La luz en mi camino está apareciendo

20| Victoria

(Un año y seis meses después)

Me despierto al escuchar el pitido de la alarma.

Matt: ¿Todo bien? ¿Nos vemos para desayunar?

Yo: no tengo tiempo, ya te lo he dicho.

Me doy una ducha intentando relajar la tensión que siento en los hombros.

Hoy termino el primer año de universidad de forma oficial. Yale me encanta, pero a veces la soledad es demasiado grande, no volveré hasta dentro de tres días a ciudad de México. Debo recoger todas mis cosas y entregar mi habitación de la residencia universitaria en la que he vivido el último año. Además no quiero llegar con las manos vacías.

Los últimos exámenes y las últimas exposiciones se llevan a cabo en los múltiples salones de la universidad y cuando el día llega a su fin abrazo con fuerza a Margot, mi mejor amiga de aquí.

Ame New York desde la primera vez que lo visite hace año y medio, y estar tan cerca y saber que pronto estaré muy lejos es extraño. Estoy más o menos a dos horas de la casa de mis abuelos en Upper East Side, después de empacar todas mis cosas mañana y entregar la habitación me iré con ellos.

O bueno eso creía yo.

En la madrugada escucho mi celular vibrar en la mesita de noche.

—¿Qué pasa? —contesto sin ver quien es.

—El jet te espera en el aeropuerto de New Haven en una hora.

—¿Papá? ¿qué pasa? —pregunto alarmada.

—Victoria… Algo pasó en casa de tu abuela.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Te lo diré todo en cuanto estés en el avión. Lo más importante es que lleves tu pasaporte ¿ok? Lo demás no importa.

¿Qué pasó en todo ese tiempo?

Desde esas fiestas las cosas habían cambiado mucho, a pesar de que la relación entre Victoria y Nathaniel parecía estar en su mejor momento las cosas cambiaron cuando él fue aceptado en Stanford y Victoria no. Victoria fue aceptado en varias universidades además de Yale, algunas cercanas a Stanford pero ninguna le había llamado tanto la atención como lo que le ofrecía Yale, que esta ubicada a casi dos días conduciendo de Stanford, Nate no quería tener amarrada a Victoria en una relación a distancia que tendría que durar cinco años, además de que Victoria había decidido que en cuanto terminara la carrera de derecho y el master seria un año a estudiar en oxford literatura inglesa antes de empezar a trabajar para Sebastian, su padre.

Terminaron su relación y a pesar de que las cosas no quedaron mal no quedaron tampoco de la mejor manera ya que Victoria no quería terminar con la relación.

Ambos tomaron caminos diferentes después de ese verano.

No se habían visto desde ese último verano, Nate pasó las fiestas junto con Madi en casa de los padres de Miguel. Y a pesar de que Victoria sabía esto decidió pasar la noche anterior a navidad y el día de navidad con su abuela, su madre y Sara.

Victoria estaba enterada por Luisa, que también decidió ir a Stanford que Nate había estado saliendo con un par de chicas pero que con ninguna había llegado a algo serio, Victoria por su parte… había salido con varios chicos pero no había sentido algo por alguno de ellos, Matt estaba interesado en ella, deseaba ser el chico a quién ella llevaría a casa para las fiestas o año nuevo, Victoria no estaba muy convencida de eso.

(actualidad)

Bryan, uno de los guardaespaldas de mis abuelos recibe mi maleta, la única que ya tenía lista, me cambié de ropa tan rápido como nunca en mi vida.

Me meto en el auto y Bryan arranca.

—¿Sabes qué es lo que está pasando? —le pregunto intentando no pensar en lo peor.

—No hago preguntas señorita.

Exhalo y niego con la cabeza.

—¿Qué?

—¿Señorita? que yo recuerde hace un par de días era Vicky.

Bryan se tensa, No voy a negar que yo lo provoque, pero si él no hubiera querido me hubiera detenido.

—Y hasta donde yo recuerdo íbamos a olvidar lo que pasó.

—¿te irías conmigo?

—No, en cuanto llegue a ciudad de México Antonio la estará esperando.

Cuando llegamos al aeropuerto llegamos directamente hasta el jet y presento mi pasaporte antes de subir. Bryan entrega mi maleta y se va después de decir adiós.

—Señorita, por favor tome asiento y abróchese el cinturón desea que le traiga algo.

—Una botella de agua está bien, gracias.

Después de despegar y a pesar de los insistentes mensajes que le envio a Sebastian no recibo respuesta.

Contesto una hora después en cuanto recibo su llamada.

—¿Que está pasando?

—Vic…

—Habla.

—Nena… tu mamá y tu abuela…

Siento como el mundo empieza a desmoronarse a mi alrededor al escuchar sus palabras.

—No es verdad. —digo negando con la cabeza aunque no lo tenga enfrente.

—Daniela tenía un arma, por lo que hemos podido saber tiro a tu abuela por las escaleras y entre el impacto y el ángulo se quebró el cuello, luego Daniela se disparó a sí misma en la sien.

—No, no, no, no, eso no pudo haber pasado.

—Cariño… sé que eso no es fácil. Sé que es muy difícil y en serio desearía estar contigo en este momento pero sé que sería mucho peor para ti que esperara para decírtelo cuando llegaras.

—Sara, ¿dónde está Sara? —pregunto intentando contener las lágrimas.

—Sara se quedó en casa de una amiga. Aún no sabe nada.

—No debe enterarse hasta que yo llegue, hasta que pueda estar con ella.

—¿Estás segura?

—Si la sacamos en medio de la noche de casa de su amiga sabrá que está pasando algo, debo estar ahí, debo ser yo quién se lo diga.

—Victoria… ¿estás segura de que quieres ser tú quien se lo diga?

—Si se lo dices tu o cualquier otra persona no lo va a creer. La conozco.

Todo el viaje no puedo evitar pensar en todos los momentos que pase al lado de mi abuela… En sus palabras, su voz, su risa, su sonrisa, esa que me mostraba tanto a pesar de no estar feliz.

Daniela… la creía capaz de cualquier cosa menos de matar a su propia madre, y no puedo creer que la llame mamá durante tantos años.




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