La luz del castillo

1

Abrí mis ojos con dificultad ya que percibí luz luego de… no recuerdo cuando fue la última vez.

Llevó tanto tiempo encerrada en está prisión con tantas otras personas que el tiempo desapareció para mí, la hora de dormir eternamente es lo único que espero.

Vi a mi pueblo ser masacrado y yo fui dejada viva pero encerrada como una criminal.

Cerre mis ojos y apoyé mi cabeza contra la pared.

¿Por qué aun sigo viva siquiera?

Ya no tengo fuerzas casi ni para respirar.

-Señor, ¿en verdad quiere hacer tal cosa?

Tengo tanto sueño y frío en este momento, quizás al fín llegó mi hora.

-Por última vez, sí.

¿Será qué volveré a ver a mi familia?

-Quiero a ésa.

Mis esperanzas de ser libre murieron antes que yo… que envidia.

-Como usted ordene.

Mi conciencia desapareció una vez más como en los últimos días mientras sentía como era cargada.

No hay mucho que me puedan hacer en éste punto y no tengo fuerzas para luchar, así que supongo que éste es el adiós.

Sí tan sólo tuviese una oportunidad, todo sería diferente.
.

.
Abrí mis ojos con dificultad y vi a una señora algo rellenita pero con una sonrisa dulce, extendiendo una cuchara.

Mi nariz percibió ése exquisito aroma y sacando fuerzas de no sé donde, abrí mi boca para morder ésa cuchara de manera desesperada.

-Calma, puedes comer todo lo que quieras.

Me dijo la mujer, apartando la cuchara de mí para darme más.

Juró que sí no estuviese tan deshidratada en este momento, lloraria de alegría.

Comi y luego bebí como hace tanto tiempo no lo hacía.

No sé como pero ésa olvidada y muerta esperanza volvió a la vida.

Fui liberada y ahora estoy siendo alimentada.
En verdad quería volver a ver a mi familia pero sí aun se me permite vivir, viviré y buscaré justicia por mi gente a como dé lugar.

La comida es lo mejor y el agua es tan deliciosa a pesar de no tener gustó.

Espero que pronto mis fuerzas vuelvan a mi sin presentar ningún problema en mi salud.

Me preguntó, ¿por qué ahora estoy aquí?

Por ahora, no me sirve de nada pensar en éso, es mejor comer, beber y dormir hasta volver a ser yo misma.
.

.
Meses han pasado y estoy como nueva gracias a la ayuda de Nina, la sirvienta que me cuidó.

En todo éste tiempo la verdad no sé que hago aquí pero nunca pregunté, sólo me dediqué a recuperar fuerzas y a explorar el castillo.

Es un lugar enorme y no hay ni una sola foto, hasta los adornos son pocos.

Es un gran castillo pero esta muy vacío, éso sí, armas hay de sobra.

-¡No me mientas! ¡Seguro ésa rata se oculta de mi por miedo!
¡Sal y hazme frente, cobarde!

Oí los gritos de alguien en la entrada y fui corriendo a ver quién era.

Al llegar, me oculte tras una gran armadura y me asomé.

Los sirvientes estaban lidiando con un hombre bien parecido, cuerpo ejercitado, ojos azules, piel ligeramente bronceada y cabello rubio.

No lo voy a negar, es un poco guapo.

-¡¿Quién se oculta?!

Gritó mirando en mi dirección y me asusté, ocultándome.

No importa lo atractivo que era, ése tipo estaba enojado y yo andaba de curiosa así que tengo que huir.

Lista para marcharme, moví mis pies pero al instante me agarraron de la mano y me pegaron a la pared.

Un tipo con sonrisa siniestra, cabello negro, ojos rojos y también bien parecido, me aprisiono.

¿Es el día de hombres guapos pero sin cerebro?

¿Por qué no me lo dijeron de ante mano?

-Vaya, vaya, ése tipo se hizo de una sirvienta muy buena.

El siniestro hombre acercó más su rostro a mí y yo choque mi cabeza contra la pared.

¿De quién están hablando que le quieren dar una lección?

El otro tipo se acercó y al verme sonrió con malicia.

-Tienes razón, ¿y sí le damos una lección manchando a su linda sirvienta?

¡No! ¡No te atrevas!

-No es mala idea, ¿qué opinas, linda?

Me preguntó el de ojos rojos.

Yo lo miré con enojó y negué.

¿De quién rayos están hablando? ¿Del dueño del castillo?

-Vaya, ¿qué la linda sirvienta se quedó sin voz por nuestra belleza?

Dijo el de ojos azules mientras acariciaba su cabello y sonreía de manera presumida.

Patán.

-P-por favor, dejen a la señorita, se lo suplico.

Nina llegó a mi rescate y ésos dos tipos la miraron de manera fría, algo aterradora.

-No te metas donde no te llaman, además se lo busco por andar de curiosa.

Dijo el de cabello negro.

Sí, soy curiosa pero qué persona no lo es.

-Ella no está acostumbrada a estás cosas, dejenla ir por está vez.

El rubio sacó una espada pero Nina no retrocedió y yo asenti.

¡Bien Nina!
Tu te encargas de ése y yo de éste.

-¿Por qué sonríes?- me preguntó mi pronta víctima que aun no me soltaba.

-La señorita no puede hablar, ella es muda y no es una sirvienta.

Con decir Nina éso, ésos dos tipos parecieron palidecer y el de ojos rojos me soltó como sí quemase.

¡Éso es perro, a la próxima no sales vivo!

-¿Qué estará pensando ése tipo ahora?

Dijo el rubio, enfundando su espada.

¿Por qué rayos no dicen el nombre de ése tipo y ya?

Me gustaría tanto saber quien es la persona que no será esclavizada cuando domine al mundo.

-Siendo él, nada bueno.
Con su permiso, nos retiramos.

El de ojos rojos me hizo una reverencia y se fue junto al otro tipo.

¡Éso, mejor se van ahora que estoy sintiéndome piadosa!

A la próxima no la cuentan.

-Mi señorita, estaba tan preocupada por usted.

Nina me abrazo por sorpresa y yo correspondí con una sonrisa.

No te preocupes Nina, tenía a ésos tipos bajo control y cuando yo quisiese los podía poner de rodillas.



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En el texto hay: monstruos, romamce, puntos de vista

Editado: 26.05.2021

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