La lycoris que nació esa tarde de diciembre

CAMBIO DE PLANES

Su expresión era un completo poema y no era para menos, tremenda revelación lo dejó desarmado e incluso corrió tras el bus sin éxito. No pudo negar que era divertido, pero al final sentía un vacío en su pecho.

¿Qué si ganaba algo? Pues no, solo era una forma retorcida de aliviar el dolor de cabeza que había empezado a surgir desde que había hablado con Ariana. Solo eran exageraciones.

 

Si ese chico se había presentado a buscarla en un lugar público era algo bueno, podría tratarse de una persona racional con quien podría intentar crear un plan.

Era una forma de mantener a Kevin a salvo de todas esas cosas que habían empezado a surgir, sobre todo porque seguramente no vería a Kevin hasta el próximo mes. Era algo que ya había sucedido.

Además, también debía esperar un próximo avistamiento de ese sujeto, ella no sabía de quien se trataba y él, seguramente no sabría donde vivía.

 

Tampoco se sentía mentalmente estable para confrontar a su “asesino” aunque este no supiera nada de lo que pasará. Se lo había planteado mentalmente, cruzar miradas con él no iba a ser fácil, incluso llegaba a sentir nauseas y retorcijones al recordar su propia muerte, la viscosidad de la sangre. Sacudió su cabeza ante ese pensamiento. Era asqueroso.

 

Cuando el teléfono volvió a sonar había pasado una semana de las vacaciones, incluso creía que era demasiado pronto para escuchar o saber algo de Kevin.

 

—Vamos de compras, a las seis de la tarde.

Fue lo primero que escuchó y frunció el ceño.

—Buenos días, por cierto. He estado bien... Gracias por preguntar, cariño.

—No te estés poniendo romántica… Hola.

No pudo evitar reírse ante su respuesta, ciertamente eso significaba que se encontraba mucho mejor. Eso realmente le ponía un poco feliz.

—¿Te espero en el supermercado o en tu etapa?

—Espérame afuera de la etapa, aun tienes que contarme el chisme. Por lo pronto, podemos jugar un par de partidas.

—Vale. Ya voy a ingresar.

 

Luego de eso colgó. Se recostó en el sofá y entró al juego, se quedó mirando la pantalla mientras cargaba.

No es que fuera buena en el juego y en momentos llegaba a enviciarse hasta el punto de dejar su teléfono sin batería, por primera vez en semana se forzó mucho para no perder las partidas, incluso llegó a convencerlo de jugar dos partidas más de las planeadas hasta que en medio de una las últimas, el teléfono se murió.

Vaya broma.

 

Se levantó de malas ganas y dejó el teléfono cargando antes de ir a cocinar. Sentía sus manos calientes y sudadas o solo era porque el ambiente de por si estaba caluroso.

Podía bañarse una y otra vez durante el día solo para refrescarse. Buscó algo con que entretenerse hasta una hora antes de la hora pactada y se alistó para irse.

Como si se tratara de una rutina ya pactada, le avisó que estaba saliendo para allá. El bus no demoraba en llegar más de quince minutos en el peor de los casos.

 

Y como siempre, llegó antes y solo tuvo que esperar hasta que él saliera, asoleándose bajo la inexistente sombra de una palmera. Era como si a él realmente le divirtiera verla en ese escenario, con las mejillas rojas por el calor y como tomaba grandes bocanadas de aire para no ahogarse en ese calor infernal de la tarde. En ese momento se arrepentía de haber adelantado el encuentro.

 

—No te ves muy bien, eh.

Claramente se estaba burlando de ella.

—Estoy mejor de lo que aparento, deberías verme en peores escenarios.

—No le pongas tanto relleno a la historia, mejor cuéntame lo que quedó pendiente.

Le dio un par de palmadas en el hombro para que avanzara.

No le dijo mucho en el camino, es más, prefirió recuperar el aliento bajo la sombra de los árboles en el camino. Bajo los árboles se sentía una brisa relajante, el sonido del viento sacudiendo las ramas resonaba en sus oídos, de alguna manera, ese sonido le gustaba.

—¿Por dónde podría empezar…? El silencio es mucho mejor…No sé si sea capaz …De todas maneras ya lo rompí.

Le miró un poco, sus miradas se cruzaron por un momento. Pudo distinguir una sonrisa en su rostro a pesar del reflejo del sol.

—Podrías empezar sobre lo que te dijeron.

—Eso ya te conté… Preguntó por mi y se veía nervioso. Hizo referencia de que soy hermana de Alessia, eso significa que nunca nos hemos visto o al menos no nos conocemos formalmente. Puede ser que tenga prisa por verme, pero no volvió a ir o al menos nadie conocido lo vio, no creo que se haya arriesgado a ir preguntando por la facultad.

—¿Y si ya te localizó?

—Si ese fuera el caso, entonces está perdiendo el tiempo. Si una persona importante está en peligro…Haría todo lo posible, pero es diferente en mi caso. Porque no sé como se van a desarrollar las cosas, incluso podría fracasar y moriría.

—Entonces… Realmente quieres salvarla.

—Moralmente no puedo dejarla morir, soy una criatura hipócrita pero no hasta ese punto… Aunque al final puedo dejar que todo ocurra como si nada y hacerme un lado, ser solo una observadora.

—Eso suena a algo que harías al inicio, pero… ¿Qué te hizo cambiar de parecer?

—Volvamos al tema del sujeto.

—¿Crees que es posible que algo le haya sucedido? Mas bien, ¿es posible que Alessia haya puesto en alerta a Damián?

—No es posible… Básicamente nadie nos está siguiendo, él ni siquiera me ha escrito o llamado. Espera… ¿recuerdas eso? Hace un mes yo me encontré con él y me amenazó… Nos estaba siguiendo.

Pudo jurar que Kevin había hecho una mueca, no estaba segura, pero realmente aquella pregunta le molestó.

—Recuerdo algo así. Mas bien, solo recuerdo que nos seguían. Luego de eso, nada más. Bueno, decías que tenías pesadillas y atribuí que esa era la razón por la que pasó lo de las pastillas.




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