Capítulo 15: Aquellos Que No Quieren Ser Salvos
El grupo de Kael avanzaba en silencio por el Valle Roto, una grieta agrietada por siglos de magia corrupta. No eran muchos. Apenas cinco. La criatura alada, un bicéfalo encorvado, una sombra sin forma definida, y una ex-sacerdotisa demonizada llamada Lirisse.
Cada uno llevaba sus cicatrices. No solo en el cuerpo.
También en el alma.
—¿A dónde vamos? —preguntó Lirisse, su voz ahogada por la garganta quemada que apenas conservaba.
Kael no la miró.
—A encontrar a los que aún no han escuchado.
—¿Y qué vas a hacer cuando no quieran hacerlo?
Kael se detuvo. Las ruinas de una antigua torre aparecieron entre las rocas. Allí, un grupo numeroso de demonios de guerra se ocultaba. Más de veinte. Todos aún al servicio de Myros. Entre ellos, uno en particular: Razzkar, un demonio blindado con un cuerpo forjado por alquimia y voluntad rota.
—Entonces hablaré —respondió Kael.
Lirisse frunció el ceño.
—Te matarán.
—Lo sé.
Entraron.
Las miradas fueron cuchillas.
Las garras, listas.
Los hechizos, flotando en el aire.
Razzkar se alzó desde el trono improvisado que había formado con los restos de cruzados muertos. Su voz era metálica y cruel.
—¿Kael…? ¿Sigues arrastrándote con esa basura de compasión?
Kael dio un paso al frente, sin temor.
—Vengo a ofrecerte lo que nunca nadie nos dio.
Elección.
Razzkar rió. Una risa que vibraba en las piedras.
—¡No necesito elección! ¡Tengo poder! ¡Tengo propósito! ¡Soy el puño de Myros, la furia que arde por justicia!
—¿Justicia? —Kael apretó los dientes—. ¿O solo venganza disfrazada?
El ambiente se tensó. Algunos demonios miraban a Kael con duda. Otros con odio. Pero nadie atacaba aún.
—Tú eras uno de nosotros, Kael —gruñó Razzkar—. ¡Un líder! ¡Un devorador de cruzados! ¡Mira lo que eres ahora! ¿Un predicador? ¿Un esclavo de un humano?
—No soy esclavo de nadie. Soy libre.
Razzkar dio un paso violento hacia él.
—Entonces muéstrame tu libertad… defiéndete.
Kael no se movió.
Razzkar levantó una lanza de hueso negro y la arrojó. Un proyectil mortal, directo al corazón.
Pero justo cuando iba a impactar, Lirisse se interpuso.
El arma la atravesó.
—¡Lirisse! —gritó Kael, sujetándola mientras caía.
Ella lo miró, jadeando. Su cuerpo se deshacía en ceniza. Pero sonrió. Con un rostro lleno de dolor… y paz.
—Yo… quería volver a creer… aunque fuera por un instante.
Y con una última exhalación, su cuerpo se evaporó como humo en el viento púrpura.
Kael se levantó lentamente. Su mirada ya no era solo triste.
Era firme.
—No he venido a luchar —dijo con voz baja, temblorosa, pero poderosa—. Pero si debo cargar la cruz de aquellos que no pudieron salvarse…
La cargaré.
Y entonces, algo ocurrió.
Un resplandor suave emergió de su pecho. No como el de Caelum. No era luz celestial.
Era fuego antiguo.
Fe nacida en el abismo.
Los demonios retrocedieron. No por miedo.
Por respeto.
Incluso Razzkar se detuvo.
—¿Qué… eres ahora?
Kael no respondió.
Solo caminó hacia la salida, con los demás tras él. Incluso algunos que antes dudaban. Incluso uno que había cargado una espada contra él… ahora bajaba la cabeza.
Porque en un mundo donde nadie pide perdón…
Kael era el primero en ofrecerlo.
#1655 en Fantasía
#901 en Personajes sobrenaturales
rencarnacion, fantasia angeles y demonios, fantasia epica magia
Editado: 18.04.2025