La Madriguera

PRÓLOGO:

La televisión se encendió.

- Entonces, ¿qué me puede decir sobre su trabajo? - preguntó con una amistosa sonrisa el periodista. El indefinido mira por instinto a su amo. Este le hizo una señal para que hablara.

- Amo mi trabajo, señor - dijo haciendo una reverencia. Que hizo que el periodista sonriera aún más. 

- Sabes donde te encuentras - le preguntó escribiendo algo en el holograma.

- Sí no me equivoco nos encontramos en la tierra, en Japón - respondió el indefinido - Japón es un lugar muy hermoso - dijo con una sonrisa genuina.

- ¡Así es! Y estamos en época de frío. La verdad es que ustedes no necesitan abrigarse ¿no? - le pregunto acercándose el micrófono. El indefinido miró de nuevo a su amo, este estaba ocupado hablando con los productores del programa.

- No, no necesitamos abrigarnos. Nosotros no tenemos un cuerpo hecho de carne y huesos como ustedes - respondió tratando de no ofender al hombre con el que estaban hablando. 

- ¿De qué está hecho el cuerpo de ustedes? - preguntó el periodista escribiendo - Tengo entendido que fueron nombrados indefinidos justo por no poseer una forma definida. Pero, entonces de qué está hecho el cuerpo de ustedes.

- Pues no sabría responder - dijo el indefinido ladeando un poco la cabeza.

- Entiendo. Dime, ¿en qué se basa el físico que utilizan para poseer un aroma? 

- Depende del visitante. Si el visitante desea que el indefinido tenga una edad en específico. Nosotros lo cumplieron al pie de la letra. 

- ¿Depende del visitante? Quiere decir que si yo quisiera que mi indefinido sea una chica de hermoso cabello rojizo y ojos azules el indefinido…

- El indefinido asumirá esa forma

- ¡Vaya, que interesante! - exclamó el periodista - ¿Y si yo digo una forma que no es la que quiero? - pregunto.

- Tenemos la capacidad de ver los deseos del visitante. Nuestro deber es hacer que el visitante tenga una experiencia placentera en la Madriguera. Por lo que haremos lo que esté a nuestro alcance para lograrlo. 

- Eso podría ser un problema,  ¿verdad? Me refiero a que si por ejemplo quieren sacar información de algún criminal  y asumiendo que este tenga un indefinido podrían tratar de torturarlos a ustedes, ¿no? - preguntó el periodista.

- Puede que sí, pero no diríamos nada. No sentimos dolor - al confesar lo último algunos murmullos se escucharon fuera de la cámara,

- ¿N-no sienten dolor? ¿Puedes ser más específico? - preguntó algo asustado el periodista.

- Pues podemos sangrar, pero no sentiríamos nada. Podemos toser o enfermarnos pero no sería mortal. No fallamos, nuestros cuerpos no padecen el deterioro que los visitantes si. Por eso necesitamos una razón para vivir. Por eso servimos incondicionalmente a los visitante de la Madriguera  - la euforia crecía mientras pronunciaba cada palabra. Un hermoso sonrojo de alegría se noto en las mejillas del indefinido.

 

El periodista miro a los productores. Todos se miraron entre sí. EL periodista se aclaró la garganta y se acomodo mejor en su asiento.

 

- ¿Eso no aplica a los híbridos, verdad? - pregunto. La sonrisa del indefinido desapareció y dio un suspiro cansado.

- Lo híbrido no tiene  relación alguna con nosotros. 

- Claro. Sabemos que ellos nos odian, pero antes de que el doctor London descubre la Madriguera, ¿cómo es que vivían ustedes sin matarse? - pregunto tratando de cambiar de tema

- Simplemente nos ignorábamos. Ellos siempre han sido problemáticos. Su sed de sangre es repulsivo para nosotros.

- Y…ustedes no necesitan la sangre ¿Por qué? 

- ¿Sabe porque necesitan la sangre? - devolvió la pregunta el indefinido.

- La necesitan para su nutrición - dijo dudando el periodista.

- No. Hace años, cuando los híbridos y nosotros no éramos tan diferentes. Ellos decidieron que una forma de comprobar su superioridad sobre los demás era bebiendo sangre. Cuando descubrieron que podían salir de la Madriguera para cazar humanos, tuvieron que intervenir. Fue así como ellos por evolución poco a poco necesitaron de la sangre. En un principio no era necesaria, fue…fue solo por un capricho - termino de decir y frunció el ceño bajando la cabeza.

- ¿Qué pasaría si los obligamos a volver a vivir sin sangre? - preguntó el periodista. El indefinido sonrió

- Eso sería el fin del mundo - respondió con una sonrisa macabra, que hizo temblar a los presentes.

- ¿P-por qué lo dices? - preguntó el periodista.

 

La televisión se apagó. 

 

- Ve a acostarte ahora - dijo la madre de Joana al verla echada en su cama viendo la televisión.

- Okasan, ¿dónde está la Madriguera? - preguntó la niña acomodándose entre las sábanas. 

- ¿Dónde escuchaste eso? - preguntó la madre algo molesta pero la pregunta.

- Estaba viendo una entrevista a un indefinido, ¿es cierto que cuando los híbridos dejen de beber sangre será el fin del mundo? - le propongo. La madre dio un suspiro. 

- No lo creo. Además gracias a la M.C. I estaremos a salvo por un largo tiempo - le dijo su madre acercándose a la cama y dándole un beso en su cachete - Duerme de una vez - le dijo desacomodando el cabello de la niña.

-Oyasumi, Okasan (Buenas noches, mamá) - susurro la niña en su cama cerrando los ojos.

 

La madre salió de la habitación y caminó por los pasillos hasta llegar a la sala de control.

 

- ¿Qué estaba haciendo? - preguntó su esposo.

- Lo de siempre. Viendo televisión - reposando ella restándole importancia.

- Y ¿que veía en la televisión? - pregunto. Su esposa lo miró de una forma extraña.

- No lo sé - mintió. 

- Debo irme, tengo que dirigir la misión personalmente.

- ¿Crees que esos niños están preparados para eso? - preguntó la madre mirando a la pantalla. Donde se mostraba dos fotos de un niño y una niña. El niño tenía el cabello marrón oscuro y la niña de un color más claro. 




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