La mafia

2.1 El nacimiento de un clan mafioso: el camino hacia el poder

La oscuridad de las calles de la ciudad volvió a envolver a Iván, pero el miedo ya lo había abandonado. En su lugar, en su corazón ardía un nuevo fuego: el fuego de la ambición. Él y sus amigos, que antes no eran más que compañeros de desgracia, ahora formaban parte de algo mucho más grande. Al reunirse, discutían planes capaces de cambiar sus vidas para siempre. Cada uno tenía sus propios motivos y objetivos, pero una meta común los unía en aquellos tiempos oscuros.

En una de esas reuniones, en un almacén semiderruido a las afueras de la ciudad, Iván sintió cómo el ambiente se cargaba de energía. Estaba sentado a la mesa junto a Serguéi, Andréi y Alexander. Cada uno aportaba algo al futuro del clan. Serguéi, con su carácter temerario, era siempre el primero en proponer ideas arriesgadas. Andréi, en cambio, era prudente y estratégico, calculando siempre las posibles consecuencias. Alexander bromeaba para aliviar la tensión, pero en sus ojos también ardía la chispa del deseo de poder.

—Debemos empezar poco a poco —dijo Andréi, recorriendo con la mirada a sus compañeros—. El control de las calles es el primer paso. Sin eso, no somos nada.
Iván asintió, comprendiendo que esa era la esencia de su lucha. El poder y el control eran lo único que les daba una oportunidad de sobrevivir en ese mundo despiadado.

Comenzaron a planear sus movimientos, estudiando cómo manipular el entorno. Cada uno se hacía la misma pregunta: «¿Cómo puedo usar a los demás para alcanzar mis objetivos?». Era una sensación nueva: un juego de supervivencia en el que la confianza se había convertido en un lujo. Sabían que no podían apoyarse en nadie más que en ellos mismos. Su interacción empezó a parecerse a un baile, donde cada movimiento y cada gesto tenían importancia.

Iván observaba a sus amigos, dándose cuenta de que sus ambiciones comenzaban a moldear sus personalidades. Serguéi, con su temperamento explosivo, se volvía cada vez más agresivo, mientras Andréi intentaba contenerlo, recordándole los peligros que los acechaban. Alexander, que siempre había querido estar en el centro de atención, empezó a buscar la manera de convertirse en líder dentro de esa nueva dinámica.

—Debemos demostrarle a todos que no somos solo chicos de la calle —declaró Serguéi, apretando los puños con rabia—. Podemos convertirnos en una fuerza con la que haya que contar.
Sus palabras resonaron en el corazón de los demás. Sabían que en la lucha por el poder no habría lugar para la debilidad. Cada uno tenía su papel, y cada uno debía estar preparado para cambiar.

Los primeros pasos fueron dados. Comenzaron a controlar pequeños territorios, cobrando tributos a los comerciantes locales. Era peligroso, pero sentían que solo era el comienzo. El poder que obtenían les daba adrenalina, pero también traía consigo responsabilidad. Iván comprendía que cada decisión que tomaban podía tener consecuencias graves.

Mientras tanto, la tensión creciente entre ellos empezaba a manifestarse. Siempre había alguien que quería más que los demás. Eso generaba conflictos, pero también motivación. Cada uno intentaba superar al otro, y esa lucha por el poder se convirtió en su nueva realidad. La confianza, que alguna vez fue la base de su amistad, comenzaba a resquebrajarse.

Iván sentía cómo su corazón latía con más fuerza. Sabía que no podía permitirse ser débil. Necesitaba convertirse en líder, pero ¿estaba dispuesto a pagar ese precio? En su mente surgían preguntas sin respuestas sencillas. Pero una cosa era segura: su camino hacia el poder apenas comenzaba, y estaban dispuestos a llegar hasta el final, sin importar lo que les aguardara adelante.



#532 en Thriller

En el texto hay: la mafia

Editado: 14.12.2025

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