La luz en mi camino está apareciendo

8| Victoria

—Nate, ¿Qué tal va todo con él equipo? ¿Cómo te sientes respecto a dejar el equipo de fútbol?

—A ver Sebastián… la verdad no estoy seguro, sigo creyendo que tome la mejor decisión, debía quedarme solo con uno de los dos, y el baloncesto ha sido mi día a día desde que era bastante pequeño lo sabes, el futbol me gusta, me llama la atención, pero entre ambos el más importante para mí y el que más metas me ayudaría a alcanzar es el baloncesto.

—Creo que si eso, si el baloncesto es lo que en verdad te hace feliz tomaste la mejor decisión.

—Si, yo también lo creo —Dice dando un asentimiento con la cabeza y sonriendo.

—¿Cómo te has sentido jugando está semana?

—Tieso —dice cambiando la sonrisa por una mueca —Aunque teniendo en cuenta que estuve fuera de la cancha por dos meses es algo comprensible, pero es la mejor descripción que puedo dar, los entrenadores de la academia no están muy contentos con él rendimiento que di está semana.

—Nate, cariño, ellos más que nadie saben que las lesiones necesitan tiempo para sanarse y que al volver a la cancha él rendimiento al inicio no va a ser el mismo por más que así lo quieran.

—Y lo sé tia Jess pero… estoy acostumbrado a dar mucho más de lo que estoy dando ahora cuando estaba centrado en dos deportes, cuando daba todo al máximo por ambos deportes y no es fácil que de un momento a otro solo… ya no pueda darlo ni solo para uno de ellos.

—Nate —habla Sebastián —Una lesión como la que tuviste no sana tan fácilmente y hay que darle su tiempo, se lo diste, le diste el justo y necesario, te han hecho pruebas físicas y estás listo para volver al campo, pero dos meses fuera son duros, y volver es bajar mucho en rendimiento, pero eso no es tu culpa, lo que sí sería tu culpa es rendirte solo por no ver ese rendimiento en vez de luchar para volver a tener el mismo o aún un mejor rendimiento en la cancha, como bien dijiste, ahora solo es uno, eres el capitán, y sabes que no puedes dejar el puesto tirado porque simplemente te cansaste, y como bien dijiste, esperas alcanzar muchas metas con el baloncesto, así que céntrate en eso, lucha por eso, y vuelve a ser el mejor, vuelve a ser ese por el que las universidades se pelearían.

—Lo haré Sebastián, de eso no queda duda. —dice Nate con una sonrisa.

En ese momento nos traen las entradas. Empezamos a comer y el tema cambia drásticamente hacia mi.

—¿Y tu Victoria? ¿Practicas algún deporte?

—No, en realidad ninguno, lo que veíamos en la escuela, de resto nada.

—En la escuela hay equipos femeninos de baloncesto, de voleibol y de béisbol.

—No lo sé, empezaré a tomar clases de natación con Jessica.

—Es obligatorio un taller o deporte al menos.

—Lo sé, pero es más posible que me una al taller de baile.

—Es buena ideal, la maestra Chiara es muy buena, también enseña cálculo avanzado.

—Es bueno saberlo.

—Nate, le estás enseñando a Madison a conducir ¿Verdad?

—Si, así es Sebastián.

¿Quien es Madison? ¿Si novia?

Jessica dijo que no tiene novia.

¿Su hermana? Jessica en ningún momento menciono que tenía una sobrina.

—¿Y que tal? ¿Aprende rápido?

—Si, creo que podría decirse que si.

—He estado buscando junto con Jessica alguna agencia, para que Victoria aprenda a conducir, Pero hasta el momento ninguna nos ha convencido.

—Por lo mismo es que le estoy enseñando yo a Madi, mis padres no encontraron ninguna agencia que los convenciera.

La conversación se pausa por un momento cuando llega la comida, todos empezamos a comer.

—Si, eso imaginé.

—Si te parece bien, los días que no tengo entrenamiento después de clase puedo empezar a enseñarte lo más básico. —ne dice.

—No quiero incomodar y creo que no es algo demasiado urgente, si tenemos en cuenta las prioridades.

—Puede que no sea lo más importante Pero sigue siendo importante. —dice Jessica.

Es obvio que quiere que pase tiempo con Nate, pero lo conocí hace unas horas, y creo que con el simple hecho de que estará acompañándome y ayudándome a adaptarme a las clases me parece mucho.

Admite que no quieres porque te da miedo que en una de las lecciones pierdas el control y termine comiéndote y tú a él.

¡Ay por favor! ¡Lo conocí hace un par de horas!

Y aceptaste que está para comérselo.

—Victoria, está bien, no lo haremos ahora, no quiero que sientas que te estoy presionando y creo que lo estoy haciendo intentando que hagas tantas cosas a la vez.

—Sebastian, no digo que no sea importante, lo es, pero, creo que hay algunas prioridades ahora, y lo que siento más urgente en este momento es inglés y natación, además de eso por parte de la escuela estaré en baile, y siento que agregarle algo más… —niego con la cabeza —sería mucho.

—OK, está bien Victoria, veremos las clases de manejo en un tiempo.

Asiento con la cabeza, y le doy una pequeña sonrisa.

Cuando terminamos de comer salimos del restaurante y nos vamos hacia la camioneta. El sonido de un celular se escucha y Esteban hace un gesto de que debe contestar.

—¿Tienes frío? —me pregunta Nate.

Me estoy abrazando a mi misma y a punto de ponerme a tiritar por el frío.

—Si —digo en un susurro.

—Ven —caminamos los pocos pasos que hay hasta la camioneta y uno de los guardaespaldas nos abre la puerta, Nate coge su bolso y saca una chaqueta. Vuelve a dejar el bolso adentro y me pone la chaqueta sobre los hombros.

—Gracias.

—No te preocupes.

Volvemos hasta donde están Sebastián y Jessica hablando.

—Es que avisé, no puedo creer que de un momento a otro solo quieran quitarnos el apoyo porque una reunión se pospuso tres días. —dice Jessica.

—Es gente de negocios, y debí hacer un esfuerzo por qué firmaramos el contrato hoy.

—¿Qué vas a hacer?

—Los cité en la empresa en treinta minutos. Debemos arreglar esto e intentar convencerlos de quedarse con nosotros y firmar el contrato.




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