La lycoris que nació esa tarde de diciembre

SIN SALIDA

Era la primera vez que lo veía desde su primera muerte, pero producía le mismo miedo que sintió cuando fue apuñalada bajo la lluvia fuera de la estación de policías. La sensación asfixiante hacía parecer que el tiempo se hubiera detenido para ambos.

Podía notar en la mirada de ese sujeto que se estaba burlando de ella, que le parecía graciosa la situación. Era evidente que ella no era la única que estaba consciente de la realidad.

Su voz y aquellas palabras eran una clara amenaza para darle a conocer que estaba allí por la misma razón. Ese sujeto había muerto ese día, de eso no tenía alguna. Él fue el primero en caer con un disparo en la sien, nuestra sangre se mezcló en ese mar de muerte.

¿Si el que debía regresar era él y de alguna manera Sonia fue arrastrada…?

De manera abrupta su cerebro volvió a activarse y le dedicó la más dulce de las sonrisas que podía fingir. Extendió su mano para tomar la de aquel chico.

—Creo que mi hermana te comenta mucho sobre mi…—mantuvo su voz firme—. Hasta me siento famosa, es un gusto conocerte…

—Armando—interrumpió Alessia—. Por favor, ven….

La emoción de la futura novia logró disipar la tensión que se estaba formando, incluso pasar a su lado era demasiado , no quería darle la espalda sin saber que podría esperar. Creía que en cualquier momento iba a ser apuñalada.

La única protección que tenía era Alessia y ni siquiera estaba segura de que ella no correría peligro.

 

No prestó atención a ninguna de las fotografías que le pasó por la pantalla de la computadora, incluso por momentos parecía que había olvidado respirar. Se aferró al abrazo de su hermana, le sonreía y reía sin saber de que hablar ni como pedir auxilio.

Eligió una foto al azar, después de todo, era una de las más llamativas porque estaban ambos novios, además se los veía muy bien juntos. No era la foto definitiva, debía ir a posproducción y luego ser impresa. Era el tiempo suficiente para que ese sujeto se mantuviera alejado de Sonia.

 

Buscó todas las formas posibles para apresurar a su hermana. Ni siquiera volvió a cruzar mirada con aquel sujeto, pero podía sentir la mirada de este sobre ella.

Algo que jamás rechazaría Alessia era cenar con Damián, ni siquiera tenía su número para hacer una invitación deliberada. La idea más brillante fue sugerirle a Alessia que le lleváramos lo que más le gusta comer a su casa, después de todo no se verían en esos días hasta el matrimonio. La parte incómoda era que debía acompañarlos, pero no había nada más que hacer.

Alessia lo dudó un poco, pero al final aceptó. De esa manera, rechazó la invitación de Armando a cenar. No era por alardear, pero Sonia ya tenía el control de la situación. En el auto, Alessia se encargó de coordinar la visita. No era de las que le gustaba llegar de improviso, sobre todo porque su prometido había dejado su trabajo de lado en la tarde para hacerle realidad la sesión de fotos.

Todo el auto tenía el olor a comida china y mareaba un poco. Después de que ella había propuesto el plan terminó colándose en su última cita de solteros.

Aunque podría resultar hasta un poco fastidioso y tenso, cualquier cosa era mejor que regresar solas a casa en la noche.

 

De algo estaba completamente segura, ella no era agradable para ese sujeto. Era tan obvia su mirada de odio que sentía que en cualquier momento que le encontrara desprevenida la mataría. Con Alessia no parecía que hubiera problema alguno, todo lo contrario, era como un pan de dios dispuesto a cualquier cosa por verla feliz, y ese era un problema para Sonia.

 

—Tu amigo es agradable…—decidió sacarle información—. Es muy bueno con la cámara…

Ciertamente, eso era lo único en lo que no tenía duda.

—Lo sé… Estudió conmigo en la secundaria y desde allí fue como un hermano para mí. Siempre fue muy protector conmigo, a pesar de los años él no ha cambiado. No será…Que te olvidaste del escritor que me contaste y ahora te gusta él… Armando es lindo y está soltero. Si no fuera por su cabello castaño se parecería un poco a tu amigo.

Por un momento las palabras de Ariana, en su vida anterior, volvieron a su mente. No podía ser otra persona diferente a Armando. Era el único que tendría motivo alguno para buscarme. Eso era como una completa cacería.

—No es nada de lo que imaginas—murmuró pesadamente—. Solo pensaba que… Si fue tan buen amigo tuyo, ¿por qué nunca salieron o algo?

Hubo un silencio raro, seguramente había tocado algún tema sensible.

—Si salimos en el colegio…Pero las cosas allí no son serias, todo lo contrario. Terminamos en buena ley. Nos dimos cuenta de que funcionamos mejor como amigos, a veces Damián hace bromas de eso. Lo bueno es que mi amor no es celoso…Aunque al principio si le chocó un poco que fuera alguien que conocía… Pero todos maduramos y dejamos algunas cosas detrás.

—Ya no deseo que te acerques a él…

«Mierda, lo dije en voz alta…»

Ahora el auto no solo estaba lleno del aroma de la comida china, sino que ahora tenía las risas de Alessia. Pues ya que lo había dicho de una manera que se podía malinterpretar, lo usaría.

—Entonces…Si te gusta, ¿verdad? Puedo hacer que se encuentren más segui…

—¡No! no! —le interrumpí—. Digo…Aun no, luego de la boda…Dame su número y así… Por ahora…quiero vivir la ilusión, debe ser un secreto.

Todas esas suposiciones solo le causaban dolor en el vientre, incluso tenía nauseas. La viva escena de su muerte estaba presente, ni siquiera cerrar sus ojos le funcionaba como analgésico.

Todo era un caos.

Cuando llegaron a la casa de Damián, fue la primera en bajar para tomar una gran bocada de aire fresco.

Entró con su hermana a la casa y llevaron las cosas a la cocina, con ayuda de las empleadas sirvieron la comida mientras él se arreglaba, ya que no había pasado mucho tiempo desde que había llegado.




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