La luz del castillo

2

Hoy los sirvientes del castillo están muy ocupados y casi no me dan atención.

El mayordomo principal que suele jugar juegos de mesa conmigo se encarga de dirigir a los empleados así que es quien más ocupado está.

Le puedo ordenar que dejé todo y que jugué al ajedrez conmigo pero no lo haré o los demás sirvientes no sabrán que hacer.

Ahora me dirijo a buscar a Nina para que me dé algo de comer y me cuente una de sus tantas historias del pasado.

No sé sí sean reales pero aún así, ésa señora sí que tiene buenas historias para contar.

-No debe hacer éso, Arnold se está esforzando mucho.

Oí la voz algo molesta y acelere el pasó.

¿Quién se atreve a molestar a mi sirvienta y amiga?

Hoy va a correr sangre.

-Yo le dije que no haga ésas cosas, ya sabes como so…

Llegué a la cocina donde se encontraban Nina, un par de sirvientes y un tipo con su ropa bastante dañada, ojos marrones, cabello del mismo color, mirada tranquila y algo delgado pero ejercitado, comiendo una manzana.

¿Será amigo de los tipos del otro día?

¡Llamen a la morgue por que habrá una escoria menos en el mundo!

Ése tipo se giró a mi y sonrió levemente mientras yo me tomaba del vestido y me acercaba a él.

-Hola, probablemente no me conozcas pero yo a ti…

Antes de que pueda terminar de hablar, apoyé mis manos sobre sus hombros y me miró confundido.

-¿Qué suce…

Y antes de que terminé, le di un muy fuerte rodillazo en su entrepierna.

-¡Gh!

Con dolor, se arrodilló mientras se cubría la zona del golpe.

Otro más que cae de rodillas a mis pies.

-¡Señor!

Nina, se acercó a mi víctima con preocupación.

Déjalo Nina, los tipos como él no merecen nuestra preocupación, mejor hazme algo para comer.

-N…no te preocupes… ya estoy recuperando el aire.

¿Sí? Pues yo soy mujer que termina lo que empieza.

Golpeando mi puño derecho en mi palma izquierda, me acerqué dispuesta a terminar con su sufrimiento pero Nina se metió en el camino.

-Señorita, por favor, no le haga dañó.

Sólo por que ella me lo pide, di un suspiro profundo y me crucé de brazos.

¿Quién es ése extraño que llega a mi castillo sin previo avisó?

El hombre se puso de pie con algo de dificultad y apoyo una mano sobre el hombro de Nina.

Al ver éso me acerqué, agarré a Nina y la hice a un lado mientras la protegía.

¡A ella no me la tocas con ésas sucias manos!

El hombre dio un suspiro profundo mientras sonreía débilmente.

-Veo que tiene temperamento.

¡Soy una fiera de 1,57 metros rebosantes de poder, que no se te olvidé, grandulon!

-¿Lo ve? Sí hacía casó a Arnold no iba a suceder éso.
La señorita es muy… protectora.

Quien toque a mi gente se las verá conmigo, obvio que soy protectora.

Ése tipo me hizo una reverencia como un caballero.

Éso es, muestra respeto a tu señorita.

-Encantado de volver a verla.
Me presentó, soy Joaquín, el dueño de éste castillo, quien la liberó hace tres meses.

¡¿Qué?! ¡¿Ése es el ex dueño de mi castillo?!

¡¿Por qué viste así?!

Ése tipo que según el se llama Joaquín, se puso firme y me miró con una pequeña sonrisa.

-Supongo que me debés una disculpas de rodillas, ¿no?

Yo, como la dama frágil y delicada que soy, extendi mi brazo con fuerzas y acaricie su nariz con mi puño.

-¡Ahhh!

-¡Señorita!

Ignorando al tipo ése y a Nina, me di media vuelta y me marché de manera elegante.

Espero que ése tipo ahora sí sepa quien es la nueva jefa de éste castillo.



#9398 en Fantasía
#13375 en Otros
#2135 en Humor

En el texto hay: monstruos, romamce, puntos de vista

Editado: 26.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.