La luz de Lamia

Capitulo 52

CHRISTOPHER.




















 

Mi cabeza duele y arde cómo el mismo infierno, mi cuerpo se siente insoportablemente pesado, no puedo moverme, pero no sólo le atribuyo eso al agotamiento que percibo en mí.

Mierda...

¿En dónde diablos estoy?

El frío me golpea fuertemente hasta paralizarme de pies a cabeza. Intento abrir los ojos, pero mis párpados se sienten tan pesados y cansados, cómo si estuviera tratando de despertar de un sueño muy profundo. Llevaba mucho tiempo sin sentirme así. Me remuevo con incomodidad sobre el lugar en donde me encuentro recostado, dormí en el barro otra vez. Me doy cuenta de eso gracias al aroma a tierra mojada que de pronto detecto cerca de mí.

Mis sentidos se activan lentamente, uno por uno. No logro percibir nada claro por el poco funcionamiento de ellos y de inmediato me empiezo a sentir desesperado. Sólo soy consciente del silencio, y de la calma que ahora me rodea, pero aún así... ya me he puesto nervioso. Escucho el cantar de los grillos y al viento moviendo las hojas de los árboles.

Cuando por fin logro abrir mis ojos por completo, me doy cuenta de que me encuentro en un maldito bosque... de nuevo.

No, no de nuevo.

Son  árboles lo que logro ver primero frente a mí, todo luce muy oscuro también. No puedo reaccionar, me siento un poco desubicado y adormilado. No recuerdo muy bien lo que pasó, no recuerdo muy bien cómo fue que llegué aquí. Mi cabeza sólo se enfoca en el extraño ambiente que me rodea y en el jodido agotamiento que tiene cautivo a todo mi cuerpo.

Mis dedos se encajan en el suelo terregoso, para tratar de sostenerme cuando intento incorporarme. Estoy comenzando a temblar, la oscura y la solitaria noche está comenzando a ponerme más nervioso de lo que ya estoy, pero aún así no me detengo. Mis movimientos son torpes y desesperados cuando intento mirar hacia todos lados, pero lo único que soy capaz de ver es a más bosque.

Mierda...

La ansiedad que ha invadido a mi pecho, me empieza a asfixiar, cuando recuerdos vagos regresan a mi cabeza.

Kim... Ben...

<<No... No fue real.

No fue real...>>

La desesperación aumenta dentro de mí, conforme a las imágenes que van aclarándose dentro de mi cabeza. Los recuerdos llegan de golpe hasta acorralarme en un rincón oscuro. La sensación de pérdida se arraiga cruelmente a todo mi ser, hasta hacerme sentir impotente y más débil.

Creí que se había tratado de una pesadilla, creí que aun seguía en esa maldita habitación oscura donde me tenía encerrado Belia y que sólo había tenido un horrible sueño con mis tíos.

La realidad me golpea bruscamente y de pronto... me siento enfermo y miserable.

Ellos no merecían morir, ellos no tenían nada que ver con esto. ¡NO TENÍAN POR QUÉ METERSE CON ELLOS! ¡¿POR QUÉ LO HICIERON?! ¡¿POR QUÉ?!

Mi respiración se inestabiliza, mis puños se aprietan fuertemente sobre la tierra. Una ira cruel y abrumadora empieza a llenarme de pies a cabeza, pero no me importa, no me importa nada ahora. Quiero gritar, quiero llorar, siento que mi pecho está siendo apuñalado ahora. No lo soporto. Quiero deshacerme, quiero romperme en fragmentos diminutos hasta desaparecer, pero el miedo que me invade en este momento... no me permite desahogarme cómo necesito.

Ningún sollozo logra abandonarme, sólo las lágrimas calientes y pesadas escapan por mi mejilla. Mi respiración se atasca, impidiéndome más el poder llorar cómo deseo hacerlo. Mi garganta se siente seca, tampoco puedo gritar, tampoco puedo hablar. No sé lo que pasa, pero es desesperante el dolor y la impotencia que siento ahora.

Nada tiene sentido, ya no sé en qué mierda confiar. Se supone que ese perro de Dorian estaba protegiéndonos a Constans y a mí.

¡¿Por qué mierda le hizo esto a mis tíos?!

Constans...

¡Maldición!, ¡maldición!

¡¿Dónde está?!

Preso del pánico, empiezo a buscarla con la mirada en todos lados, pero mis intentos siguen siendo inútiles. ¡Mierda! No puedo ver nada por la oscuridad de la noche.

Mi corazón late con fuerza, mis manos tratan de buscar sobre el tronco en donde estaba recostado, pero no encuentro nada ahí tampoco. La  desesperación es mi guía ahora. Mis piernas flaquean cuando intento ponerme de pie, pero aun así no me detengo.

—Al fin despertaste.

Me congelo de pies a cabeza cuando escucho una voz familiar justo detrás de mí. Me quedo paralizado en mi lugar. No logro ver nada, pero aún así... soy capaz de sentir que alguien se encuentra muy cerca de mí.

—Si tratas de escapar, Smith... — mi mandíbula se tensa al corroborar que es Marcus—, ya sabes lo que le ocurrirá a tu querida abuela. No me hagas perder la paciencia.

Tomo una respiración profunda antes de girarme y en cuanto lo enfrento, no sólo lo logro ver a él... sino que también encuentro a un resplandor dorado a lo lejos de dónde estamos. Parece una enorme fogata.

¿Qué mierda sucede ahí?

Marcus frunce el ceño y después mira hacia donde yo lo hago.

—Oh... Creo que tampoco te es conveniente intentar nada de todos modos. Mira ahí, no les agradará que los interrumpas en su fiesta.— habla él, llamando mi atención de nuevo. El coraje y el odio llegan en olas grandes cuando veo su rostro—. No saldrás vivo de aquí si te encuentras con alguno de ellos. Te advierto también de antemano... que no te gustará nada ver lo que está ocurriendo ahora ahí.

Mi corazón se acelera cuando empiezo a escuchar varios gritos desgarradores, provenientes de ese lugar de donde también se aprecia el gran resplandor. Mi cuerpo tiembla cuando soy capaz de oír otras voces extrañas. Parece como si estuvieran orando mucha gente, pero... esto para nada se asemeja a lo que pasa en una iglesia.

— ¡Oh, miren quién despertó!



#799 en Paranormal
#3166 en Thriller
#1698 en Misterio

En el texto hay: misterio, demonios, amor

Editado: 15.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.