Las lágrimas resbalaban sin parar por sus mejillas, manchando y dejando un camino oscuro sobre ellas. Lucía desesperada, vulnerable, pero eso no le importaba a Amon en lo absoluto. Sin embargo, se sentía un poco sorprendido por su reacción, pues nunca se esperó que su hija, la gran guerrera y vengadora Lamia, estuviese reaccionando de esa manera y lo peor... que lo hacía por un humano.
<<¿Mi hija... pidiendo piedad?, ¿enserio está rebajándose de esta manera por ese niño? >>
Amon no podía entenderlo, pero sí que lo estaba molestando en serio. Le parecía humillante y decepcionante. Sabía que Lamia se había acoplado con los humanos de nuevo. Esperaba que ella llegara a adaptarse de alguna manera y que gustaría de un humano tan atractivo cómo lo era Christopher Smith... pero hasta ahí. Amon no podía comprender el porqué era tanto su interés por él.
Sus ojos no dejaban de mirarla con confusión y rabia, su mandíbula estaba completamente tensa al igual que todo su cuerpo. Trató de contenerse por unos segundos para tomarla por la mejilla, mirarla con fingida lástima y sorprenderla finalmente... con un golpe en el rostro que la envió hasta el suelo. Christopher gritó, desesperado por ella. La chica empezó a escupir sangre por su boca, y la derrota, junto con la impotencia, la empezaron a hacer pedazos por dentro, porque ya ni siquiera tenía las fuerzas para levantarse de nuevo.
Lloró en silencio y después percibió cómo alguien se posicionó a su lado. Ella giró dolorosamente su cabeza para averiguar de quién se trataba, y la rabia subió hasta su cabeza cuando vió el rostro de Amon. Él esbozó una sonrisa de lado cuando se dió cuenta de cómo lo miraron sus ojos celestes y después acarició su cabello con su enguantada mano.
—Eres patética. — susurró. Ella ya ni siquiera podía poner resistencia para evitar que la tocara.
—Po-por favor...—
— ¡BASTA! — el grito de Amon la hizo estremecer—. Tú jamás has sido merecedora de este puesto. Sólo eres una decepción y una basura inútil al igual que ellos.
— Chris no...—
— Chris es mío, Lamia. Te había dicho que de esto ya no había retorno, en el trato que tú misma firmaste... venía todo esto. Me pertenecen y sabes que ya no tiene solución porque ya obtuviste el pago que pediste a cambio.— ella bajó su mirada, presa de la rendición y de la desesperanza—. Ahora te toca seguir pagando y a él también, porque es la parte más importante de ti, por lo que eres y por lo que decidiste ser. Intentabas de ocultarlo de mí, ¿cierto? Pues aunque él se transformara en un anónimo... su alma seguiría siendo mía y su destino iba a seguir siendo este. El poder oscuro jamás iba a dejar de ser parte de él porque el pacto lo seguiría condenando a un sólo infierno. Fuiste una estúpida, cómo siempre lo has sido.
<<Toda mi sangre baja hasta mis pies y mi corazón se detiene en un brusco freno cuando caigo en cuenta de lo que ha dicho.
Es verdad.
Ésto es irrompible, irremediable. En el trato que yo hice para unirme a él... decía que lo haría hasta el fin de los tiempos y yo acepté cómo la imbécil que soy, pero también porque en ese tiempo no me importaba nada. Ni siquiera me importaba lo que me pasara, pues pensaba que ya nada podía hacerme daño.
Tiene razón, hiciera lo que hiciera por él... Chris iba a seguir perteneciendole y el guardián no iba a poder hacer nada porque él ya estaba vendido. Por mí, por mi maldita ignorancia y por mi ambición.
Las opciones que consideraba cómo soluciones para liberarlo de esto... jamás iban a funcionar. Sólo fueron tontas ilusiones a las que me aferré cegadamente.
No, no...
Angelito...
Todo es mi culpa, estamos atrapados por mi culpa.>>
Y, desgraciadamente, así era, porque cegada por el odio, se dejó guiar por ese monstruo que despertó Amon dentro de ella para destruirse cómo él esperaba que lo hiciera. Para envenenarla en contra del mundo y así ella decidiera unirse y entregarle lo que él quería...
A su destello. A su parte más pura y poderosa. A Christopher...
Amón lo había planeado todo tan bien, jamás imaginó que las cosas fueran a salir mejor que lo que él esperaba.
El hombre cano y de vestimenta blanca, le hizo una señal a Dorian y este en respuesta tomó a Constans para acercarla a la orilla de aquel lugar alto. Chris empezó a gritar con desesperación cuando vió lo que pretendían hacer. Sin embargo... Constans ya estaba dejándose llevar por la derrota, pues sabía que ya no había nada que se pudiera hacer.
Chris no quería creer en la rendición que leía en su mirada y siguió luchando, pero el percatarse que ella ya no se molestaba en mirarlo... lo hizo perder sus pocas fuerzas. Constans se sentía avergonzada con él, se sentía culpable por lo que había pasado con su hermano. Y, ahora que ya sabía la verdad, no podía evitar sentirse peor. Eso la había dejado sin el valor para enfrentarlo a los ojos.
Tantas emociones juntas la estaban matando lentamente por dentro. No podía creer que todo lo que había planeado su padre... era para beneficiarlo sólo a él. Seguía siendo ingenua, porque... ¡Él es un demonio!, ¡uno tan traidor cómo lo era el mismo Lucifer! ¡¿Qué esperaba ella?!
Era lo que Jess le había advertido siempre.
Jess...
No pudo evitar pensar en ella. Tenía razón la chica castaña, claro que lo tenía y en más cosas de las que ella imaginaba.
— ¡Déjenla!— Christopher no dejaba de suplicar, pues Constans ya ni siquiera ponía resistencia.
Dorian seguía manteniéndola cerca del borde. El mar de rojo fuego no dejaba de expulsar lava ardiente, pues ya estaba impaciente por el pago que se le había prometido dar, y la luna llena en el plano terrenal estaba a punto de irse.
Editado: 15.03.2023