La lycoris que nació esa tarde de diciembre

KAHÉ

Aceptar por compromiso y por pena esa invitación fue más de lo que su cuerpo pudo soportar. Su cabeza dolía demasiado y ni siquiera le estaba prestando atención a las palabras de su hermana, que seguramente estaba feliz por presentarlos formalmente. Entonces, si realmente era la primera vez, ¿por qué sentía que eso ya lo había vivido?

Con todas esas  sensaciones era muy difícil decidir que era lo que había sucedido originalmente. Los recuerdos de sus vidas posteriores no parecían tan confiables, incluso esa vida no parecía serlo.

Tal vez, todo lo que ha sucedido fue producto del estado de coma en que fue inducida. No era descabellado pensar que todo fue producto de su imaginación, eso explicaba muchas cosas incongruentes que han sucedido antes de despertar del coma. Para empezar, es físicamente imposible viajar en el tiempo para cambiar los acontecimientos, eso ni siquiera era una película. Ahora peor poder volver en el tiempo una y otra vez, o aun, pero poder viajar entre mundo paralelos.

Ella, que había sido una persona que confiaba firmemente en la ciencia se había dejado arrastrar a un fantasía creada por su cerebro.

«Debo dejar la paranoia…»

«Solo hay una realidad»

 

Movió su cabeza, dándose la razón una y otra vez antes de respirar profundo. Si de algo estaba segura es que debía vivir su vida con tranquilidad, lejos de cualquier dosis innecesaria de estrés.

 

Bueno, todo parecía muy bien hasta que llegaron al restaurante.

 

Alessia se adelantó hasta llegar a la mesa donde los esperaba Damián, ambos se abrazaron como si no se hubieran visto en días y no estaba lejos de la realidad ya que ella había tomado todo el tiempo de Alessia.

Dudó en acercarse, aunque al final apareció junto a ellos, dejando las muletas a un lado y se sentó en silencio apa evitar interrumpir el beso que se estaban dando. Era vergonzoso estar presente en demostraciones de amor.

Aunque, su corazón se sentía intranquilo. Por más que haya deseado enfocarse en el realismo de la situación, la realidad era que no podía evitar recordar esas alucinaciones, el dolor de ser torturada por el hombre que su hermana estaba besando y abrazando.

«Dios…esto es la peor tortura»

 

En una situación normal seguramente estuviera cohibida y evitando mirarlos, pero ahora estaba temblando de miedo por un sueño que tuvo mientras estaba en coma. Por cosas irreales. Ella era más inteligente que eso, respiró profundo y analizó la situación y como debía proceder. Esbozó una sonrisa con toda la premeditación de tomar el control de la situación.

Ciertamente eran un par de cursis con tanto beso y caricia que daba un poco de dolor de estómago. Intentó contener su expresión de nauseas y sin querer, una risa nerviosa escapó de sus labios.

Ambos se separaron y vieron a Sonia, realmente era algo incómodo de ver.

 

—Lo siento…—murmuró Alessia entre pequeñas risas—. Cariño…Te presento a mi hermana mayor, Sonia.

Damián se acercó a tomar su mano y la apretó un poco. Un saludo formal y respetuoso acompañado de una cálida sonrisa. Eso pintaba bien.

—Es un gusto conocerte, he escuchado tanto de ti que siento que ya te conozco—tomó la iniciativa cordialmente—. Lamento ser tan efusivo, pero realmente he extrañado a Ale.

—El gusto es mío—dijo amable—. Además, me alegro poder reunirlos… siento que he sido la causante de su distanciamiento, pero pronto estará juntos por mucho tiempo…La separación solo hizo que el reencuentro fuera más dulce.

Ambos rieron ante el comentario antes de sentarse con ella en la mesa antes de que Damián llamara a uno de los meseros para servir vino para cada uno. Los meseros dejaron la carta para cada uno antes de dejarlos a solas.

—Sonia… Bueno, ¿crees que es atrevido de mi parte llamarte cuñada? —comentó Damián antes de beber un poco de vino.

—Puedes llamarme como desees…Realmente ambos me hacen feliz—no pudo contener una risa nerviosa—. Por cierto… ¿Cómo se encuentra tu padre? Escuché que está un poco delicado…

Dudó en preguntar eso antes de tomar la copa con cuidado aun cuando sus manos les temblaban y dio un gran sorbo al vino.

—Muchas gracias por preguntar…—él contestó en voz baja—. Él se encuentra bien…Por suerte, todo bien luego de la cirugía… Hemos mantenido esto en secreto porque lo que menos necesitamos ahora es que la prensa nos atosigue.

—Hermana…—dijo con suavidad—. Es posible que en la boda consigas un lindo novio…

Alessia bromeó un poco, aunque por su tono de voz parecía muy seria. Aunque entendía muy bien que quería cambiar de tema para no poner triste a Damián.

 

«¿Y para qué querría un novio…?»

Suspiró pesadamente intentando olvidar esa posibilidad y solo se dedicó a escuchar la conversación entre Damián y Alessia, incluso al momento de hacer su orden prefirió escuchar lo que ellos pedían y pedir lo mismo, realmente sus modales a la hora de comer en lugares de lujo no eran los mejores, más bien ni existían, pero haría su mayor esfuerzo.

Por lo pronto, estaba segura de haber pasado la prueba de fuego al confrontarlo y no era nada de lo que ella creía o temía. Más bien parecía un mortal más, aunque su familia podría seguir siendo un peligro.

Comió en silencio, los miraba de vez en cuando y sonreía o asentía a cualquier pregunta que le hicieran, por lo general, solo querían saber si se sentía bien y como llevaba su recuperación. Si tocaban ese vals el asunto era más complejo de lo que podría procesar.

Podría ser un estrés postraumático. Sonaba bien en su cabeza y si tenía algún otro ataque podría usar esa excusa. De todos modos, las excusas estaban de moda.

Y de las copas de vino, esa era otra historia. Ya se había pasado de copas y solo con el plato fuerte. No tenía experiencia bebiendo, pero ya había empezado a reírse sola, incluso Damián creía que se estaba divirtiendo, pero Alessia notó que realmente que se estaba poniendo ebria.




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