias...— dice en un susurro y después de tomar la ropa vuelvo a cerrar la puerta del baño.

Me despego de ahí y camino hacia la ventana que se encuentra al final del pasillo. Nos encontramos en una bonita y acogedora cabaña, según Chris es de la familia de su madre, pero ya lleva mucho tiempo sin ser habitada. Fue el lugar más seguro que encontramos por ahora. No había problema de ir con su primo y con su abuela a casa de sus tíos, pero ambos estuvimos de acuerdo en qué sería mejor verlos hasta mañana porque, además de ya ser muy tarde... teníamos que idear un plan para cuando tengamos que enfrentarlos.

Todos están angustiados por su desaparición, tenemos que tener una historia lejos de la verdadera para evitar involucrarlos en esta mierda. No nos queda de otra más que esperar al amanecer para que podamos salir de aquí, además él insistió en querer venir a este lugar porque dijo que necesitaba urgentemente ducharse. Fue lo único que me pidió el pobre y no pude negarme. No sé si sea buena idea pasar aquí la noche, pero siento que debo dejarlo descansar.

Vivió un infierno con esas bestias por mi descuido...

Lo menos que merece que haga por él... es dejarlo en paz por unos momentos.

La brisa helada que entra por la ventana que yace ahora frente a mí, es tan gratificante, la agradece de inmediato mi cansada y aún agotada piel. La noche aún luce muy joven, pero para mí ha sido tan jodidamente larga. Lo único que quiero ahora es que termine ya. Llegamos hace dos horas a este lugar, creo que es una granja. Es muy silenciosa y oscura, parece que nadie vive por aquí.

Escucho que la puerta del baño se abre después. Giro y me encuentro con un Chris totalmente cambiado y fresco. Ahora que se ha quitado el barro y la sangre de encima... logro apreciar con más claridad los moretones y rasguños que han quedado en su rostro. Trago grueso al notar eso y las ojeras debajo de sus ojos.  La camiseta blanca de mangas largas que le he pasado para vestirse, le queda un poco holgada, al igual que los pantalones oscuros que se ha puesto, pero aún así... sigue luciendo apuesto ante mis ojos. No sé si eso tenga que ver con el cómo cae su cabello oscuro y húmedo sobre su frente. No sé si tenga que ver el hecho de que cada día cambie algo en él que lo haga lucir más atractivo. O tal vez el haberlo extrañado tanto durante todo este tiempo que me sentí tan angustiada por él por no saber en dónde diablos se encontraba... sea lo que realmente me  haga verlo ahora cómo el ser más hermoso de todos. Aún así... no dudo de que de verdad lo sea.

—Listo.— dice, recorriendo las mangas de la camiseta hasta sus codos. Se echa una mirada después.

— ¿Te sientes bien? ¿Ya no tienes ganas de vomitar?

— Estoy bien.— responde él. Le ruedo los ojos después.  Sí, ajá, muy bien. El tonto  hace rato no dejaba de vomitar en el retrete, creo que le afectó demasiado el haberlo traído así. No era mi intención, por supuesto, pero no teníamos de otra. Esas cosas nos iban a atrapar y tuvimos que escapar, volando... porque ya ni siquiera teníamos a dónde correr. Es normal que siga con el estómago revuelto, pero con lo necio que es... nadie puede ganarle en una discusión. Así que mejor me ahorro el reprocharle al respecto.

Me siento un poco culpable también. Debí ser mas cuidadosa con él. Creo que fuí muy brusca al  traerlo así, y más por las condiciones en las que se encontraba, pero necesitábamos huir de ese lugar. Estaban a punto de jodernos a ambos.

—Yo no te veo nada bien, Chris. Tal vez debería llevarte con un médico. — digo, escaneandolo de pies a cabeza. Sólo me dedica una mirada cansada, está reposando en una pared frente a mí.

—Y tú luces cómo el jodido cielo para mí, bella. — le ruedo los ojos, pero sé que me estoy ruborizando cómo una idiota ahora—. No te preocupes más, enserio. Puedo soportar hasta mañana. Por ahora ya no quiero salir... Tampoco es conveniente para ninguno. Tú también debes estar muy agotada.

El silencio regresa y se vuelve de inmediato un poco asfixiante, hay algo extraño en la forma en la que me mira ahora. Yo tampoco puedo dejar de verlo, no sé lo que sucede, pero no se siente incómodo.

De pronto sólo anhelo cortar la distancia que nos separa y no sé por qué. En pocos segundos hace algo que me da la sospecha de que ha podido leer mi mente.



#799 en Paranormal
#3171 en Thriller
#1703 en Misterio

En el texto hay: misterio, demonios, amor

Editado: 15.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.