RESPUESTAS AMBIGUAS

Ya era muy tarde para cuando lograron salir del tráfico espantoso que se había armado y al menos podrían llegar con la excusa para dormir, aunque pasar a comprar hamburguesas nunca fue parte del plan de Alessia. Al menos, Sonia ni tendría oportunidad de lamentarse por el antojo que no pudo cumplir.

Después de todo, Sonia no tenía que llegar tan lejos, el sofá estaba a pocos pasos de la puerta principal, ni si quiera tuvo ánimo de ir a tomar una ducha, solo cerró sus ojos mientras escuchaba pasos de un lado a otro, la voz de su hermana a lo lejos era como si ella se estuviera alejando de todo, aislándose en un pequeño mundo pronto se volvió oscuridad.

Cuando dormía era como si toda la energía y alegría de Alessia que le inundaban durante el día, desaparecieran, era muy diferente durante el día que provocaba algo totalmente diferente en ella hasta el punto de olvidarse por completo del caos que vendría. Era difícil poder controlar una situación que dependía de tantas cosas externas y ella solo era un ser viviente más. Mas que nada, era frustrante.

El ruido de la televisión la despertó nuevamente, allí estaba otra vez encerrada en una aburrida rutina y limitada, pero al menos, podía “controlar” las actividades de Alessia. Solo debía ser paciente hasta el día de la boda, luego de eso, Damián sería el encargado de cuidarla. Pero si buscaba ayuda de él en ese momento sería muy difícil explicarle la situación o su preocupación, ni siquiera se sentía capaz de hablarle luego de esa sensación tan horrible.

Se levantó luego de un largo rato y fue a cambiarse, su ropa ya estaba en el mueble. Luego de bañarse todas esas sensaciones de pesadez se iban, pero las dudas seguían allí. De todas maneras, allí tenía a su hermana, frente a ella en el comedor y podría hacerle todo tipo de preguntas. No había tocado el desayuno por andar pensando en ese tipo de cosas, pero comió un poco de la tartaleta, realmente sentía nauseas de su propia cobardía.

—Alessia… ¿qué ocurrió con tu exnovio?

Su hermana dejó caer los cubiertos de sus manos, uno terminó el suelo y con una risa nerviosa lo tomó y fue a la cocina a lavarlo, escuchó la llave de agua antes de que regresara con el cuchillo y lo dejó a un lado.

—Perdón…Estaba perdida en mis pensamientos, lo siento—por más que intentó ocultarlo, su voz estaba temblorosa—. No lo he visto desde hace mucho…Creo que se fue a la capital o a otro país…Además, ¿por qué tendría relevancia alguna…? Creo que tu no lo conocías…

—No lo conozco—le interrumpió—. Solo tenía curiosidad…Además, se ve que Damián te quiere mucho así que las cosas pasan por algo.

Sonia le sonrió con calidez, pero había algo en Alessia que no le permitía corresponder de la misma manera, se notaba esa sonrisa forzada, pero prefirió no indagar más, lo menos que quería era ponerla a la defensiva.

Alessia no volvió a decir palabra alguna y eso solo provocó que las dudas de Sonia se multiplicaran el doble.

«¿Se estarán viendo o hablando a escondidas…?»

Ese breve pensamiento le trajo nuevas teorías y a su vez, más situaciones hipotéticas y problemáticas. No podía dejarse llevar por suposiciones y menos empezar a dudar de su hermana, después de todo lo que había ocurrido y en todas las vidas pasadas nunca hubo algún avistamiento de ese sujeto, ni siquiera lo recordaba en su vida original. Entonces, tal vez solo debía obviarlo.

Recordó las palabras de Ariana sobre el sujeto que la había ido a buscar, ni siquiera concordaba físicamente con el ex de su hermana, así que seguía pensando que era la persona que la mató. Pero a esas alturas, ya no sabía quien mismo era cada uno. Incluso, por momentos, llegaba a dudar de su propia existencia y de la veracidad de los actos que estaban ocurriendo.

Casi no probó bocado. Esos pensamientos solo le quitaron el apetito. Se levantó y se dirigió a la planta alta, subía la escalera con algo de dificultad, pero al final, solo se sentó en el último escalón mirando a la nada.

«El cuadro de sospechosos…»

Se giró abruptamente y se levantó al recordar lo que había hecho en su primera vida. Ella había empezado llevando un registro de sospechosos, pero luego de eso, lo había olvidado por completo. Fue al baño de su habitación y cerró la puerta. Se apoyó en la pared y lo encontró.

Puso sus manos sobre la pared para palmear que aquello si era real y para su sorpresa o para su horror, lo era. Era la misma estrategia que había planteado al inicio pero tenía otros sospechosos, allí, ni siquiera Damián era sospechoso, sino que era tratado como una víctima.

—¿Él también morirá aquí…?

Cubrió su boca ante la sorpresa y se aferró a uno de los tubos que estaba para la toalla para no caerse.

Había notas pegadas alrededor de las fotos. La única que subía era Alessia, ni siquiera sabía si ella había visto aquello. Estaba convencida que la letra era suya y que las veces en que había muerto eran más de las que ella había venido estimando.

Entonces, definitivamente había algún tipo de fuerza externa que estaba tratando de sacarla del camino. Aunque pensar eso ya era delirante, pero de todas formas ella era la que estaba viajando en algún tipo de bucle temporal y eso no tenía nada de normal o cotidiano.

Todo era una maldita locura.

Empezó a sacar las todos y las anotaciones y las acomodó una sobre otra antes de esconder eso bajo su ropa interior, al menos allí no se caerían. La blusa de la pijama era lo suficientemente holgada para que no llamara la atención algún bulto.

Escuchó a su hermana llamarla desde la planta baja, se acomodó la ropa y salió, aunque al tocar el pomo de la puerta de la habitación, lo soltó de inmediato. Estaba hirviendo, incluso su mano había enrojecido y ardía. Miró incrédula la puerta, avanzó un poco y tomó nuevamente la chapa, esta vez con la mano contraria. El pomo estaba igual, ardía y retrocedió, cayendo al suelo por la poca estabilidad que tenía debido al yeso.