Después de que Nate se va empaco todo lo que puedo considerar mínimamente abrigador que termina por ser una maleta grande, planeo llevar puesta una camiseta blanca con unos corazones y unos jeans con las botas que me compro Nate y la chaqueta rosada.
Escucho que llaman a la puerta y la abro.
—¿Qué tal la escuela?
—Muy bien —le digo a Sebastian.
—¿Nate ya se fue?
—Sí, tenía que empacar su maleta también.
—Ok, la cena casi está lista, revisaré algo de la empresa que acaban de enviar y le diré a Jess que suba para ver que no te falte nada para mañana.
—¿Jess se queda hoy?
—Sí, sé que te dije que no se quedaría tan seguido pero es para irnos en un solo auto para el aeropuerto.
—Ya te he dicho que no me molesta que Jess se quede.
—Lo sé, pero lo hago principalmente porque no quiero hacerte a un lado sin darme cuenta, quiero estar presente en tu vida Victoria, a Jess la veo todo el día, a ti solo una pequeña parte de él.
—Papá… —me quedo callada dándome cuanto de las palabras que acabo de decir, él se sorprende al escucharme.
Sebastian sonríe y viene a abrazarme.
—Te veo en un rato para cenar ¿Ok?
—¿Puedo decirte algo antes? —pregunto antes de que salga de mi habitación.
—¿Qué ocurre?
—Nate y yo somos novios. Quería que lo supieras para que no te sorprendas al vernos cerca.
—Me lo esperaba, salen casi todos los días o pasan tiempo juntos aquí o en su casa.
—¿Te molesta?
—No cariño, no desde que tu estes feliz por eso. Nate es un buen chico, un muy buen chico.
Después de cenar recibo una llamada de Nate, contesto y pongo el altavoz para seguir organizando la ropa en la maleta.
—¿Cómo va todo?
—Ya hable con Sebastian, se lo tomó bien, dice que se lo esperaba, después de todo pasamos mucho tiempo juntos.
—Mis padres dijeron lo mismo —dice algo distraído.
—¿Pasa algo? ¿Dijeron algo más?
—... Si, aunque no es nada que no hayan dicho antes.
—¿Qué cosa?
—Me pidieron que tenga cuidado, que eres una buena chica pero que has pasado por varias cosas últimamente y no quieren que salgas herida por culpa mía.
—Oh, no me lo esperaba.
—¿Qué cosa?
—Que a tus padres les preocupe mi bienestar.
—¿Por qué?
—Nunca recibí una preocupación real por parte de mi madre, mi abuela fue quién siempre estuvo ahí, nunca sentí que alguien más se preocupara por mi además de ella.
—Nena…
—Es algo normal donde viví, los hijos no son muy deseados viviendo en esas condiciones, las cosas no eran fáciles…
—Lo sé, bueno… lo puedo imaginar por lo que me contaste.
—¿Ya tienes lista tu maleta? —pregunto cambiando de tema.
—Sí, ya tengo todo listo, no llevo muchas cosas, lo principal es la ropa de invierno y la mayoría la tengo allá.
—Claro, Creo que lo único que falta es… en realidad no sé ya llevo de todo, hasta Jessica me dijo una lista de lo esencial y ya todo esta, cualquier cosa que me pueda faltar la puedo comprar allá.
—¿Te vas a dormir ya?
—No te negaré que me siento exhausta, demasiado, siendote sincera, así que no me parece mala idea. Además debemos madrugar mañana.
—Sí, es verdad, ¿mi tía está en tu casa? le escribí hace un rato pero no me contesta.
—Sí, está con Sebastian en su cuarto así que no te preocupes puede que no te conteste hasta mañana, Sebastian dijo que Jess solo se iba a quedar hoy para que nos fuéramos en un solo auto pero seamos sinceros.
—Hay más razones.
—Exacto.
—Creo que iré a casa de Ty, la mayoría de los chicos están allá, casi todos viajamos mañana… es como una despedida, ¿quieres ir conmigo? Sé que estás cansada pero me gustaría que me acompañaras, las chicas también estarán.
—Me cambiaré y le pediré permiso a Sebastian.
—Ok. Paso por ti en 30 minutos.
Termino la llamada y salgo de mi habitación, llamo a la puerta de la habitación de Sebastian.
—¿Paso algo? —me pregunta Sebastian algo preocupado.
—No, no tranquilo, ¿Puedo salir un rato con Nate? Los chicos del equipo y las chicas están en casa de Tyler, es una especie de despedida.
—¿No estás muy cansada?
—Un poco pero… Debo admitir que extrañaré a Tati y a Lu así que me gustaría despedirme.
—Está bien, solo… no bebas por favor, la cruda y un avión en el aire no son buenas amigas.
—No hay problema.
—Diviértete, no llegues muy tarde.
Mi toque de queda los viernes y los sábados es de entre las dos y las cuatro, las dos querían decir no llegues tarde, pero este no fue tan cerrado así que digamos que puedo llegar a las tres sin problema.
Entro en mi cuarto y me pongo una falda con pliegues y una camiseta corta entallada, solo me doy una capa de rimel y un poco de brillo en los labios antes de ponerme mis botas de tacón negras y salir de mi habitación, cuando salgo el auto de Nate está parqueado afuera esperándome.
En cuanto cierro la puerta me giro hacia él y él me besa, toma mi cuello acercándome más mientras me come la boca, nos separamos y ambos jadeamos buscando aire, no puedo negar que Nate me calienta de maneras inimaginables.
—Eres hermosa.
—Gracias —le doy un beso en la mejilla mientras elarranca y me abrocho el cinturón.
—¿Que te dijo Sebastian?
—Que no llegara muy tarde
—Tipo 2:30-3 entendido.
—Tengo miedo.
—¿Qué ocurre? —me mira preocupado.
—No sé, me aterra estar lejos de mi mamá, de mi abuela… pero en especial de Sara, tengo miedo de lo que pueden sentir los padres de Sebastian por mi, si sienten rencor o no sé, ¿qué tal si no soy lo que ellos esperan?
—Nena, eres perfecta tal y como eres, ellos te van a querer tal y como eres, no debes tener dudas de eso.
La reunión más que eso es una fiesta, no muy grande en comparación a otras a las que he ido con Nate pero es una fiesta, todos tienen vasos desechables con bebidas alcohólicas en sus manos exceptuando a un par de personas a Nate y a mi, muchos se quedaran esta noche en esta casa ya que los padres de Tyler no están en la ciudad. Un par de horas después y de estar jugando varios juegos muchas parejas se han ido a las diversas habitaciones de la casa menos Luisa y Tyler, Tatiana y Mathew y por último Nate y yo, los demás que quedan aún en el salón son solteros o sus parejas no vinieron.