Después de mi maestra, había pasado por dos relaciones más. La doctora y la psicóloga.
Relaciones totalmente diferentes. Dos años habían pasado ya desde que conocí la magia del amor y el dolor que conlleva no ser correspondido con la misma intensidad.
Necesito… necesito estar solo conmigo mismo. Aún con el pasar del tiempo, todavía seguía pensando en mi maestra.
Dicen que el tiempo y otras relaciones harían que mi corazón sanara y siguiera adelante. Nada había provocado que el amor que yo sentía por ella se acabara.
Un sábado por la tarde me encontraba recostado en el sofá de cuero que mi último perro había decidido masticar.
Estar en casa descansando era la paz que necesitaba. Sobre todo cuando ya se empezaba a sentir el calor del verano y estás en una casa sin aire acondicionado.
Escuché que tocaron la puerta tres veces.
Sólo una persona tocaba la puerta de esa manera. Era imposible. Todo podía pasar… menos que ella estuviera en la puerta de mi casa.
Me puse una camisa arrugada que encontré en el sillón. Me acerqué a la puerta, a ver quién era la persona que estaba afuera. En la mirilla no se reconocía la silueta, estaba recostada hacia un lado, entonces me decidí a abrir la puerta.
Cuando abrí la puerta, ahí estaba ella.
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el primer amor, love, el primer amor pueder ser el unico y verdadero
Editado: 15.06.2018