Cuando vuelvo a levantar la mirada Nate está mirando mis labios, al igual que yo antes con él, levanta la mirada y veo una luz en sus ojos.
Se va acercando poco a poco más a mi como si me estuviera dando tiempo para detenerlo, pero yo no quiero detenerlo.
Me besa, une sus labios con los míos. Y es la mejor sensación que he sentido en toda mi vida. Pone sus manos en mi cintura y me acerca más a él.
Cuando nos separamos ambos intentamos recobrar el aliento.
—¿Estás bien?
—Si —le contesto convencida y le doy una sonrisa tranquila.
—Es hora de que te lleve a casa o Esteban me matará.
Asiento con la cabeza y empezamos a buscar a Madi, Nate me toma de la mano para no perderme entre la multitud de personas que hay en esa casa.
Cuando Madi ve nuestras manos unidas sonríe y se acerca.
—Hora de irnos ¿Verdad?
—Si.
—Buscaré a Gabi y los veré afuera.
Cuando llegamos al auto volteo para abrir la puerta pero Nate me aprieta la mano.
—Perdón, sé que no es un buen momento, y solo no podía pensar, me es algo difícil pensar de forma coherente cuando te tengo cerca.
Me giro hacia él.
—Sí no hubiera querido que me besaras te lo habría impedido Nate, sabes que tengo carácter.
—Y es una de las cosas que más me gustan de ti.
Le sonrió y él se sienta sobre el capó del auto, y me guia para que me ponga entre sus piernas, no pongo resistencia y bajo un poco la cabeza para verlo frente a frente.
—Sé que no es buen momento para mi, como te dije adentro no te puedo prometer nada.
—Y lo entiendo, no es fácil por lo que estás pasando y yo no te voy a presionar a hacer nada, si quieres que esto no vuelva a pasar no volverá a pasar, pero si quieres, no te pediré que te metas de lleno en una relación cuando tienes tantas cosas que asimilar, y a las cuales adaptarte.
—Eso no sería justo para ti.
—Por eso es que tendríamos algunas normas por decirlo así, si quieres que esto siga pasando, no se lo diremos a nuestros padres hasta dentro de un tiempo, principalmente porque nos conocimos hace muy poco.
—Esta bien.
—Seríamos exclusivos.
—No tengo problema con eso.
—¿Qué quieres que seamos entonces?
—Somos amigos.
—¿Con derechos?
—Para nuestros padres y el mundo público somos amigos.
—¿En la escuela?
—¿Qué estás dispuesto a ser?
—Quiero que todos sepan que estás conmigo, no quiero que los demás chicos se te acerquen con otras intenciones. En especial mis amigos.
—Entonces ¿Somos novios?
—Eso depende de ti Vic, ¿Puedo ser tu novio?
—Si, pero me daras el tiempo del que hemos hablado, no me pedirás estar de lleno en la relación, pero ambos estaremos el uno para el otro y no estaremos con nadie más.
—Hecho.
—Tú se lo dices a Sara y yo se lo digo a Madi. No les deben decir nada a nuestros padres por ahora.
—Hecho.
Se acerca un poco y me besa.
—Chicos, perdón por interrumpir, creanme que me hace feliz esto pero, son casi las 2.
Nos separamos y Nate me abre la puerta.
Cuando los cuatro estamos en el auto arrancamos y la primera parada es la casa de Esteban.
Tu casa.
No me siento lista para llamarla así.
Nate sale del auto junto conmigo.
—Si funciona, ¿cuándo se lo diremos a nuestros padres?
—¿Un mes? ¿dos?
—Ok, mes y medio ¿te parece bien?
—Perfecto
Me da un beso en la frente y luego llama a la puerta. Esteban abre la puerta un momento después.
—¿Cómo les fue?
—Bien, fue divertido. —contesto por los dos.
—Nos vemos el lunes, hasta pronto Sebastian.
—Gracias Nate.
Nate sonríe y se da la vuelta yendo hacia su auto.
—Vamos, entra.
Entro y dejo mi bolso en la mesa de al lado de las escaleras.
—¿Bebiste?
—No.
—Eso está bien, y llegaron temprano, te ganaste ir a fiestas de vez en cuando por lo que parece.
Sonrío y me giro hacia las escaleras.
—Me voy a dormir, gracias por dejarme ir, en serio la pase bien.
—No hay de que, no duermas hasta muy tarde, quiero llevarte a la empresa en la mañana, no habrá casi nadie, solo Miguel y tal vez Emma.
—¿Está bien si bajo lista a las 10?
—Si, desayunamos y luego nos vamos.
—Hasta la mañana.
—Duerme bien.
Escucho sonar la alarma y la apago como puedo, abro los ojos y recuerdo lo que pasó anoche, en verdad fue una buena noche.
En verdad nos encanta Nate ¿verdad?
Cuánto quisiera decirte que no.
Después de darme una ducha intento decidir qué ponerme. Tener tanta ropa también es un problema. Me decido por un bestido negro corto, de cuello cuadrado y mangas cortas, un bolso blanco junto con zapatillas blancas.
Me maquillo un poco y bajo, encuentro a Esteban con una taza de café en su mano y a Jessica sentada frente a él.
—Buenos días.
—Hola Vic —Saluda Jess que no lleva una pizca de maquillaje pero lleva puesto un vestido ajustados al cuerpo de color vino.
—Creo que olvide mencionarte anoche que Jessica se quedó en casa.
—Si, no te preocupes, digo tomando asiento y viendo el móvil porque me llega una notificación.
Espero que hayas dormido bien ¿Qué harás hoy?
Es un mensaje de Nate.
Hola, Sebastian me llevará a conocer la empresa.
Empiezo a desayunar.
—¿La pasaste bien en la fiesta anoche?
—Si bastante, conocí a algunas amigas de Nate y una de ellas está en el taller de baile. Me dio muchos ánimos a que entrará.
—Entonces te decidiste por ese.
—Si, tambien tomare el taller que da la orientadora, es de cuatro semanas nada más, normalmente son muy pocos lo estudiantes de último año que lo toman pero creo que es buena idea.
—Si, me parece muy bien que quieras tomarlo.
—¿Qué días dan el taller de baile?
—Son dos días, martes y viernes.
—Los mismos días que el de basquet. —Dice Jessica.