La lycoris que nació esa tarde de diciembre

EL DESTINO USA VESTIDO

En esa ocasión Alessia se había encargado de esconder y recoger toda moneda suelta que tenía por la casa, realmente estaba decidida a no dejarla irse. Tener a Sonia bajo control le traía paz mental. Aunque apreciaba mucho a su hermana, no podría decirle la verdad.

Llevaba días hablando con Vicente sobre la salud de Sonia, a pesar de que después del accidente no habían quedado secuelas físicas pero ese hecho logró que descubrieran que la salud de Sonia no estaba bien. No fue la mejor decisión de todas, pero lograron intervenirla para extraer un tumor de su útero.

Sonia tenía la misma enfermedad que se había llevado a su madre.

Tanto Vicente como Alessia estaban seguros de que esa noticia la destrozaría apenas despertara, había tomado muchos años para que lograra aceptar la partida de su madre, para ellos era mejor esconderla en una burbuja hasta que sea momento de un nuevo chequeo. Pero incluso si Sonia no daba señal de que sabe algo, no podían evitar sentirse nerviosos.

 

Ahora, había un problema más. Alessia necesitaba abordar los ataques que había empezado a desarrollar su hermana, eran como ataques de pánico o ansiedad luego de volver a casa. Incluso estaba consciente de que algo había cambiado en Sonia.

—¿Crees que debemos llevarla a un psiquiatra? —inquirió él con seriedad—. Ella podría tomarlo de la peor manera.

—Podríamos empezar con un psicólogo…—murmuró muy bajo—. Intenté con un libro para que pueda distraerse un poco pero solo ha empeorado. La he visto llorar y enojarse tanto, incluso parece que todo el animo con el que salió del hospital se esfumó.

—Solo exageras, debe estar intentando exteorizar esas emociones. Pero, si lo deseas, ella puede venir a vivir con nosotras.

Alessia se sintió culpable, no quería abandonar a Sonia porque luego de tanto tiempo habían podido unirse.

—No… Me gusta estar con ella. Siento que me he vuelto dependiente de su compañía, después de todo, hace mucho no nos hablábamos… Me hace feliz estar con ella.

—Sonia no parece ser ella misma. De la nada, ella simpatizó con nosotros como si lo hiciéramos siempre.

No se había percatado de eso. Muchas dudas surgieron en Alessia, de la nada era como si algunas de las actitudes de Sonia tuvieran una razón.

—Estamos sacando conclusiones extrañas, solo debe ser por el aburrimiento de ella.

—Ponle más atención… Pero no olvides llamarme si algo pasa.

—¿Crees que ella lo sabe…?—preguntó Alessia con tristeza—. Tengo miedo…

—Ella es fuerte—le interrumpió—. Pero lo más importante es que ella sepa cuanto la amamos, nada más.

Vicente decidió acabar la conversación, se levantó de la mesa en la que se habían sentado a conversar y fue a pagar la cuenta antes de irse.

 

El corazón de Alessia se sentía pesado antes de mirarle como se iba antes de levantarse e irse. Necesitaba despejar todas esas ideas y sentimientos agobiantes, podía presentarse así ante su hermana.

Manejó de regreso a la casa. Al llegar logró ver a Sonia moverse de un lado para otra dentro de la casa. Se detuvo cuando abrió la puerta, ambas se miraron un poco y al final, Alessia soltó una suave carcajada al verla dar saltitos para intentar sostenerse. Se acercó a ella y le ayudó a sentarse en el sofá antes de acariciar un poco su cabello.

—Te veo muy activa hoy, eh.

Alessia se sentó a su lado y cerró un poco sus ojos.

—Algo así…Siento que si escribiera una novela policial me iría muy bien. Se me han ocurrido algunas cosas raras…Debe ser el aburrimiento.

Sonia le miró apenas antes de acomodarse en el sofá y levantó su pierna enyesada sobre el regazo de su hermana.

—Quería salir a ver a Kevin, pero me dejaste sin dinero…Entonces, le dije que iría mañana… ¿si puedo ir a verlo? Me puedes dejar allá y me regreso en bus o te espero.

—¿Por qué quieres ir a verlo…?

—Solo queremos hablar… Nada en especial.

Al final, Alessia aceptó. No veía nada de malo en que saliera y se relacionara un poco y, aunque tuviera que esperarla en la calle de enfrente, lo haría.

 

Al menos ese era el plan hasta la noche anterior. En la mañana ambas estaban listas para salir, pero Alessia cambió los planes.

—¿Puedes avisarle a Kevin que vamos a verlo más tarde?

—Ya hice que madrugara…

—Entonces, ¿puedo ir por ti luego de un par de horas? Me gustaría que me acompañes a la boutique hay unos arreglos que hacerle al vestido.

Sonia se sorprendió, era la primera vez que la vería con su vestido de novia. Una sonrisa nostálgica se dibujó en sus labios y asintió.

—Me encantaría ir… Es la primera vez que iré a ver uno.

 

El ánimo de ambas mejoró por completo, incluso hubo música más animada al llegar al primer destino. Cuando estaba afuera de la etapa donde vivía Kevin le llamó para que saliera, no demoró mucho en salir y ella bajó del auto sola, ya tenía un mejor manejo de las muletas y se dirigió a la roca donde se habían sentado la vez anterior. Apenas Kevin salió de la garita, Alessia se fue, no se quería a esperar o a espiarlos.

Se quedaron en silencio un rato antes de que Kevin empezara a reírse.

 

—Ahora te volviste más tímida.

—Me intimida los mensajes enigmáticos que me envías.

Kevin asintió levemente, mirando a otro lado y luego volvió su vista a ella.

—Estaba haciendo memoria sobre el día del accidente… Y no recuerdo nada antes de enterarme que estabas en el hospital. Mas bien, los recuerdos son demasiado confusos, como si estuvieran uno sobre otros y juntos fueran un completo caos.

Ella le miró con extrañeza. Ni siquiera podía explicarse porque él sufría de esos recuerdos mezclados, a menos que él también estuviera dentro del bucle del tiempo. Eso era imposible.

—Eso…Podría…Es imposible que algo así sucediera. Puede ser…producto de todo el estrés que has estado viviendo estos días.




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